Proyecto de selecciones: Articulación impostergable

El fútbol peruano está más allá de los nombres. Radica en sus valores y organización. En sus divisiones menores y en sus clubes; en sus competencias a todo nivel. El enfoque pasa, pues, por el proyecto que se busca trazar con los objetivos, el diseño, las estrategias y el control de lo planeado en el marco de un determinado ciclo. No pasa, en primer lugar, por definir nombres y luego planificar. Saber lo que se quiere lograr y cómo se va a lograr, por consiguiente, tiene que estar claro desde una cancha de fútbol hasta la oficina del presidente de la FPF. Y desde allí, buscar a los idóneos como ha ocurrido con Juan Carlos Oblitas, director de todas las selecciones, quien fue gestor clave en la llegada de Ricardo Gareca, aunque algunos -cada vez menos- quieran decirlo en voz baja o solo lo pasen por alto.
Pese a la proyección que se quiere lograr, lo sucedido con la Sub-22 pone en el asador ahora a Víctor Rivera; como antes, en distintas selecciones, ocurrió con Pablo Bengoechea, Sergio Markarián, Paulo Autuori, Gustavo Ferrín y un largo etéctera. En un medio acostumbrado a personalizar el éxito y el fracaso -ansioso de figuras mesiánicas a las cuales, luego, también se les pueda responsabilizar incluso de las irresponsabilidades del medio- es moneda corriente desenfocar las prioridades del fútbol peruano para crecer y reestructurarse, por llevar el cortoplacismo en el ADN con nombres que salen y nombres que llegan; más resultados que prometer, más portadas por vender y, de un tiempo a esta parte, más likes que ganar y más tuits por retuitear.
Por ende, es un rasgo muy común que la sociedad futbolera peruana no pueda vivir sin héroes y villanos, e incluso los envuelva con la misma etiqueta en menos que lo que dura un supuesto fichaje en confirmarse y desmentirse. ¿Cómo pensar en el largo plazo sin paciencia y formalidad? A Daniel Ahmed, en Sporting Cristal, en menos de un año le han pedido que se vaya y también le han pedido disculpas. Además, sin aún estar en la FPF, le dijeron que no debía estar; muestra del nulo criterio no solo para valorar el trabajo del ‘Turco’, sino también para perturbar el trabajo de un profesional en una institución distinta.
En DeChalaca no obviamos críticas hacia los defectos de campañas anteriores, pero siempre las plantearemos con una vocación constructiva y analítica, sin buscar confrontaciones que restan y desde un lugar que nos hace también responsables del crecimiento del fútbol peruano. Por ello, creemos que caer de nuevo en sensacionalismos del corte de descontextualizar ocurrencias de la problemática global -como el hecho de que a la Sub-22 le haya ido mal en Toronto y que los clubes no hayan cedido a trece jugadores que Víctor Rivera pensó convocar- solo obstruye las preocupaciones relevantes por corregir y avanzar, que exigen un proyecto que convoque todos los niveles del fútbol peruano.
Para DeChalaca, por ello, es importante observar y darle prioridad, a nivel de selecciones, a la coordinación y el trabajo desde su director general, Juan Carlos Oblitas, hasta los técnicos de cada categoría para mantener una misma misión y visión que culmine en una selección mayor competitiva. Mientras el enfoque esté en culpar a fulano o mengano y la indignación tenga su mirada en lo irrelevante, el tiempo pasará y el resto de América crecerá. Es hora, entonces, de que la FPF tenga una voz firme y defina cómo se va a trabajar entre la selección mayor y el resto de categorías. Desde 1991, cuando existen torneos estables en las categorías Sub-17 y Sub-20, no ha existido en el Perú ningún trabajo en conjunto con la selección mayor. No se debe esperar más: esa articulación es impostergable.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: Luis Chacón / DeChalaca.com
