Composición fotográfica: Roberto Castro / DeChalaca.comDeChalaca lanza las bitácoras de sus enviados especiales a Brasil, que viven el primer Mundial de sus vidas. Nuestro director Roberto Castro cuenta aquí cómo se enamoró de los mundiales y qué cobertura hará en esta Copa del Mundo.

 

Mi relación con los mundiales comenzó el 31 de mayo de 1986, poco después de las 9 de la mañana. América Televisión pasaba Plaza Sésamo, que para mí era obligatorio al despertarme todos los sábados. Tan estruendosa fue mi queja cuando súbitamente el canal interrumpió la transmisión para dar pase a un señor con un micrófono parado delante de un estadio que mi mamá, siempre presta a exigir derechos del consumidor desde tiempos en que Indecopi era una quimera, llamó a América para quejarse. "-¿Cómo es posible que a un niño de cinco años le corten su serie favorita?", gritó. "-Señora, se cortó porque se tenía que enlazar con la inauguración del Mundial de Fútbol", le respondieron. 

El viaje a Brasil para comenzar a vivir el primer Mundial, en compañía de Los Pumas, la selección de rugby de Argentina (Foto: Roberto Castro / DeChalaca.com)Recuerdo que, insatisfecho y amargo, fui luego a un almuerzo en la casa de mi tío Marcos y solo le presté atención a la TV cuando mis primos, a los gritos, avisaron que un tal (Nasko) Sirakov le había amargado la inauguración al campeón Italia, con un cabezazo. No me importaba entonces el fútbol, pero sí me comenzó a llamar la atención a los dos días cuando mi tío Samuel, que en paz descanse, me regaló unos fascículos de los Maravillosos Mundiales de Fútbol de El Gráfico, que publicaba El Comercio. Yo había aprendido a leer un año atrás y esa colección, en menos de una semana, me enamoró de un torneo que ya se estaba jugando.

De aquel 1986 tengo varios flashazos. Recuerdo haber corrido a la cocina del kindergarten a ver el gol de Maradona a los italianos. Recuerdo el gol de Carlos Manuel a los ingleses para el sorpresón de Portugal. Me acuerdo también de haber visto en mi cocina a Lineker haciéndole tres goles a Paraguay, a Platiní dominando a Italia y a Pasculli ganándole a Uruguay con lo justo. Pero no supe lo que era el sufrimiento futbolístico hasta que vi el final de Alemania - Marruecos y me pareció injusto que Matthäus hiciera un gol de tiro libre tan al final.

Curiosamente, de ese primer mundial que viví, el recuerdo que tiene todo el mundo, el del gol de Maradona a los ingleses, es que no lo vi por estar jugando con los soldaditos de plomo que mi abuelito Roberto me hacía con fusibles. Sí me acuerdo del que hasta hoy considero el mejor partido que vi en mi vida: el Francia - Brasil. Me hice para siempre hincha de les bleus, que es el equipo que desde entonces aliento abiertamente en todos los mundiales. Me salí temprano del nido para ver el Alemania - Francia de semifinales, y grité como sudamericano los goles argentinos en la final.

La credencial oficial de la FIFA para cubrir el primer Mundial con DeChalaca (Foto: Roberto Castro / DeChalaca.com)Han pasado 28 años. Hoy tengo 33 y, aunque nunca vi a mi país en un Mundial, sí estoy enamoradísimo de la Copa del Mundo. Me enseñó a enfermarme cuatro días estratégicos en 1990 para faltar al colegio y ver la final de fase de grupos; me hizo jugar fútbol en el recreo con walkman puesto oyendo el gol de Maradona a los griegos en 1994, con relato de RPP; me hizo caminar en las ruinas de Ollantaytambo con televisor de mano en mi viaje de promoción en 1998 para ver el Argentina - Inglaterra y meterme, con mis 50 compañeros, a una casa de desconocidos a mirar los penales; me forzó a madrugarme en plenos parciales y a estudiar Macroeconomía Abierta mientras veía a Donovan cabecear al arco de los mexicanos en 2002; me llevó a refugiarme en Fort Lauderdale para seguir sin que nadie me interrumpiera los 64 partidos de Alemania 2006; y me acabó haciendo simular noche a noche en un parche de PES los 64 partidos de Sudáfrica 2010 para, ya con DeChalaca en el ciberespacio, ofrecer una forma distinta de analizar el certamen.

En el camino, leí muchos libros. Y ahora escribí algunos, como los que DeChalaca ha publicado, junto a Daniel Peredo y Semana Económica, para los dos últimos mundiales. Pero por nada cambio Los Maravilosos Mundiales de Fútbol y mi recuerdo del Francia - Brasil. Hasta ahora.

Escribo estas líneas desde el Centro de Prensa del Arena Corinthians de Sao Paulo, donde después de cuatro años de trabajar con este objetivo acabo de recibir la acreditación para cubrir el primer Mundial de mi vida. Tendré el privilegio de ser uno de los escasos peruanos que esté en tribuna de prensa en los partidos de Brasil 2014. Espero estar a la altura de lo que ustedes, que con su respaldo a DeChalaca desde que este sueño hecho emprendimiento se echó a andar hace siete años, esperan que sea esta cobertura.

Diariamente, estaré con ustedes vía DeChalacaTV, de lunes a viernes a las 11pm en vivo desde Brasil. También en #AlóBrasil vía DeChalacaRadio todos los días de Mundial a las 8pm. Y me encargaré de las crónicas de los 12 partidos a los que tengo programado asistir, desde seis distintas ciudades de Brasil, para DeChalaca.com, además de reportar en tiempo real vía mi cuenta de Twitter (@rcastrolizarbe). Acompáñenme en mi primer Mundial: prometo sudar la camiseta y la banda de capitán de DeChalaca y, por supuesto, nunca volverme a quejar porque a alguien se le ocurra cortar Plaza Sésamo.

Composición fotográfica: Roberto Castro / DeChalaca.com
Fotos: Roberto Castro / DeChalaca.com

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