Foto: AFPJeff Agoos fue uno de los defensores más afamados de Estados Unidos. Pero en mundiales tuvo mala fortuna: le costó jugar uno y cuando lo hizo, en 2002, protagonizó un blooper ante Portugal que decretó el único partido con dos autogoles en Copas del Mundo.

 

Para 2002, Jeffrey Alan Agoos tenía demasiada sed de revancha. Nacido en Ginebra, Suiza, por las funciones diplomáticas de su padre, había debutado con la divisa de Estados Unidos en 1988, mucho antes de que las barras y las estrellas comenzaran a convencer al mundo de que tenían algo que ofrecerle al soccer. Considerado a priori como un fijo para la convocatoria del Mundial 1994, el técnico Bora Milutinovic lo dejó afuera a última hora. Y en Francia 1998, cuando asomaba como titular fijo, David Regis lo relegó al banco y no disputó un solo minuto.

Para 2002, además, Agoos ya era uno de los futbolistas pertenecientes al Hall of Fame del fútbol estadounidense. De hecho, hoy solamente Cobi Jones y Landon Donovan lo superan en partidos disputados con el escudo de US Soccer en el pecho. Ya tenía también cuatro títulos de MLS a las espaldas que, con el que conseguiría luego en 2003 y sus nueve nominaciones en el equipo All Star del torneo, lo convierten hasta la actualidad en el jugador más laureado del balompié de su país. Pero nada de eso servía si él no era capaz de satisfacer su ansia de debutar en una Copa del Mundo. Y el reto inicial era fuerte: debía, junto a Eddie Pope, concentrarse en anular a Pedro Pauleta, el eje de ataque del ultrafavorito Portugal, ese que orquestaba Luis Figo y al que Estados Unidos tenía que enfrentar en Suwon en el arranque del mundial asiático.

 

 

Ese 5 de junio fue soñado para Estados Unidos. La media hora inicial fue tan contundente que hasta a Jorge Costa le chocó involuntariamente un centro de Landon Donovan y cometió autogol. O'Brien y McBride cerraron un 3-0 que el mundo no era capaz de concebir. Atrás, todo en orden: Pauleta controlado y Portugal inofensivo, incluso después de que Beto lograra el descuento antes del final del primer tiempo.

Pero hacia los 71 minutos, Pauleta se cansó de esperar que le centren la pelota y decidió salir del área. Se pegó a la izquierda. Sin marca, echó el centro para buscar a Joao Pinto, que entraba rezagado. Antes que él, se anticipó Agoos. Pero no para despejar la pelota, sino para, con calidad digna del 'Puma' Carranza en el Cusco en 1997, marcar un autogolazo: un cruce que batió a Brad Friedel en ángulo inatajable. Y para así, decretar que ese Estados Unidos - Portugal no solo acabaría 3-2, sino que sería el único partido de la Copa del Mundo hasta hoy en el que se han registrado dos autogoles.

La mala pata de Agoos no quedó allí. En el siguiente partido, ante Corea del Sur, cometió un penal muy criticado por la prensa de su país, que finalmente Brad Friedel terminó atajando para salvar la papeleta. Y en el último cotejo, ante Polonia, una distensión del gemelo de la pantorrilla derecha lo acabó dejando fuera de lo que restaba del Mundial. Esas imágenes consecutivas han hecho que hoy su recuerdo esté algo distorsionado, al punto de que para Sudáfrica 2010 algún proyecto de analista estadounidense haya abierto un blog llamado Ghost of Jeff Agoos (el fantasma de Jeff Agoos) en dudoso homenaje al que fue un gran zaguero que no tuvo suerte en esa prueba ácida que resulta ser la Copa del Mundo.

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El otro minuto 71: el gol de Rudi Voeller (Alemania) a Yugoslavia en 1990

Foto: AFP; Video: Youtube / Usuario Nummy Nor

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