Huancayo - Melgar: Banca que da soluciones

Semana Santa, momento de reflexión. Ese mensaje fue tomado por los estrategas de ambos equipos que, pese a cumplir con una campaña aceptable, decidieron mover algunas piezas de su tablero. A ninguno le funcionó la artimaña del inicio, pero el local fue más inteligente y ,haciendo gala de tres magistrales maniobras, puso en jaque maque al 'Dominó'. Hoy, Sport Huancayo ganó el encuentro desde el banco de suplentes. Dicho de otra manera, José Ramírez le ganó la partida a Claudio Techera. Y en esta historia estuvieron envueltos dos protagonistas excluyentes: Sixto Santacruz y Blas López, los guaraníes que le dieron el triunfo al ‘Rojo Matador’.
Todos para arriba
Sport Huancayo, que hoy salió al gramado con su cabalístico uniforme verde, prácticamente recompuso todo su esquema táctico y sorprendió con una línea de tres conformada por Doy, Torales y Alemán; estos dos últimos harían sobre el papel las veces de stoppers, pero la realidad indicó que constantemente apoyaban a sus extremos –también otra novedad- Huertas y Barrios. La ‘Rana’ actuó por izquierda –una posición que ya conoce-, enviando pelotazos a pie cambiado para sus atacantes, mientras que la labor de Barrios –uno de las figuras de la cancha- fue la de proyectarse hasta la última línea. Arriba, el turno fue de Ramírez y Ávila. Ambos solo mostraron ganas, y José Ramírez hizo bien en retirarlos en la complementaria.
Línea rojinegra
Como para quedar a tono con su par huancaíno, Techera también movió algunas piezas, intentando jugar de contra y aprovechar la velocidad de un elemento que fue la gran novedad en su alineación: el zurdo Edson Aubert, un joven con características interesantes, que ya había tenido algunos minutos en los últimos encuentros, pero que, por la salud del fútbol melgariano, debería tener mayor continuidad. Pese a que sus embestidas fueron bien controladas, su desequilibrio pudo ser mejor aprovechado si los atacantes Zúñiga y Gárate hubieran estado enchufados.
Cuando no hay que sacarse ventaja
La tónica de la primera etapa fue pareja. Huancayo proponía, pero Melgar buscaba siempre -pero mal- los espacios que dejaban los locales cuando se iban al ataque. La fórmula fue la misma: abusar del pelotazo de Pereyra, que siempre iba a cualquier parte o, en su defecto, aprovechar las tibias trepadas de Arismendi o Yáñez. Los locales, en cambio, conforme transcurrían los minutos se fueron posicionando de la zona medular y estuvieron cerca de abrir el marcador.
Más de lo mismo
El arranque de la segunda parte, contra lo pensado, resultó siendo un calco de la etapa inicial. Aunque claro, lo de Sport Huancayo fue más incisivo: Magallanes se puso el equipo al hombro. Huertas y Barrios funcionaron como mediapuntas, y tanto Ortiz como Ibarra apoyaron más en ofensiva. Melgar estaba más encasillado que nunca en su propio terreno, no pudiendo siquiera recuperar el esférico. Pero igual el local no podía vulnerarlo. La función necesitaba de otros actores con un rol protagónico.
Santísima trinidad
Ramírez acertó con los cambios. Miró de reojo a la banca y dispuso progresivamente los ingresos de Santacruz, López y Reyes. Desde ese instante, el rostro huanca cambió considerablemente. El volante paraguayo se convirtió en figura y, bajo su batuta, se cristalizaron en tantos sus reiterativas llegadas. Así, el primero en anotar fue Sixto Santacruz, quien, amagando a Coaguila, definió al mismo estilo de Roque, su primo. Luego, en una jugada en la que participaron Reyes y Santacruz, López venció la resistencia de Cisneros. El partido se liquidó y Huancayo se afianzó en una posición insospechada, cumpliendo con la premisa trazada a inicios del campeonato: hacerse invencibles en el coloso de Ocopilla.
Fotos: diario Primicia de Huancayo
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