Minuto 71: Llegando a la gloria
En 1926, Chile fue anfitrión del Sudamericano. Los mapochinos llegaron a instancias finales y, en el partido por el tercer puesto, apabullaron 5-1 a Paraguay con hat-trick de David Arellano, quien fue goleador de dicho certamen con siete goles.
El origen del Campeonato Sudamericano radica en el año 1916, cuya sede fue Argentina. En 1920, Chile fue anfitrión de dicho torneo por primera vez y -por primera vez, también- utilizó la clásica casaquilla roja. Así, seis años más tarde, los mapochos -más consolidados- volvieron a acoger a sus similares sudamericanos. La inclusión del combinado boliviano en reemplazo de la selección brasileña, que no asistió por problemas en su confederación, fue la novedad del certamen. La décima edición del torneo, pues, se jugó en el Campos de Sports de Ñuñoa -que años más tarde se convertiría en el estadio Nacional de Santiago- con diez partidos en un lapso de casi un mes.
Fue un 12 de octubre de 1926 el día en que se inauguró la competencia con un partido entre Chile y Bolivia, con resultado abultado (7-1) -cuatro goles de Arellano- a favor del cuadro chileno que sumó sus primeros dos puntos en el certamen. La selección anfitriona era dirigida por el italiano José Rosetti, quien estaba decidido a conseguir el título y contó con jugadores de la talla de Guillermo Saavedra, Francisco Sánchez y el mencionado David Arellano. Las goleadas primaron en el torneo de 1926. Paraguay y Bolivia terminaron con -12 y -22 goles de diferencia, respectivamente, con cuatro partidos jugados. Uruguay y Argentina llegaron a la final de la competencia, mientras que el tercer lugar fue disputado entre Chile y Paraguay en un partido que fue vital para que David Arellano se convierta en el máximo artillero de la competencia.
Minuto 71
El campeón se definía por el puntaje acumulado y, así, Uruguay se hizo con el campeonato el 1 de noviembre de 1926 tras vencer por 6-1 a Paraguay. Argentina, por su parte, aseguró el segundo lugar al empatar a uno con Chile el 31 de octubre. Por ello, el tercer puesto se definiría entre Chile y Paraguay, ambos con dos puntos.
El 3 de noviembre, con la presencia de 6,000 espectadores, Chile se jugaba el honor frente al combinado guaraní. Tras el pitazo inicial del uruguayo Aníbal Tejada, ambos salieron con la consigna de quedarse con el tercer puesto tan ansiado. Sin embargo, David Arellano tenía una consigna más: convertirse en goleador del torneo. Hasta ese momento, el delantero uruguayo Héctor Castro se llevaba el galardón como máximo artillero con seis goles y el chileno era consciente de ello.
Así, al minuto 21, llegó el primero de Arellano y empezaba a amenazar al ‘Divino Manco’. Sobre el final del primer tiempo llegó el susto para el cuadro mapocho, ya que Vargas Peña puso la paridad para los guaraníes que no disfrutaron lo suficiente debido a que, dos minutos después, Manuel Ramírez adelantó nuevamente para los anfitriones. La amenaza de Arellano seguía vigente para la segunda mitad y, a los 64’, anotó el tercero para los chilenos y el sexto gol en su cuenta personal, logrando empatar al delantero uruguayo en el ranking de goleadores. El joven delantero chileno quería darle una pequeña alegría a su afición y darse el gusto de ser goleador del certamen. Ocho minutos después, a los 71’, puso el cuarto para los locales y logró convertirse en el goleador del Sudamericano de 1926 marcando un hat-trick. El quinto tanto lo marcó nuevamente Manuel Ramírez y, así, Chile se quedó con el tan ansiado tercer lugar.
Lamentablemente, un año después, David Arellano Moraga falleció con apenas 24 años a causa de una peritonitis que sufrió en una gira internacional que había hecho con el Colo-Colo a España -gira en la que él difundió el uso de "chilena" para referirse a la chalaca-. El joven artillero sureño no pudo llegar al Mundial de 1930, pero dejó los mejores recuerdos en tierra y, en conmemoración a su trágica partida, la insignia del cuadro albo lleva un crespón negro en la parte superior; además, el estadio del elenco cacique lleva su nombre (aunque en realidad su nombre solo le corresponde al terreno de juego). Sobre la base de goles y buenas actuaciones, se ganó el corazón del pueblo chileno llegando a la gloria.
Composición fotográfica: Kenny Romero / DeChalaca.com
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Erico: - Leonidas yo he hecho goles de todas las formas ,solo me falta de chilena , esa suerte que Ud. invento me lo puede ensenar?.
Leonidas: - Ud. es mi amigo por eso no se la puedo enseñar.
Erico: - Y si soy su amigo porque no me la enseña ?.
Leonidas: - Porque se la enseñe a otro amigo y se rompio el pescuezo.
Muchas gracias por su atencion.