¿Extrañamos a Brasil?

A estas alturas de la carrera de la rojiblanca en las Eliminatorias se tendría que pensar en Brasil como el siguiente rival. De hecho, si el Mundial no se organizaría en el país de la samba, es probable que este viernes 11 de noviembre todos tuvieran la mente puesta en lo que ocurriría, acaso, esta noche en un abarrotado Estadio Nacional. Si bien la verdeamarelha ya no es el equipo espectacular de hace unos años, no deja de ser reconocido a nivel mundial como una de las selecciones top. Más allá de imaginar lo que habría sucedido esta noche, hay que analizar qué tan conveniente es (o fue) enfrentar a los pentacampeones del mundo en este tramo del proceso eliminatorio.
El actual sistema de competencia de las Eliminatorias se instauró de cara al Mundial de Francia 1998, por lo que esta es la referencia para determinar la importancia -en todos los aspectos- y la trascendencia de enfrentar a Brasil. En ese sentido, son tres las oportunidades en las que se recibió a los cariocas en Lima. En cada una existió una motivación extra por parte de los jugadores ya sea por los resultados previos o, simplemente, por la calidad del rival. Ni qué decir de la afición: las largas colas que se formaron para la adquisición de entradas no solo eran para ver a la rojiblanca, sino también al Scratch. El ambiente de fiesta se manifestaba antes, durante y después del compromiso.
En la tarde del domingo 4 de junio del 2000, el Estadio Nacional se abarrotó ante la expectativa que generó Perú en las primeras fechas. El triunfo por 2-0 ante Paraguay -con el recuerdo de la camiseta de Roberto Palacios y el "Te amo Perú"- y el empate que se arrancó de visita frente a Chile con el golazo de Juan José Jayo pintaron el mejor marco posible para recibir a la canarinha; no obstante, el frío clima contrastó con aquel gol de Antonio Carlos, quien venció la resistencia de Miguel Miranda y anotó el único tanto del cotejo. Nadie pensó que ese partido marcaría el inicio del fin de la corta etapa de Francisco Maturana al frente del combinado patrio. La paciencia no se extendió más allá de las posteriores cinco fechas.
Para las Eliminatorias de Alemania 2006, las expectativas rebalsaron los límites. No era para menos: Brasil venía de consagrarse pentacampeón en el Mundial de Corea-Japón con un derroche de fútbol y con grandes figuras como Ronaldo, Rivaldo, Cafú, entre otros. Por eso mismo existió mayor conciencia en materia de resultados: en esa fecha doble había probabilidades de perder tanto con los brasileños de local como con Ecuador en Quito. Es más, no era extraño si la verdeamarelha iba al Monumental de Ate y goleaba; no obstante, ello no ocurrió. Ese partido se empató con un gran centro de Guillermo Salas -quien apenas tenía unos minutos en cancha- y el cabezazo de Nolberto Solano. El 1-1, sin duda, refortaleció nuestros ánimos.
El último recuerdo recae en lo ocurrido el 17 de noviembre de 2007, también en el Monumental de Ate. Más allá del resultado final, que también sirvió para levantar el ánimo tras el tropiezo en el inicio del proceso frente a Paraguay, fue lamentable lo que ocurrió posteriormente. El zurdazo de Juan Manuel Vargas, que impactó en un defensor carioca y se introdujo al pórtico de Júlio César, no sirvió para aliviar el penoso incidente del caso Golf Los Inkas, el cual no merece ser profundizado. Toda esa algarabía que vivió tras el 1-1 no pudo disfrazar el escándalo que se desató después, que alimentó a la prensa amarilla y significó el derrumbe de un equipo. La "fiesta" se extendió más de la cuenta.
A partir del último antecedente se puede hacer un listado de conclusiones. No es novedad que, en el aspecto económico, existe un beneficio incalculable. El público siempre estará dispuesto a pagar una entrada sea cual sea el precio para ver a un equipo de la talla de Brasil; sin embargo, existen otras circunstancias más importantes por las que se puede deducir que no es conveniente jugar contra el Scratch. Si algo se percibe es que el estado psicológico del equipo se trastoca demasiado: un empate con la canarinha se interpreta como un triunfazo. No se puede afirmar que ocurriría lo mismo en estos tiempos, acaso por la madurez que hayan podido adquirir gran parte de los jugadores; pero sí que la respuesta física no será la misma.
Para enfrentar a los cariocas y, sobre todo, para obtener un resultado positivo ante ellos se necesita hacer un notable desgaste físico. Si tenemos en cuenta que días después se afronta un encuentro en la altura de Quito, no es descabellado pensar en conformar dos oncenas titulares distintas, aunque no existe la garantía de que rindan a un nivel similar. En resumidas cuentas, por como está elaborado el fixture, no es conveniente jugar con Brasil. La fiesta que se vive en los días previos no puede disfrazar un eventual desastre en la siguiente fecha: no nos olvidemos del último 5-1 que se sufrió.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: ANDINA

Si yo pago semanalmente entre 8 y 12 soles para ver a mi equipo en popular cada fin de semana a quien se le ocurre que puedo pagar 25 soles para ver a la seleccion y encima para soportar a cada posero que no entiende lo q esta viendo pero tiene la camiseta oficial de mas de 200 soles encima
Mas alla de los cupos, jugar con Brasil nunca nos ha convenido, tres eliminatorias, cero victorias.

escrito por Esta direccion de correo electrenico esta protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla , November 14, 2011
Y SI LOS COSTOS FUERAN MAS BARATOS??? ACASO ESO GARANTIZA QUE VAYAN VERDADEROS HINCHAS AL ESTADIO??? AL CONTRARIO A MAS BARATAS, LOS DE LAS BARRAS BRAVAS TIENEN LA PRIMERA OPCION, RECUERDA QUE ELLOS NO SUELEN PAGAR MUCHO PA IR AL ESTADIO... PREFIERO POSEROS QUE ALGUNOS VIOLENTISTAS QUE LAS INTEGRAN..