Recorte: revista El GráficoBulgaria ya había hecho historia al colarse en cuartos de final de Estados Unidos 1994 y se enfrentaba a la poderosa Alemania, como para despedirse en grande. Sin embargo, esto no estaba en los planes de Hristo Stoichkov, quien de tiro libre hizo aún más historia.

 

Para 1994, HristoStoichkov era ya un jugador ampliamente conocido en el mundo. Pertenecía al Barcelona tetracampeón de España, en el que formaba la columna vertebral extranjera con Ronald Koeman y Romário. De carácter temperamental y definiciones magistrales, en cierta forma su trayectoria personal había puesto a Bulgaria, ese país condenado a solo empatar en los mundiales sin poder jamás gritar un triunfo, en el radar futbolístico internacional.

En el Mundial de Estados Unidos, Stoichkov comenzó a insinuar que podía encargarse de cambiar la historia. Un hattrick suyo le dio a Bulgaria la primera victoria de su historial en mundiales sobre Grecia (4-0), y luego mediante un penal convertido a México guió a su selección a un inesperado cupo en cuartos de final. En el GiantsStadium de New Jersey, frente a 72 mil espectadores, el rival era uno muy superior a priori: el vigente campeón del mundo, Alemania, que con un penal de Lothar Matthäus vencía con comodidad.

 

 

Pero Hristo efectivamente era el predestinado para cambiar la historia.Recibió el balón cerca al área alemana y fue víctima de una falta por parte del volante Andreas Möller. El árbitro colombiano José Torres no dudó en sancionarla. Corrían 75 minutos cuando Stoichkov se ubicó frente a la pelota, a poco más de 23 metros del arco de Bodo Illgner. Se paró cerca Balakov, también llegó al punto Sirakov. Y mientras Hristo ni los miraba,  Ilian Kiriakov empujó a ambos y los sacó de allí como diciéndoles: “¿creen realmente que alguien va  a pensar que no lo pateará Stoichkov?”. Los alemanes no eran inocentes, y más valía la pena que ambos jugadores se sumaran al área para tomar un eventual rebote.

Pero los alemanes no eran, además, invencibles. Y no hubo necesidad de rebote. Zurdazo al palo izquierdo, inatajable, milimétricamente colocado. Golazo. Alarido en la televisión búlgara. Empate, acaso inesperado pero sin duda indiscutible. Había cambiado la historia: la duda se instaló en la Mannschafty el mundo comenzó a creer en una nueva hazaña, la cual se concretó con la sensacional palomita de Iordan Letchkov tan solo tres minutos más tarde. Alemania le dijoaufwiedersehen a un Mundial antes de la final por primera vez en 16 años, y en el nombre de Hristo alguien acabó de consagrarse como el mejor jugador búlgaro de todos los tiempos.

Leer más...

El otro minuto 75: el gol de Oleg Salenko (Rusia) a Camerún en 1994

Recorte: revista El Gráfico; Video: Youtube / Usuario Blagoi Blagoev

Comentarios ( 0)add
Escribir comentario
quote
bold
italicize
underline
strike
url
image
quote
quote

busy