Milan - Atlético de Madrid: Costa brava
¿Se va a seguir diciendo que la historia sigue pesando en instancias decisivas de un torneo? ¿Que, pese a los momentos de uno y otro equipo, al final el más laureado es siempre el que termina sonriendo? Al menos, esta vez esa premisa no se cumplió en Giuseppe Meazza. Aunque no se puede negar que, si solo se miden las situaciones generadas en los arcos de Abbiati y Courtois, el elenco rossonero estuvo un peldaño arriba, aunque pecó de impreciso y permitió que un calculador Atlético llevara el partido a un ritmo calculador.
Hay que reconocerlo: la noche europea no trajo consigo la mejor exhibición de los hombres de Diego Simeone. Las socidades entre Arda Turan, Koke, Raúl García y Diego Costa no funcionaron como una maquinita, y mucho menos su defensa fue aquella línea infranqueable que se puede catalogar como una de las mejores del mundo. Nada que ver. Milan, con destellos de magia por parte de Kaká y la potencia desenfrenada de Balotelli en todo el frente de ataque, puso en jaque a Godín y compañía y permitió el lucimiento personal de Thibaut Courtois, quien tuvo un par de intervenciones determinantes y un poco de fortuna al ver como primero Kaká y luego Poli remecieron su pórtico.
Entonces, ¿qué hizo Atlético para salir bien parado del césped milanista? Pues básicamente empezar a jugar al ritmo de su adversario y, cuando tuvo la posesión del esférico, saber transitarla con propiedad. Para esa tarea, por ejemplo, fue clave el aporte de Raúl García y Arda Turan, pero sobre todo la función de Gabi y Mario Suárez, quienes le otorgaron mayor estabilidad a la medular y, eso sí, le pusieron anestesia a las revoluciones de otros actores principales como Nigel de Jong y Michael Essien. Por eso, el partido dio la impresión de culminar en cero. Y obviamente nadie -salvo en Milán- se iba a molestar con ese resultado.
Pero en una jornada llena de triunfos visitantes, tenía que producirse un quiebre que no fue la excepción en este compromiso. Y con un protagonista que, salvo un intento de chalaca en el primer tiempo, estuvo bien custodiado por Adil Rami y Daniele Bonera... hasta el fatídico minuto 83 para Milan. Diego Costa no fue un arma de temer, pero no perdonó en un centro que le calzó perfecto para el cabezazo y se convirtió en el héroe de la película perfecta que todo hincha colchonero quería ver: que su goleador le otorgara el triunfo con su sello propio.
Atlético salió con los brazos en alto del Giuseppe Meazza y siente que el acceso a cuartos de la Champions es posible, como lo alcanzó por última vez hace diecisiete años, con Diego Simeone como jugador, y cuando el formato del torneo lo depositó en esa instancia directamente desde la fase de grupos. Milan, por su parte, bebió otro trago amargo y, en líneas generales, no estuvo a la altura de las circunstancias. ¿Se va a seguir diciendo que la historia pesa en este tipo de enfrentamientos? No. Las cosas como son.
Fotos: AFP, EFE
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escrito por Ãngel , February 20, 2014