1996: El café a la hora del té
El director de DeChalaca.com narra, en primera persona, su recuerdo más imborrable de un Perú - Colombia en el Nacional: 2 de junio de 1996, empate 1-1, la única vez que ambos equipos, como en esta oportunidad, chocaron en Lima un domingo a las 5 de la tarde.
Lo he escuchado desde la tarde hasta que cayó la noche y, la verdad, no lo soporto más. Es el típico hincha setentero amargado: aquel para el cual el fútbol peruano nunca volverá a ser lo que supuestamente fue, para quien las argollas lo explican todo y, por supuesto, detesta a Oblitas. Desde que empezó el partido ha estado gritando sandeces contra el DT, contra 'Chemo', contra Reynoso: no hay derecho de que me esté perturbando los oídos y, por más que papá me haya dicho siempre que en el estadio nunca debo hacerle caso a nadie, yo voy a voltear y mandar al cuerno a este infeliz.
Volteo, mirando hacia las primeras gradas de Occidente Baja pegada a Sur. Lo mido. Lo miro. Es un cuarentón con cara de idiota, pero su rostro no me refleja furia. El tipo está con los ojos desorbitados mirando la cancha. Me sorprendo, porque él solo rajaba y rajaba. Miro más arriba: veo a la gente parándose. Sigo mirándolo y lo veo saltar gritando gol. Giro en 45° hasta la cancha y veo a Juan, puño en alto, corriendo hacia el banderín del córner. Miro a Sur y veo dos tipos trepándose al alambrado. Veo a Zegarra yendo atrás de Reynoso, a todo el Perú corriendo atrás de Reynoso. Giro a la izquierda y veo a mi viejo abrazando a mi hermano. Grito el gol.
Perú le estaba ganando a Colombia 1-0. Corrían 2 minutos apenas del regreso de vestuarios y ese equipo, el de Oblitas, conseguía su primer gol en casa rumbo a Francia 1998. Más tarde, en la televisión, vería lo que no había podido observar en vivo en el Nacional: que el gol de Juan, tras la salida del córner, había sido convertido con el muslo tras un cabezazo previo al travesaño. Y que 'Chemo', el jugador más controvertido entre la afición por el momento, había dudado que Reynoso estuviera en posición adelantada y por eso, como yo, había demorado en ponerse a celebrar.
Pero Perú le estaba ganando a Colombia. Al equipo del 'Pibe', que en el primer tiempo había hecho la jugada más hermosa que alguna vez le he visto a hacer a un futbolista sobre el césped del coloso de José Díaz: dejó pasar la pelota entre sus piernas para hacer fluir un pase. A ese rival de lujo le estábamos ganando hasta que, al rato, el empate llegó mediante un cabezazo de Aristizábal -que sí vi en sus tres tiempos, incluidos los remates que sacó Balerio, quien ese día jugaba su primer partido oficial en el arco de la seleccción-.
Volvieron, entonces, los gritos del tipejo, que se había quedado callado por 9 minutos. Siguió con la cantaleta, que a la larga rindió frutos: ese día hostigaron tanto a 'Chemo' que él, que era el único jugador de trayectoria internacional que teníamos por entonces, acabó renunciando a la selección. Ese era el costo que generaban imbéciles como ese tipo que van al Nacional a insultar y no a alentar. Pero ya no me dieron ganas de voltear e insultarlo: nunca, ni hasta hoy con Twitter en el celular, me he vuelto a perder un gol de Perú en el estadio. Y nunca, por supuesto, me volvería a perder un gol de mi selección por gente así.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: revistas Crack y El Gráfico