Minuto 60: La alegría de la pena máxima
BUENOS AIRES, ARGENTINA, 6 DE JULIO DE 1916. La cancha de Gimnasia y Esgrima asiste al segundo partido del primer Sudamericano de la historia. Cinco mil espectadores aprecian una peleada victoria de Argentina sobre Chile, que increíblemente ha sido confinado a jugar los tres primeros partidos del torneo de manera consecutiva, sin descanso de por medio, y tras haber caído en el primer cotejo ante Uruguay ahora sucumbe ante los albicelestes merced a un tempranero gol de Alberto Ohaco. No obstante, los mapochinos oponen resistencia y también ofrecen algunas llegadas sobre el pórtico del meta Carlos Wilson, hasta que en la agonía del primer tiempo, Telésforo Báez logra lo impensado: el empate de los visitantes.
Golpeada, Argentina sale para el segundo tiempo a pelear con rudeza y se produce un punto de quiebre: el ariete chileno Enrique Gutiérrez, piloto de ataque, cae estrepitosamente y sufre la rotura de su clavícula. Queda inutilizado y, en tiempos sin cambios, Chile debe quedar con diez hombres. Y el local no tiene misericordia. Se lanza al ataque y genera un penal que el árbitro brasileño Sidney Pullen no duda en marcar. Se para frente a la pelota Juan Domingo Brown, robusto zaguero de las canteras del célebre Alumni y que ahora milita en Quilmes. El reloj marca el minuto 60 y el remate es inmisericorde: doblega al golero Manuel Guerrero y, así, se marca el primer gol de penal de la historia de la Copa América.
Al instante, los chilenos se desesperan y cometen otro penal. El público no puede creer tal circunstancia peculiar pero nuevamente Brown se para frente a la pelota y pone su doblete desde los doce pasos. Luego Marcovecchio dos veces y nuevamente Ohaco sellan un 6-1 que aplasta las intenciones mapochinas. Tres dobletes en la tarde, pero ninguno tan peculiar como el del gordo Brown, primo de los siete hermanos Gibson Brown que formaron la columna vertebral del Alumni multicampeón. Jugó 36 veces con camiseta argentina y anotó solo dos goles: esos que, de penal, fueron pena para Chile y alegría para Argentina.
Foto: footforever.com
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