Minuto 82: Travesuras del Nene

Repasando el palmarés de los enfrentamientos entre Perú y Brasil, el saldo para la selección nacional es desalentador: de 39 partidos ante la verdeamarelha, los nuestros apenas han ganado en tres oportunidades. Como es sabido, dos de esos tres triunfos fueron en tierras brasileñas; uno de ellos, qué duda cabe, es el principal estandarte cuando se hace referencia a una actuación con ribetes históricos de la blanquirroja: el 1-3 en Belo Horizonte, por la Copa América de 1975, sobre todo por el soberbio golazo de tiro libre que concretó el ‘Nene’ Teófilo Cubillas.
Aquella gesta del combinado patrio, dirigido en ese entonces por Marcos Calderón, estuvo acompañada de algunos detalles que marcaron una pauta en el certamen a nivel de selecciones de esta parte del continente. Para empezar, desde 1975 el torneo dejó de llamarse Campeonato Sudamericano; además, fue la primera de las tres ediciones de la Copa América que se disputó sin sede fija y, desde su inauguración hasta la gran final, el certamen tuvo una duración de 103 días.
Tras dejar en el camino a Chile y Bolivia en la Primera Fase, Perú debió rivalizar ante una selección brasileña que, a lo largo de la Copa, conformó un plantel con la mayoría de jugadores provenientes de Cruzeiro y Atlético Mineiro; ambos, del estado de Minas Gerais. Aquella noche, la selección nacional escribió una de sus páginas más importantes con el triunfo en condición de visitante, aunque no supuso el grado de dificultad que luego tendría para acceder a la final.
Minuto 82
El 30 de setiembre de 1975, en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, se jugó el partido de ida de las semifinales. Sobre los 19’, Perú silenció a las tribunas y se puso en ventaja. El ‘Nene’ Cubillas habilitó de forma magistral al ‘Loco’ Enrique Casaretto y este, tras aprovechar un mal rebote que otorgó un defensor y la falsa salida del portero Raúl, perforó las redes locales. Todo era felicidad en tienda nacional. Sin embargo, en el reinicio de las acciones, sobre los 54’, Teófilo Cubillas tuvo el infortunio de dejar picando el balón tras un tiro libre -en su intento por bloquear el disparo- y le dejó servida a Roberto Batata, quien no tuvo dificultades para vencer a Otorino Sartor. Era el 1-1, acaso merecido para los dueños de casa. Igual, la selección peruana y el ‘Nene’ tuvieron su revancha.
El partido había entrado en la recta final, y todo hacía suponer que la serie se resolvería a la semana siguiente, en Lima (algo que, a fin de cuentas, ocurrió). Hasta que llegó el minuto 82. El árbitro argentino Miguel Ángel Comesaña sancionó un tiro libre a centímetros del área. En un primer momento, el ‘Flaco’ Alfredo Quezada dio la impresión de ubicarse frente al balón, pero apareció en escena Teófilo Cubillas y, con él, un pícaro diálogo entre los jugadores nacionales que “desacomodó” a la barrera y al guardavallas brasileño. El ‘Nene’, casi caminando y sin dar señales de una ejecución portentosa, sacó el derechazo e incrustó el balón en el ángulo superior izquierdo de Raúl, quien no pudo ni rozar su trayectoria. Golazo. Perú se ponía en ventaja y, a escasos minutos para el cierre del partido, parecía resolver la historia.
Luego, a falta de dos minutos para el final, llegó el segundo tanto en la cuenta personal de Casaretto, el que selló el 1-3, acompañado del recordado “saltito” del ‘Loco’ que pasó a la posteridad. En el duelo de revancha, Perú sucumbió por 0-2 y dio pie al peculiar sorteo (el de la “bolita fría” que sacó la hija de Teófilo Salinas, por ese entonces presidente de la CSF) que lo insertó en la final, donde superó en partido extra a Colombia y obtuvo su segundo título sudamericano. Sin embargo, la escena más importante de la selección en aquel certamen, de lejos, tuvo el sello antológico del ‘Nene’ Cubillas, en una de sus tantas “travesuras” que, por algo, lo convierten en el jugador más representativo en la historia del fútbol peruano.
Composición fotográfica: Kenny Romero / DeChalaca.com
