Alianza: Cerca no es suficiente
Las cifras
- El goleador del equipo: Mauro Guevgeozián (16 goles)
- El mejor resultado: Alianza 5 - Cienciano 0 (Clausura, fecha 10)
- El peor resultado: Cristal 3 - Alianza 2 (Clausura, fecha 12)
- Cantidad total de jugadores empleados: 33
- Cantidad total de jugadores Sub-20 utilizados: 9
- Técnicos: 1 (Guillermo Sanguinetti, fechas 1 a 45)
La táctica
Sanguinetti se caracterizó por priorizar el orden y el físico de sus jugadores, características que tanta falta le hicieron a Alianza años atrás. No gustó mucho, sobre todo por ese aroma a fútbol bonito y buen toque al que el hincha blanquiazul relaciona con su equipo. El topo cree más en el resultado que en la tradición, y para llegar al resultado hay que plantear un esquema efectivo y no soñador.
Disgustó a muchos desde el inicio. Se le acusó de tirar por la borda el estilo aliancista para pasar a un juego más defensivo y calculador. ¿Alianza sin la pelota? Sí. Y le funcionó. Se acostumbró a alinear un 4-2-3-1, a veces invirtiendo la volante a un 4-3-2-1 según las circunstancias. Forsyth fue el dueño de los tres palos. El repatriado Roberto Guizasola por la derecha, Koichi Aparicio hizo dupla con Wálter Ibáñez en la central y Luis Trujillo a la izquierda, suplido cuando lesionado por el hermano menor de Cucurucho, Guillermo. Posteriormente, Aparicio fue sentado por un excepcional Miguel Araujo que dio la talla a pesar de llegar con tan solo 19 años.
En la primera línea de la volante, Míguez y Albarracín hicieron una muy buena dupla (a veces también con Molina), y cuando fueron tres Atoche se unió, levantando su juego conforme fue avanzando el año y terminando por robarle el puesto a Albarracín. En la ofensiva fueron constantes, durante la primera parte del año, Kahn, Ponce y Landauri. Costa alternó hasta volverse fijo y Wilmer Aguirre llegó a hacer las veces de carrilero tirando para extremo. Durante la segunda mitad del año le fue mejor a Alianza, tras la partida de Kahn y Ponce, teniendo como correlato el destape de Costa -13 goles- y de Landauri y la llegada de Christian Cueva, quien por momentos se volvió el conductor del equipo y sacó lustre a su juego diferente.
Arriba Guevgeozián tuvo que ganarse el pan solo. El año pasado jugó muy replegado, bajó en exceso y descuidó el área que debía atacar. A Alianza le faltó gol. Este año encontró mayor comodidad en el área. Se entendió muy bien con Landauri y formaron una excelente dupla de asistente-goleador. Cuando se lesionó, Montes fue su reemplazo natural aunque nunca terminó de saldar la deuda que dejó hace diez años cuando llegó por primera vez al equipo.
El capo: George Forsyth (13.46)
El gringo volvió a ser figura en Alianza Lima. Este año fue mejor en comparación a otros en lo que a lesiones se refiere. Si bien se perdió algunas fechas, su estado físico se mantuvo en un nivel bastante alto y le permitió consagrarse como el salvador de Alianza, y de su larguísimo invicto en Matute, no pocas veces. Si Alianza llegó a un pelo de campeonar el clausura, es gracias a su solidez defensiva y buen físico. Entre esos artífices resalta Forsyth, quien año a año ha ido consolidándose como uno de los valores más importantes del equipo blanquiazul. Es elemento fijo a retener para 2015.
La revelación: Miguel Araujo (12.93)
A priori, nadie lo tenía en el fútbol peruano en 2014: alternaba en esporádicas ocasiones con el Estrella Roja de Belgrado, pero dada su juventud, uno suponía que su estadía en el Viejo Continente iba a tener larga data. No obstante, ya desde mediados de año su nombre empezó a filtrarse como posible fichaje de algunos equipos peruanos: el que tuvo la primera opción, aunque en este momento suene increíble y haya tenido mínima difusión, fue San Simón, que en su lugar optó por Nahuel Guerrero. Y así fue como llegó a Alianza para, en el acto, convertirse en titular indiscutible y mandar a la banca a Koichi Aparicio. El 'Viejo', como también lo llaman en el entorno futbolístico, hizo dupla con Walter Ibáñez y fue uno de los pilares para que el elenco íntimo consiga su acceso a la Libertadores.
La mejor contratación: Pablo Míguez (13.38)
Llegó a inicios de año y causó cierta suspicacia por los típicos “paquetazos” que suelen llegar a los equipos peruanos desde el extranjero. Sanguinetti lo pidió y se apoderó de la primera línea de volantes inmediatamente, dejándoles la lucha del titularato por la otra posición a Albarracín, Molina y Atoche. El hincha lo arropó rápido por su entrega típica de uruguayo y su estilo fuerte de marca que significó un antes y un después en la volante aliancista. Nadie pudo con él y, cuando adelantó su línea, supo ser efectivo: anotó seis veces en el año. Se hizo presente de rebote, de jugada y de cabeza. Míguez se entregó con todo no pocas veces y, si bien solo vio la roja dos veces, fue el más amonestado por lejos: 20 amarillas. Pudo perder la cabeza algunas veces pero en lo que a fútbol se refiere, la constancia del ‘6’ fue probablemente la más envidiable de todo el plantel. Se ganó los aplausos y el cariño, además del premio a la revelación del equipo que se llevó el Torneo del Inca.
La decepción: Víctor Cedrón (12.10)
Con luces de ‘10’ clásico y de hombre de pie fino, Cedrón se hizo paso hasta llegar a La Victoria. En Alianza necesitaban hacía mucho tiempo un hombre creativo que condujera al equipo que se había acostumbrado a que su fuerte sea lateralizar el juego y sacar centros. La magia del arquetípico jugador aliancista aclamaba un sucesor que hiciera la distinta en la cancha. En vez, Cedrón se escondió casi siempre que entró a la cancha bajo la consigna de darle un giro a un partido estancado. Se notó falta de entrega y ello derivó en una relación con el hincha blanquiazul, lo cual puede haber sido causa de futuras decepciones en la cancha. Al final, ni fu ni fa.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Ovación digital, Andina