Minuto 61: El primero de siete

Si de Maradona se dijo -injustamente- que fue el único artífice de la campaña argentina en 1986 hacia el título, de Pelé nunca se pudo decir lo mismo. En 1958 los referentes eran Vavá y Didí mientras en 1962 la campaña espectacular fue de Garrincha. O Rei siempre estuvo rodeado de grande jugadores que le allanaron el camino hacia el título. En México en 1970 se encontró alrededor del mejor equipo que pudo integrar en su vida. Carlos Alberto, Tostao, Gerson y Rivelino eran los principales nombres que lo acompañaban. Pero en ataque, su mejor compañero era Jairzinho.
El delantero había ocupado el lugar de Garrincha tanto en la canarinha como en Botafogo. Sin embargo, en el Scratch no había logrado tener tanta suerte en los Mundiales. En Inglaterra 1966, la excepción a esos 12 años mágicos brasileños, disputó tres partidos y no pudo anotar un gol. Necesitaba demostrar en las grandes citas que estaba a la altura de ese equipazo. Y lo hizo de una manera espectacular cuando recibió el balón apenas pasada la media cancha. Se encontró solo en ataque y comenzó a encarar. Cada paso, cada amague era un impulso mayor de confianza. Así, los checoslovacos fueron quedando plantados como postes y cuando sacó el remate era muy tarde para detenerlo.
Corrió a gritarlo con euforia y rabia. Por fin se le había dado. Su primer grito de gol en un Mundial. Y eso bastaría para abrir la bolsa goleadora. Hizo otro para quedar con un doblete en ese partido y los siguientes cinco partidos que restaron también vieron su marca en las redes de los arcos mexicanos. Su actuación definitivamente contrastó con la anterior en tierras ingleses. Solo necesitaba ese empujón de confianza para demostrar su talento y fue suficiente para quedar en la historia de los Mundiales. Un récord que no ha podido ser igualado.
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El otro minuto 61: el gol de Jürgen Klinsmann (Alemania) a Bolivia en 1994
Foto: fifa.com; Video: Youtube / Usuario: Nummy Nor
