Ay ay ay, Recuay

Hace poco menos de un año, la ‘Amenaza Verde’ comenzaba a tener problemas con su habitual localía en el estadio Rosas Pampa de Huaraz, luego de que este no reuniera las condiciones mínimas para albergar un campeonato internacional como la Copa Sudamericana. En aquel certamen, Sport Áncash hizo las veces de local en Huancayo y luego -por fina cortesía de José Mallqui para con Palmeiras- en el Nacional de Lima.
Así, el gobierno regional de Áncash y el IPD se decidieron al fin a poner fecha para la remodelación del Rosas Pampa. Y Sport Áncash debió mudarse al Gerardo Lara Guerrero de Caraz, donde dejó de ser aquel equipo temido por los visitantes y se convirtió en uno de los peores locales del campeonato. Pocos repararon en una diferencia sustancial: Caraz está a 2,256 metros sobre el nivel del mar (mnsm), mientras Huaraz está a 3,080. La diferencia es ostensible.
Ello, sumado a que en Caraz hubo partidos con asistencia menor a las 1,000 personas, hizo que Mallqui decidiera volver a mudar al equipo, pero esta vez a una ciudad donde sí pudiera aprovechar la altura. La elegida fue Recuay, que no solo recupera la altura perdida por la mudanza, sino que la eleva: son 3,422 msnm, tan temibles como que el Cusco, allí donde todos han acostumbrado ver inexpugnable a Cienciano, tiene "solo" 3,399 msnm.
Así, el debut en la fase de series para el equipo de Mario Flores fue ante su clásico rival, el José Gálvez de Chimbote. El apoyo del público recuaíno fue total y los 7 mil boletos se vendieron como pan caliente. Además de caber ni un alfiler en las tribunas del estadio Municipal, tampoco había espacio en las ramas de los árboles contiguos al estadio, ya que la gente que no pudo conseguir una entrada no tuvo otra opción que treparse a ellos para no perderse el partido más importante de la región. El equipo verde fue siempre alentado por su público para ir hacia adelante, y teniendo en cuenta que las tribunas en Recuay están bastante más cerca al campo de juego que las de Caraz, la presión es mayúscula en partidos donde el cansancio por la altura empieza a convertirse en protagonista con el correr de los minutos.
Foto: Julián Osorio Sánchez
