Vallejo - Áncash: Poeta de haikus

Dicen que técnico que debuta, gana, pero a Gustavo Ferrín no lo respaldaba ni el cliché ni su auspicioso currículo. Llegó al Perú sabiendo que a su nuevo equipo le habían metido diez goles en dos partidos, que su predecesor había sufrido un infarto, que el material humano que tenía era mínimo y que se enfrentaba a uno de los rivales más duros del torneo: en suma, tenía todos los ingredientes para estrenarse masacrado. Por eso, la mínima derrota de hoy ha de haberle sabido a victoria. Hay equipos, como este Áncash, para los que cualquier cliché debe replantearse.
Se ponen la banda
Lo primero que hizo el uruguayo fue desterrar la línea de tres al fondo y jugar con un menos complicado 4-3-2-1. A los laterales les costó al principio: los inexpertos Laura (por derecha) y Giral (por izquierda) tuvieron unos primeros veinte minutos terribles, donde fueron superados a mansalva, respectivamente, por Yglesias y Mansilla (lo más aceptable del partido). Después, con la tranquilidad de que el marcador no se moviera tan temprano, disiparon sus nervios y se tornaron en un escollo difícil de superar para el equipo poeta.
Media cuadra
Aunque Vallejo tuvo un arranque que prometía goleada, su carga por los costados comenzó a hacerse previsible o irresoluta. Sin Páez y Cordero, la labor creativa quedó en pies de Christian Zúñiga, que jamás pudo asociarse con Faiffer, muy retrasado; los tres de marca que mandó Ferrín anularon al zurdo. Este solo apareció para cobrar el córner que Meza Cuadra, ganándole la posición a Martínez, resolvió con un testazo fuerte para poner el único gol de la noche.
Porque hay golpes tan fuertes
La principal virtud de Áncash en esos primeros 45’ fue no perder el entusiasmo. Con algo más de orden que en fechas pasadas, se acercó a la valla trujillana: Vergara, pegado a la derecha, se encargó de elaborar las jugadas más peligrosas, bien respaldado por Yances y Carrillo, que, lamentablemente, no salieron a la complementaria por lesión. Sin ellos, Áncash perdió sus pocas fuerzas, sumándose el hecho que Revetria, el único nueve, estuvo totalmente nublado.
Con la lengua afuera
El segundo tiempo ofreció 45 minutos soporíferos, de esos que ni el peor hincha se merece. Al desgaste físico de ambos, se sumó su escasa ambición. En Áncash, apenas un par de pases interesantes de ‘Kukín’ Flores dieron algo digno para el ojo, sin ser suficiente para evitar que el diez saliera desaprobado: conspiró en ello una nueva y absurda expulsión, por decirle alguna grosería al juez de línea. Vallejo, en tanto, renunció prematura e inexplicablemente a la goleada frente a un rival que no ya rozaba el empate ni por milagro. El equipo de Viera se quedó con los tres puntos que necesitaba para seguir pegado a la zona alta de la tabla; pero, por el rendimiento mostrado hoy ante uno de los cuadros más débiles del torneo, instaló razonables dudas sobre el protagonismo que pretende alcanzar.
Fotos: diario La Industria de Trujillo
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