Nueva generación de hinchas de la selección: Mejor que la primera vez

![]() |
Jair Villanueva | @Jair_Villanueva Editor |
Diez minutos para el final y pasaron cinco, luego diez, y así siguieron las filas de personas que salieron por la parte baja de la Tribuna Sur del Monumental. La mayoría murmuró un "lo mismo de siempre". Pocos se quedaron a sufrir, con una pequeña esperanza detrás de un proceso sin argumentos para sostenerla. Aquella Eliminatoria Sudáfrica 2010 hizo a la fuerza el carácter de un hincha a la que le vendieron "la mejor generación de la historia". Y luego tuvo que ver cómo entre Paolo De La Haza, Daniel Chávez, Piero Alva, Hernán Rengifo, Johan Fano, entre otros, sostenían a un Perú con la rodilla sobre la lona.
Anda y ve
Tercer minuto de descuento y el estadio ya lucía vacíos en sus distintas tribunas. Hubo una que otra arenga desde algún lado y unos diez cantando desde el centro de Sur. Aquel día fue el tercer partido de La Blanquirroja, barra de la selección. Hasta hoy el que debe ser el más duro, porque el silencio de aquellos minutos en el Monumental se logró escuchar. Las voces, en cambio, parecían intentos fallidos como los de Johan Fano hasta ese momento de la noche.
Luego de una posesión larga de Argentina, que hizo más notable el silencio del Monumental, llegó al fin el balón a la selección peruana. Quien escribe cantaba por inercia, como cuando un jugador tiene que buscar el empate o la victoria porque lo necesita, para no dejar un esfuerzo a medias. Así alentaba La Blanquirroja y así Juan Manuel Vargas respondió. Hoy no está en la convocatoria, de hecho ese Vargas 2007-2010 nunca regresó.
Con la '6' en la espalda recibió un pase corto de Rengifo, y desde Sur solo se vio la espalda de Vargas y la de Sebastián Battaglia a la par, mientras el balón se acercaba al arco argentino. Se observó también cómo las rodillas del 'Loco' se flexionaban a medida que avanzaba, mientras la respiración se contenía cada vez más desde la tribuna. Era caer o seguir hasta donde las piernas respondan para Vargas, así como para La Blanquirroja fue quedar en silencio o alentar hasta donde la voz diga basta. Lo físico les dio un último aliento, y Johan Fano desahogó la tensión, la desesperanza, el pesimismo y el optimismo, todo en un grito de gol.
Desde ese día, desde aquella corrida de Juan Manuel Vargas y gol de Johan Fano, la esperanza se ha fortalecido para el nuevo seguidor de la selección. Sirvió para empatar, para el orgullo, para el desahogo, para tallar el coraje de una generación que no compra el hígado que se venden. Una generación de hinchas que pasó del gol agónico de Johan Fano para empatar, al palo de Luis Ramírez para quedar a una nada de ganar. Que la tercera sea agonía de nuevo, pero con victoria. Con menos o con más, ya le hicimos dos muy buenos partidos ante la Argentina.
Foto: José Salcedo
