Minuto 31: Morel para agarrar moral
El año 1979 fue muy especial para el fútbol paraguayo. Olimpia ganó la Libertadores y la selección, la Copa América. En ese torneo, eliminó a Brasil en semifinales. En el partido de vuelta, en Río de Janeiro, el primer empate lo puso Milciades Morel a los 31'.
El 27 de julio de 1979, Olimpia ganó para Paraguay la primera Copa Libertadores con un grupo de jugadores combativos, muy al estilo guaraní, que llevó al tope el espíritu de toda la nación. Un mes y dos días después, la selección paraguaya inició su participación en la Copa América con la confianza de saberse en uno de los mejores momentos de su historia. Guerreros y agrandados, los ‘paraguas’ empezaron a disputar los partidos de ida y vuelta en la segunda Copa que se jugó sin sede fija. Sus rivales de grupo fueron el siempre temible Uruguay y Ecuador, que toda la vida ha contado con la altura de Quito como un aliado que complica en demasía a sus visitantes.
El arranque no pudo ser mejor. La albirroja se impuso a los 2,850 m.s.n.m. donde está el estadio Atahualpa y a la selección norteña por 1-2. Más adelante confirmó su superioridad sobre la tricolor ecuatoriana cuando la dejó sin chances en el Defensores del Chaco con un claro 2-0; ese partido marcó, además, el debut de Julio César Romero, ‘Romerito’, en la selección de su país. Contra Uruguay no fue tan sencillo pues se empató sin goles en Asunción. El último lance del grupo enfrentaba a estas dos selecciones en Montevideo, con el local con tres puntos y los guaraníes con cinco. Pero en el Centenario, los celestes no pudieron remontar y el empate 2-2, con dos goles de Eugenio Morel para la visita, clasificó a Paraguay a las semifinales de la competencia. En esa instancia lo esperaba Brasil, un monstruo de varias cabezas como Zico, Falcao, Sócrates y Roberto Dinamita, que había eliminado a la Argentina campeona del mundo. Un monstruo que podía devorarse a cualquiera, pero no a estos valientes paraguayos.
Minuto 31
Paraguay solo había derrotado dos veces en su historia, hasta ese entonces, a Brasil, pero la confianza que se tenía era notable. En el choque que se jugó en el Defensores del Chaco, la albirroja volvió a demostrar de qué estaba hecha y derrotó a los temibles brasileños por 2-1 frente a 50,000 compatriotas suyos a los que no les cabía la felicidad en el cuero. Eugenio Morel y Talavera marcaron los goles en el primer tiempo, antes de que Palinha consiguiera el descuento a once minutos del final. El triunfo se quedó en casa y la confianza estaba más alta que nunca. Con esas ganas, Paraguay viajó a Río de Janeiro, donde tenía que mantener la ventaja.
Los cariocas no se demoraron en hacer notar su juego vistoso y monopolizaron la pelota. Eran dueños del partido, pero enfrente estaba el duro muro guaraní que lograron superar a los 29’. Fue un remate fuerte de Falcao que se coló en el arco de Fernández tras rebotar en la base de su poste derecho. Pero el júbilo de los 80,000 brasileños que estaban en el Maracaná duró un suspiro. No habían terminado de celebrar cuando el atrevido ‘Romerito’ se escurrió entre la marca por el medio y abrió a la izquierda para Eugenio Morel, a la postre goleador de la Copa con cuatro goles. El delantero, ni bien recibió, sacó el centro, a los 31’, hacia su hermano Milciades que se encontró solo frente al arco y lo llenó de gol con un derechazo alto. Así de rápido igualaron, así de rápido ganaron la moral necesaria para cumplir el objetivo.
En el segundo tiempo las cosas volverían a verse difíciles para los guaraníes cuando Sócrates puso el segundo, pero ‘Romerito’ haría visible su calidad -otra vez- y marcó el 2-2 definitivo que colocó a su selección en la final. Allí vencería a Chile, que se dio el gusto de dejar fuera a Perú -vigente campeón-, en la otra semifinal. Fue 3-0 en Asunción, con otra anotación de Milciades Morel; 1-0 en Santiago; y, 0-0 en el tercer y definitivo partido que consagró campeón a los paraguas por diferencia de gol.
Composición fotográfica: Kenny Romero / DeChalaca.com
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