Un gancho que trascendió

Han pasado 50 años, pero los entredichos de aquel entonces parecen como si fueran actuales. El sábado 5 de setiembre de 1964, Porvenir Miraflores enfrentó al Atlético Chalaco por la Segunda División, en duelo efectuado en el estadio San Martín (hoy Alberto Gallardo). El partido, desde que comenzó, tenía un común denominador: el pésimo arbitraje de Sergio Rosales, que incluso había sido advertido en la previa por el diario La Crónica, ya que ultimamente las malas decisiones de los negro estaban a un tris de derivar en un desenlace grave (cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia).
Fuera de ese detalle, todo marchaba normal en el terreno de juego, hasta que llegó el minuto 40: el árbitro Rosales cayó estrepitosamente al césped sanmartiniano. ¿Qué había pasado? El delantero José Risco del Porvenir Miraflores, de quien se decía que era muy correcto, le propinó algunos golpes que lo mandaron abajo y le originaron un hematoma en el pómulo. De hecho, tuvieron que intervenir compañeros y dirigentes del equipo agresor para sacar del terreno de juego a Risco y bajarle las revoluciones. Cuando culminó la primera etapa, el diario La Crónica fue a buscar a Rosales y este señaló que fue agredido sin motivo alguno, solo porque le dijo que a la próxima falta lo expulsaba.
Como era obvio, el diario también habló con José Risco, pero su versión fue distinta: según él, se quejó con el árbitro tras una infracción que le cometieron pero este solo atinó a reirse; posteriormente, ante un nuevo reclamo del jugador, recibió como respuesta una lisura, y más adelante, ante la insistencia, el de negro le terminó mentando la madre, motivo por el cual Risco se descontroló y se le fue encima.
Dicho compromiso culminó con un 4-0 a favor de Atlético Chalaco. Se dice, de acuerdo con las crónicas de la época, que Porvenir Miraflores se vino abajo tras la expulsión de Risco (y una posterior de Nicanor García). Desde luego, no se supo que fue lo que pasó más adelante con el jugador. Lo único cierto es que, aquella vez, se volvió a hablar de la inexperiencia arbitral, el desconocimiento de las reglas de juego y la carencia de personalidad. Todo lo escrito en las últimas líneas parece haberse transmitidos de generación en generación. Solo se espera que, por estos tiempos, no aparezca un nuevo José Risco.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Recorte: diario La Crónica
