Vivir hasta los 90

“Y tu tic tac me recuerda
mi irremediable dolor”
- Roberto Cantoral (El Reloj)
Se pensaba que, de alguna manera, la maldición de los últimos minutos tenía ciertos límites. Pero el fútbol peruano sigue demostrando que nada es imposible. Y el último martes, la desgracia del tiempo final se desarrolló en un universo paralelo e improbable: en Asunción, el favorito Libertad recibió un segundo gol del San Luis mexicano sobre el minuto 93’+ y metió los corazones cremas al freezer.
Ahora solo queda esperanzarse en San Martín, que exhibe como déficit más problemático, precisamente, la maldición de marras. Pero los consejos que se darán en este artículo no tocarán a los santos por dos razones. Primero, porque es de esperar que el 'Chino' Rivera ya esté tomando todas las previsiones del caso para resolver el asunto. Y segundo, para no ser aves de mal agüero.
Así que este texto solo explorará casos críticos para futuras coyunturas internacionales. La hora es la hora y es necesario plantear estrategias para no volver a ser decapitados por las manecillas del reloj. Son relativamente sencillas de seguir, pues pueden aplicarse, aunque parezca increíble, a partir de los mismos defectos que cada equipo tiene. Apunten:
SPORTING CRISTAL. Si está ganando un partido internacional hacia el minuto 90’+, debe evitar que se lo empaten porque ello derivará en que, 60 segundos después, acaben por volteárselo. Dicen que esto pasa porque a Cristal le falta sangre. Hay que discrepar: lo que no tiene es calma. Una buena solución sería plegarse a la filosofía oriental. Es decir, al ejemplo de los Supercampeones, serie en la que un partido de fútbol duraba más de dos semanas pues sus integrantes se ponían a repasar vivencias en busca de su yo interior. Maestri, por ejemplo, podría recordar los tiempos en que batía los brazos semejando una gallina. El 'Chorri' podría abstraerse pensando en la cura de todos los males del país. En el banco, Oblitas podría pensar en la amistad perdida con Bonnet. Y para distraer al rival, 'Flemita' habría de empezar a insultarlos y darle a cada uno su dirección domiciliaria. Créanlo: esos minutos extras se pasarían volando.
ALIANZA LIMA. Aprovechando que los resultados de los últimos comicios los relegarán por un tiempo del entorno futbolístico, la dupla 'Cuchi'-Franco debería asumir algún oficio alternativo, como ser veedores de partidos de la CSF. Así, se encargarían de controlar que los árbitros que le dirijan partidos internacionales a Alianza Lima no den el pitazo final si segundos antes los blanquiazules hubieran recibido un gol. De ser así, un partido de 90 minutos podría prolongarse tranquilamente hasta los 150’+ de juego o hasta que los íntimos empaten. “Dilatar”, sería la consigna. El haber podido postergar las elecciones del club por más de dos años los convierte en aspirantes idóneos para tan noble causa.
UNIVERSITARIO. Antes de entrar a la cancha, los jugadores de Universitario deberían recibir como encargo resolver una simple operación aritmética: "Calcule el tiempo promedio que suele jugar Solano por partido, súmelo a la cantidad de dinero que le debe la ‘U’ a la Sunat y eleve esta cifra a la potencia 'n', siendo 'n' el número de goles que Calheira pierde cada fecha". ¿Y para qué serviría todo esto? En realidad, solo para que los jugadores se entretengan en algo y no estén monitoreando de principio a fin cuántos goles tiene que anotar algún rival en otro partido para asegurar una clasificación.
CIENCIANO. La cuestionada visión dirigencial de Juvenal Silva podría aportar, por fin, un experimento en beneficio del fútbol nacional. Este consistiría en contratar, despedir y recontratar a diversos entrenadores en el transcurso de un mismo partido. Como corpus de estudio, podría seleccionarse a Jurado, Ternero y Uribe y hacerlos dirigir, a cada uno, una tercera parte de los últimos diez minutos de un encuentro. Así, las constantes modificaciones tácticas y la adaptación a diferentes esquemas de marcación terminarían por desconcertar a los rivales de turno. Si esto falla, como medida de contingencia, Juvenal podría plantear que los goles de último minuto valgan la mitad o que el gol de visitante valga cuádruple, según las circunstancias.
SELECCIÓN PERUANA. Qué Bielsa, qué Hiddink: ellos son aprendices. Nadie mejor que un peruano para conocer a nuestros futbolistas. Y, respetando el que ‘Chemo’ del Solar sigue aún en el puesto (aunque nadie sepa bien para qué), ya podría darse el nombre de su sustituto ideal: Alejandro Toledo Manrique. Quién mejor que el ex presidente de la Nación para inculcarles a los seleccionados la interrupción de las absurdas presiones del tiempo. Aplicando la 'Hora Cabana' al seleccionado, nuestros jugadores suspenderían el sentido de la temporalidad, obviando si están en el primer o último minuto de juego, y no estarían pidiéndole la hora al árbitro en lugar de divertirse, que para eso es el fútbol. De más está decir que es un requisito indispensable la renuncia de Manuel Burga, pues no se necesita un presidente de la Federación que esté permanentemente abstraído en su reloj para controlar las horas de salida y llegada de sus vuelos.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
