La gran transformación

CON P DE PATRIA. O lo que en este caso particular viene a ser la "P" de la prudencia. El fútbol peruano tiene que aprender a dejar atrás los exitismos y en eso la palabra de Sergio Markarián, cuando les recuerda a todos luego del tercer lugar en la Copa América que "todavía somos los últimos de Sudamérica", es fundamental. Dejar en el baúl de los recuerdos el desgastado verso del fútbol peruano del toquecito y la huachita y el trillado floro de "retornar a nuestras raíces" para entender que en el contexto sudamericano tenemos que jugar, al menos hoy, como lo que somos hoy: un equipo chico. Eso no es agachar la cabeza o ser derrotistas: la primera manera de quererse a uno mismo es reconocerse tal como uno es y ser feliz de esa manera. Perú puede hacer patria y clasificar, pues, a partir de la prudencia.
LA E DEL EJEMPLO. Hay que aprender a mirar alrededor y entender que en Sudamérica se llega a los mundiales no solo por méritos propios, sino también por los deméritos de los demás. Hay que observar lo que hoy le ocurre a Argentina, enmarañada en fútiles debates internos sobre si es Bilardo, o es Batista, o es Sabella, o es Bianchi o es Piñón Fijo el payaso; ¿tan difícil es entender que los rivales también juegan y que los rivales pueden ser mejores que uno? Perú lo logró con mucha madurez tras caer ante Uruguay: no se buscaron culpables a diestra y siniestra, sino que se aceptó la categórica superioridad del rival. Y contra Chile, cuando seguramente varios querían emprenderla con cuchillos y dientes contra Libman y Carrillo, Markarián se robó el show mediático con el ratoneo y demás furias para desviar, con inteligencia, la atención de la prensa hacia sí y desenfocarla de los jugadores. Así, mirando a los riesgos de alrededor, a los ejemplos -y contraejemplos de fuera-, Perú también puede llegar a clasificarse.
LA R DEL RIFLE. Otro aspecto por transformar en la selección tenía que ver con la manera de hacer daño a los rivales. Okey, seamos prudentes y sí, pensemos primero en la defensa, en el arco invicto de todos los amistosos pre Copa, y después en atacar; pero cuando ataquemos, hagámoslo con decisión y no con contragolpes timoratos derivados del miedoso "sí se puede". Repásense los goles de Perú en canchas argentinas y caigamos en la cuenta de algo: ¿cuántas veces hemos definido con tanta frialdad en los últimos años? ¿Cuántas veces nos ha picado tan poco la pelota en los pies antes de disparar como a Paolo en su definición en San Juan ante Uruguay, como a Vargas para sellar el triunfazo ante Colombia, como a Chiroque en el toque letal para abrir la goleada frente a Venezuela? La selección de Markarián ha aprendido a llegar con sobriedad, y eso no es poco. El rifle está afinado, y con más delanteros aptos puede estarlo aun más.
LA U DE LA UNIÓN. Tampoco hay que engañarnos y caer en la ingenua quimera de que todos los hinchas peruanos vamos a poder unirnos bajo la misma bandera. Va a haber algunos irracionales que nunca van a tolerar que un técnico extranjero tenga éxito, otros que siempre creerán que los mundialistas del '70 merecen oportunidades de trabajo como técnicos solo por lo que fueron sin importar su grado de capacitación y sobre todo aquellos hijos de los discursos "manos negras" de los años '90 que piensan que en todos los equipos hay argollas, y complots, y contubernios. Con todo ellos, pues, va a ser bien difícil conciliar. Pero unámonos los demás, aun cuando discrepemos respecto de si Chiroque puede jugar o no 90 minutos en el nivel internacional. Unámonos y hagámosle frente a los que van a ver en Farfán y Pizarro potenciales problemas y no valiosas herramientas para tener más armas para pelear. Unámonos y hagámosles la guerra frontal, a mano armada, a los que van a seguir tratando de torpedear mediáticamente todo lo que sea fútbol en el Perú y desatar escándalos porque sus programas farandulescos no tienen rating. Unámonos y demostrémosle a este país fragmentado por estupideces como si se jura con la mano sobre una constitución u otra que solo el fútbol es capaz de reunir a ese mismo pueblo bajo un solo grito, el de gol peruano.
Foto: Reuters
