Irán - España: A Costa de uno
Kenny Romero | @kenny_romero Director Periodístico |
Las epopeyas no están estigmatizadas en Rusia, más allá de lo engalanoso que resulte ver cómo los chicos se convirten en grandes y hagan presas del apuro a los archifavoritos. En general, el Mundial aun está lejos de ser ese banco de sorpresas en el que la ilógica se convierte en un patrón definido y termina arrojando catástrofes de alta magnitud. En esa línea, Irán tuvo en sus manos la posibilidad de despedir abruptamente a una España que por ahora vive del piloto automático de Fernando Hierro. No obstante, desechó con sus pies el que pudo ser el gran golpe de la máxima justa y prolongó el desenlace del Grupo B.
Vale añadir, a su vez, que la posesión del balón también se inmiscuyó en ese afán ilógico de no sentenciar premisa alguna. En Kazán, España fue gradualmente amplio dominador y futbolísticamente superior a un seleccionado iraní que, con el precedente de su triunfo ante Marruecos, se tomó las licencias necesarias para especular y -como resulta obvio- defender sin sonrojarse. Hombre por hombre y línea por línea, los ibéricos lucieron más dotados y lo suficientemente articulados para avasallar a su rival, pero fueron incapaces de superar con facilidad el gran cerrojo que interpuso Carlos Queiroz.
Si el cuarteto mágico comandado por David Silva, Isco, Andrés Iniesta y Lucas Silva afrontó complicaciones para hilvanar con Diego Costa, fue puntualmente por ese acecho colectivo, casi intimidante, que plasmaron en bloque Ramin Rezaeian, Majid Hosseini, Morteza Pouraliganji y el capitán Ehsan Hajsafi, los hombres del bloque posterior asiático que tuvieron constante apoyo -y sacrificio- de la zona de recuperación del mediocampo, y en general de casi toda su oncena.
Por esa razón no sorprendió apreciar, sobre todo en el primer tiempo, a una Irán casi en modo jaula de pájaro, al rescate de todo lo que se coló en su territorio y en salvaguarda el pórtico del eficiente Alireza Beiranvand. Eso, dicho sea de paso, decantó en un espectáculo de escasas emociones, con escasez de claridad en la zona frontal; ergo, el negocio redondo para una selección que almacenaba un gran invicto en partidos oficiales (no perdía desde el 3-1 ante Bosnia y Herzegovina por Brasil 2014).
No obstante, aunque Fernando Hierro no efectuó una variante nominal o táctica de cara al periodo complementario, sí le insertó una predisposición a su oncena. Así, el chip español varió desde el saque y el cuadro ibérico estuvo muy cerca estuvo de anotar, como en la acción de Gerard Piqué tras un tiro de esquina o el vistoso remate de Sergio Busquets que obligó la estirada del meta Beiranvand. Así, tras una clarinada visualmente increíble de Irán (tiro fortísimo de Karim Ansarifard que penetró la red lateral de David de Gea pero que pareció gol), llegó la única anotación del partido: el enrachado Diego Costa se topó con la fortuna y, tras controlar un servicio de Iniesta, se sirvió de un mal rechazo de Rezaeian -que rebotó en su pierna- para poner en ventaja a la 'Furia'.
El gol, contrariamente de lo que debió suponer -tranquilidad y dominio-, puso más bien contra las cuerdas a España y le terminó dando vida a una Irán que gritó a rabiar una conquista de Saeid Ezatolahi, la cual instantes después fue anulada por el uruguayo Andrés Cunha producto del VAR, luego de una posición adelantada a la salida del meta De Gea. Tras ello, a España tan solo le bastó que se bajara la persiana para rubricar el 0-1, ponerse en la línea de Portugal y depender de sí misma para clasificar a octavos de final.
After Party
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El Resumen
El Gol
⚽️ 54' GOL @MotosHyosung DE ESPAÑA. ¡¿Otro autogol en el Mundial?! No precisamente. Diego Costa gira para pegarle de zurda, la pelota rebota en Rezaeian y de carambola le cae al 'Lagarto'. Y así pasó. #IRN 0-1 #ESP @DeChalaca 👉 https://t.co/gtveSa0qMx pic.twitter.com/u7fOO9SR3m
— Aldo Ramírez Tello (@ramireztello) 20 de junio de 2018
Fotos: FIFA
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