Minuto 25: Cholo soy

La Copa América conseguida en Caracas, en 1975, llegó casi a la mitad de la época “dorada” del fútbol peruano. La clasificación a Alemania 1974 se había quemado saliendo del horno al perder el partido extra ante Chile por 2-1 en Montevideo, tras dos encuentros en Lima y Santiago que se habían saldado por una victoria por bando. Muchos todavía se seguían lamentando por la ausencia del ‘Nene’ Cubillas en aquel decisivo partido, lo que llevó a varias especulaciones y la salida de Roberto Scarone, DT de aquel entonces.
Entonces, Perú llegó a la Copa América de 1975 con toda la sed de revancha y con Marcos Calderón en el banco. Ante el desinterés de los países de la Conmebol por seguir participando en el torneo, la Confederación decidió realizar el campeonato sin sede fija con partidos de ida y vuelta. Así, ocho años después, se volvía a realizar un campeonato sudamericano de selecciones. La Copa América dividió a los países en tres grupos de tres equipos con Uruguay clasificado automáticamente a semifinales por su condición de campeón vigente. El ganador de cada grupo accedía a la semifinal.
En el grupo, Perú tuvo un rendimiento espléndido -no se puede decir menos- al empatar en Chile y lograr un triunfo en Bolivia. Luego, de local, despachó a ambos con dos 3-1 para quedar como puntero absoluto del grupo. En semifinales, el recordado partido ante Brasil que se ganó por 1-3 en Belo Horizonte y se perdió 0-2 en Lima. Luego, el sorteo y la famosa “bolita fría” -en realidad una balota de papel- que le otorgó a la blanquirroja la oportunidad de disputar su segunda final en el torneo. La anterior se había ganado en 1939. El rival en esta ocasión era Colombia.
Minuto 25
Perú y Colombia habían conseguido la victoria como locales y el campeón de la edición de 1975 debía decidirse en un partido extra. Se decidió que Venezuela fuera la sede. Los cafeteros habían llegado a la final gracias a jugadores de la talla de Pedro Antonio Zape -legendario arquero- y los atacantes José Ernesto Díaz y Willington Ortiz.
Como en la mayoría de páginas de gloria del fútbol peruano, está también se encuentra entreverada con varios mitos y leyendas sobre lo que ocurrió. Es conocida la historia de la negativa de Rinus Michels, entrenador del Barcelona, de dejar partir a Hugo Sotil para jugar algún encuentro del campeonato. Cuando el ‘Cholo’ llegó el mismo día de la final, se tejieron varios cuentos: que se había escapado sin permiso, que le regaló un reloj de oro a todos sus compañeros. Sin ánimo de juzgar la veracidad de lo relatado -puede que sea cierto-, Sotil, la estrella del momento, llegó a Caracas para disputar el último partido del torneo. Y vaya repercusión que tendría su arribo.
Perú había comenzado ligeramente superior el encuentro con un Teófilo Cubillas en su mejor estado físico. Los ataques llegaban y en una de esas tantas peloteras en el área, el rechazo le quedó al ‘Nene’ lejos del arco. Cubillas le pegó con violencia y el balón se impactó en un rival. En esa zona peligrosa se encontraba el ‘Cholo’ Sotil merodeando atento. La estrella del Barcelona pescó el rebote y de primera disparó al fondo de las redes. Algarabía total para la blanquirroja. Luego, el ‘Cholo’ generaría un penal de Zape que este mismo se encargaría de atajarle a Cubillas. Pero no importaba.
Con el pitazo final, Perú consiguió uno de los logros más importantes de su historia. La campaña que había comenzado a mediados de julio terminaba de la mejor manera el 28 de octubre de 1975. Perú comenzaba a vivir sus mejores años y las eliminatorias para Argentina ’78 estaban al alcance de la mano.
Composición fotográfica: Kenny Romero / DeChalaca.com
