Minuto 35: Y Luiz hizo la luz
Argentina 1937 fue la primera Copa América que albergó partidos en horario nocturno. Un 6-4 de Brasil a Chile generó críticas por ello, pese a lo cual hubo una figura que brilló con luz propia llamada Luizinho.
El Sudamericano de 1937 se disputó en Buenos Aires y tuvo bastante de peculiar. Para comenzar, Chile, Brasil, Paraguay, Perú y Uruguay llegaron a tierras argentinas para jugar a partir del 27 de diciembre de 1936, por lo que es una edición de la Copa disputada, en la práctica, en dos años distintos. Y además, como detalle peculiar, se jugaron por primera vez partidos en horario nocturno y se permitió la realización de cambios durante los cotejos..
Perú y Chile fueron los únicos países disconformes con esa última decisión, debido a que sus jugadores no estaban acostumbrados a jugar con iluminación artificial. Por tanto, ambos seleccionados se presentaron bajo protesta común sentada por escrito a la Conmebol. No fue por gusto: los dos equipos terminaron coleros con tres puntos. Incluso se escucharon algunas ofuscadas posturas, como la de Alejandro Scopelli, jugador chileno, quien mencionó que “el fútbol de noche no es propiamente fútbol”. Asimismo, también mostró su queja ante la radical medida de los cambios: “La afición se la pasó reclamando a sus favoritos y los directores técnicos les dieron el gusto”, dijo el futoblista mapochino.
Fue justamente en un partido protagonizado por Chile en el torneo de 1937, ante Brasil, que surgió la mayor parte de los reclamos debido al amplio marcador: un 6-4 a favor de los brasileños, dizque inflado por goles obtenidos debido a la falta de visión. No obstante, varios de los brasileños no se mermaron y hasta hubo quienes se dieron el lujo de marcar un doblete, como Luiz Mesquita de Oliveira, alias Luizinho..
Minuto 35
Ante la presencia de 20 mil espectadores, Brasil y Chile se vieron las caras un 3 de enero de 1937 en 'La Bombonera' con luz artificial y arbitraje del argentino José Bartolomé. Muy temprano, Patesko puso el primero para los garotos a los 2 minutos. Parecía que Brasil se la llevaría fácil debido a que, cuatro minutos después, Carvalho Leite anotó el segundo de la noche. Chile pareció reaccionar con la desventaja de dos goles y Avendaño descontó a los 19’, mientras que a los 25’ Toro puso el empate en la cancha de Boca. La alegría no duró lo suficiente para los mapochinos y, un minuto después, apareció nuevamente Patesko para darle ventaja al cuadro verdeamarelho. El golpe fue duro para los chilenos y no tuvieron tiempo para reaccionar, pues llegó el 4-2 a favor de Brasil por medio de Luizinho Oliveira, quien en ese entonces era figura del Sao Paulo.
Brasil quería acabar con todo de una buena vez y, a los 35 minutos, nuevamente Luizinho se hizo presente en el marcador, sellando la goleada momentánea y justificando su condición de ídolo. Cuando todo hacía indicar que se acabaría la primera mitad sin más goles, Riveros descontó para los chilenos. Para la segunda mitad, el encuentro se tornó mucho más cerrado y a Roberto puso el sexto para los garotos, mientras que Toro marcó el cuarto gol chileno para finiquitar el abultado 6-4.
Culminado el encuentro, aparecieron los críticos de siempre para decir que se habían producido varios goles debido a que los jugadores no estaban acostumbrados a jugar por la noche. Lo cierto es que a los brasileños no pareció afectarles la iluminación; a Luizinho se le prendió la luz y, además de ser la figura del encuentro, fue uno de los goleadores del certamen. Esto lo motivó y años después, en 1944, tras haber jugado dos mundiales con el 'Scratch' (1934 y 1938) fue goleador del Paulistao con 22 tantos y se ubicó dentro de los seis máximos goleadores de la historia del Sao Paulo FC con 145 anotaciones. Sin duda, sobrarán luces para recordarlo.
Composición fotográfica: Kenny Romero / DeChalaca.com
Foto: Conmebol
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