Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

El sistema de campeonato en la Primera División es el tema favorito de cada final de año. Son pocos los tópicos en el fútbol peruano que despiertan tanto interes, acaso porque a todos en la comunidad del fútbol los afecta y todos creen también que algún tipo de influencia sobre el tema pueden ejercer.

Está sobrediagnosticado, y no solo por DeChalaca, que pocas taras son tan grandes en el Descentralizado como el hecho de que su sistema sea inestable cambie cada año. Es aburrido ya repetir la lista de males que genera: confusión en el aficionado, dificultades para cualquier planificación logística, imposibilidad de volverlo un producto creíble para la empresa privada y un largo etcétera. Eso no constituye novedad.

Sí se ha acentuado en los últimos años, sin embargo -y de la mano del auge de las redes sociales-, un problema serio: el debate entre hinchas de noviembre, en el que las bases del torneo se cuestionan esencialmente a partir de las preferencias por determinado club, ha influido en modificaciones absurdas a los sistemas de definición del año siguiente. Basta repasarlo.

Néstor Duarte marca el penal decisivo para el título de Universitario en 2013. (Foto: archivo DeChalaca.com) 

- En 2013, la final la jugaron Real Garcilaso y Universitario. En la ida ganó la 'Máquina' 3-2, y en la vuelta lo hicieron los cremas por 3-0. Pero como -quizá por el interés de taquilla y televisión de inducir una tercera final-, la diferencia de goles no contaba, se tuvo que jugar un tercer partido en Huancayo, en medio de protestas de la hinchada merengue, que consideraba absurdo no haber campeonado directamente pese a tener marcador global a favor.

- El sistema se mantuvo para 2014, cuando la final la jugaron Sporting Cristal y Juan Aurich. En la ida, igualaron 2-2 en el Elías Aguirre; y en la vuelta, fue 0-0 en el Nacional; eso los llevó a un tercer partido en Trujillo. Igual, en la semana previa, los hinchas cerveceros protestaron por no haber campeonado automáticamente pese a tener más goles de visita.

- Vistos los antecedentes, para 2015 se modificó en bases el sistema de la final: se resolvería por norma FIFA. Llegaron Melgar y Cristal, que en Lima empataron 2-2 y en Arequipa chocaron con triunfo rojinegro por 3-2 y consecuente vuelta olímpica. Pero el drama se reinstaló en 2016, cuando ambos protagonistas repitieron el plato y fueron los rimenses los que campeonaron tras empatar 1-1 en Arequipa y 0-0 en Lima. El corillo generalizado era que resultaba "absurdo que un club campeone sin haber ganado ninguna de las finales".

Cristal y Melgar empataron en 2016, pero el gol de visita determinó el título rimense. (Foto: Pedro Monteverde / DeChalaca.com) 

- Con esa última experiencia, para 2017 se revirtió la medida y se estableció que en la final no contaría la diferencia de goles y en cualquier caso se jugaría un tercer partido. Pero ni siquiera llegó a darse la final, ya que se había establecido que a diferencia de 2015 y 2016 -cuando hubo semifinales-, en 2017 clasificarían directamente a ellas el campeón del Apertura y el campeón del Clausura. Como fue el mismo equipo (Alianza Lima), se consagró automáticamente campeón nacional en medio de cuestionamientos por "la facilidad con la que lo había logrado".

- En atención a estos últimos reclamos, para 2018 se ha restituido la figura de las semifinales: como ocurrió en 2015, debían participar de ellas los campeones de los Torneos de Verano, Apertura y Clausura y el mejor ubicado en el acumulado fuera de ellos tres. Pero resultó que Sporting Cristal ganó los dos primeros torneos, por lo que está directamente clasificado a la final, y la única semifinal la jugarán el campeón del Clausura y el mejor ubicado en el acumulado fuera de él y los cerveceros: por las posiciones en las tablas, esos cupos los ocuparán indefectiblemente Melgar y Alianza Lima, en cualquier orden. Pero además resulta que como las semifinales fueron reintroducidas a las bases, arrastran el sistema de definición: no cuenta la diferencia de goles y, ya que no hay tiempo para un tercer partido, en caso de empate en puntos en el ida y vuelta se resuelve por penales más allá del marcador global.

Evaluar tantas idas y vueltas, así como sentidos de justicia deportiva o lógica espacial, es absurdo. A todo lo expuesto, basta solo decirle dos cosas. Primero, que ningún sistema de torneo de liga que no sea todos contra todos y en el que al final de la tabla campeone el que hace más puntos es perfecto. Y segundo, que ningún sistema de torneo de copa que no sea el de FIFA, por el cual se premia el gol de visita para incentivar el fútbol ofensivo, es superior a ese.

Melgar y Alianza Lima se verán las caras en las semifinales del Descentralizado 2018. Cristal espera. (Foto: Agencia Click)

En el Perú no solo se diseñan sistemas alternos de liga y de copa, sino -lo que es peor- que ambos se entremezclan a la fuerza. Argumentos cavernarios como "nuestra realidad es muy diferente de la de Europa", "hay que entender la idiosincrasia del hincha", "hay que inventarle definiciones al hincha" y demás sinrazones tropicales se repiten y repiten para defender migajas cortoplacistas sin ningún contraste válido más que el objetivo y real: el fútbol europeo, organizando sus competiciones a la europea, ha conseguido ganarle al apasionante fútbol sudamericano cuatro de cinco Mundiales este siglo.

De cara a 2019, la nueva Liga de Fútbol Profesional tomará las riendas del torneo de Primera División. En principio, se ha hablado de mantener el esquema de Apertura y Clausura a una sola rueda por lado, con los campeones de cada cual como finalistas por el título nacional. Y en el medio, de un torneo de copa que involucre clubes de Primera y Segunda División. Como ya se señaló, no es un sistema perfecto: ninguno lo será mientras no se llegue al formato europeo convencional. Pero sí constituye un avance, por lo menos, en términos de separar el formato del liga del de copa, y además de procurar la integración de dos categorías como Primera y Segunda que deberían ir mucho más de la mano de lo que históricamente han estado.

En paralelo, ya resuenan las voces que le atribuyen falta de capacidad a la nueva Liga para hacerse cargo del torneo. En realidad, lo más importante es que justamente lo que diversos voceros de los clubes están tratando de defender no se dé más: que ellos quieran seguir siendo jueces y parte y autorregularse. No importa si el torneo lo hace la FPF, la Conmebol, la FIFA o la ONU: lo que interesa es que ya no lo organicen los propios clubes, porque ellos tienen incentivos naturales a velar por el interés deportivo particular de cada uno y no a buscar la maximización del beneficio colectivo. Se necesita abandonar el modelo asambleísta y seguir uno más empresarial; tener menos delegados y más gerentes. Y por supuesto, tener claro que el lugar del hincha y su corazón caliente es la tribuna, y que en los escritorios lo que se necesita es desapasionamiento, frialdad y fino criterio empresarial para toda toma de decisiones. 

Fotos: Pedro Monteverde y archivo DeChalaca.com


Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy