Alianza Lima: Ambición costosa

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Jair Villanueva | @Jair_Villanueva Editor |
No hay una figura táctica que le haya hecho más daño a Alianza Lima este 2017 que el 4-3-3. Lo ha sufrido con rivales de distintos niveles: Universitario -el primer clásico en el Monumental-, Independiente y Melgar. Este esquema en dos variantes (4-1-4-1 o 4-3-2-1) ha sido la pesadilla de Pablo Bengoechea sobre todo por una razón: la poca determinación y comunicación de sus bandas.
Frente a Melgar, Luis Ramírez y Germán Pacheco fungieron como falsos extremos, con mayor actividad para buscar pases interiores. Esta apuesta pudo funcionar a cuentagotas (sobre todo en el inicio del segundo tiempo). Sin embargo, no fue aprovechada debido a la pasividad de Alexis Cossío y Fabio Rojas. Finalmente, Rinaldo Cruzado y Óscar Vílchez fueron obligados a un mayor esfuerzo ante la superioridad numérica de Melgar (ver gráfico 1).
En el segundo tiempo, con los ingresos de Érinson Ramírez y -tras el 1-0 de Melgar- de Kevin Quevedo entre los 58' y 68', Alianza se rompió en tres bloques: la línea de cuatro defensores y Cotrina; Vílchez y 'Cachito' Ramírez; y los tres atacantes, Lionard Pajoy, Quevedo y Érinson Ramírez. Estos dos últimos se encasillaron en el uno contra uno, lo que los aisló de la volante (ver gráfico 2).
Así, pues, sea por sus extremos o por los laterales -sin importar el nombre de turno-, Alianza es castigado ante el 4-3-3 por el nulo protagonismo de sus bandas, y no siempre será salvado por sus volantes. A Bengoechea solo le queda seguir rebuscando o inventando a los intérpretes adecuados para su propuesta, en un plantel que en seis meses no parece tenerlos.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez y Jair Villanueva / DeChalaca.com
