Minuto sin gol: El banderín del terror
Hoy correspondía presentar un gol mundialista en el Minuto 107. No obstante, DeChalaca comprobó que no existe una solo tanto en ese instante de juego en toda la historia de los mundiales. Por ello, en los casos en que no exista una anotación registrada, en este apartado se recordarán las situaciones más famosas -agunas poco conocidas- que ocurrieron en la máxima justa.
El nombre de Byron Moreno definitivamente sonó bastante en España los días previos a su partido con Corea del Sur. No tanto como en Italia, donde el país entero clamaba justicia por lo que consideraban había sido un robo del árbitro ecuatoriano a su selección ante los anfitriones. Sin embargo, igual en España existía la ligera incertidumbre sobre la cuarteta arbitral dirigía por Gamal al Ghandour. No era una seguridad sobre lo parcializados que podrían ser los jueces, sino una duda.
El encuentro ante los surcoreanos fue cerrado y hasta los locales -en la cancha- mostraron cierta superioridad en ocasiones y en físico sobre los ibéricos. El cero en los 90 minutos obligó al tiempo extra donde un gol sería de oro y acabaría con el partido. Un jovencísimo Joaquín encaró por derecha, superó a sus marcadores y sacó un centro pegado a la línea. La trayectoria del balón terminó en la cabeza de Fernando Morientes que, con su acostumbrada efectividad, la mandó a guardar. La celebración de los de José Antonio Camacho se vio cortada por el pitazo de Gamal al Ghandour. Su asistente Michael Ragoonath había levantado el banderín. “¿Qué demonios ha visto?” se preguntaron todos los españoles.
La respuesta fue aún menos creíble que el propio cobro. Al parecer el árbitro de Trinidad y Tobago había determinado que antes del centro de Joaquín, la pelota había traspasado, en su totalidad, la línea de fondo. Las cientos de repeticiones del gol mostraron que ni siquiera una parte del balón estaba fuera del campo. Toda la pelota reposaba sobre la línea. Tampoco era de esas jugadas que la velocidad propia del juego imposibilitó un cobro acertado. Para cualquiera que estuviese en el estadio, estaba clarísimo que el gol de Fernando Morientes era legítimo. Claro, menos para Ragoonath y Al Ghandour.
El juego siguió y los árbitros siguieron cobrando posiciones adelantadas inexistentes e inclinando la cancha a favor de Corea del Sur. Los goles no llegaron a los 120’ y se tuvo que recurrir a los penales en los que Joaquín falló su remate y permitió a los de Guus Hiddink acceder a las semifinales. Pocas veces tantos hinchas imparciales se mostraron indignados por el mismo hecho. Había sido un robo, con todas las letras. Corea perdió ante Alemania en semifinales y ante Turquía el tercer puesto, pero igual el mundo sintió que no era suficiente para lo que le habían quitado al fútbol.
Foto: AP; Video: Youtube / Usuario acaciakwonht2
escrito por Fanatico , February 25, 2014
escrito por Ivan , February 26, 2014