¿Cambio de rumbo?

Estimado lector, a estas horas del día, usted ya debe estar atiborrado de compilaciones que tratan de explicar, por enésima vez, el nuevo fracaso de la selección peruana Sub-20. Ya sea en los diarios, en la televisión o en la radio, una serie de técnicos (muchos de los cuales pasaron con mucha pena y sin gloria por la misma selección) y psicólogos habrán dicho lo que, sin duda, dejó de ser un secreto a voces: no tenemos un planteamiento táctico adecuado, no hay concentración, hay deficiencias en el sistema de formación de menores, etc. No obstante, DeChalaca.com, fiel a su costumbre, intentará en las siguientes líneas dar un análisis diferente sobre la participación peruana en su propio sudamericano.
Los resultados mandan
Tras una eliminación siempre es difícil analizar con objetividad una campaña, más aún si se tiene en cuenta que Perú se convirtió en el cuarto anfitrión que quedó fuera del torneo en la fase de grupos, repitiendo las decepcionantes historias de Venezuela en 1977 y 1991, Ecuador en 1981 y Bolivia en 1995. Sin embargo, también es necesario señalar que la selección cumplió su mejor campaña desde el Sudamericano de Ecuador 2001, certamen en el que obtuvo cuatro unidades, quedando eliminados del torneo por un solo punto de diferencia. De ahí en adelante, la historia es tristemente conocida: Perú solo fue capaz de sacar un punto (Sudamericano de Colombia 2005) a lo largo de cuatro sudamericanos, quedando en tres de ellos con el rótulo de equipo cero puntos (Uruguay 2003, Paraguay 2007 y Venezuela 2009).
En el actual Sudamericano de la categoría, durante los cuatro partidos de la lanquirroja, se pudo observar dos tipos de sistema de juego, los cuales se originaron básicamente por las falencias defensivas. A continuación, un análisis línea por línea que servirá para medir el rendimiento de cada zona en el torneo.
- Arco: Quienes siguieron la preparación de la selección peruana, sabían claramente que este era el puesto más disputado, y no precisamente por el buen nivel de los jugadores y del equipo. Con dos arqueros sin experiencia en Primera y con poco rodaje en el último semestre de 2010, la elección entre Víctor Ulloa y Carlos Cáceda resultaba un verdadero albur. Ninguno de los dos logró consolidarse en el puesto, y los cambios en el arco en plena competencia solo fueron la confirmación del déficit en esta línea. Dejando de lado los errores de Ulloa, y las virtudes que exhibió Cáceda, resulta risorio ver cómo algunos periodistas lanzan críticas con respecto al porqué no se designó al portero de Universitario como titular desde un principio. Para hablar, es necesario informarse más sobre los pormenores de una decisión.
- Defensa: Después de la guerra todos son generales. Sin embargo, en esta página creemos que el error más grosero, y quizá el único de Ferrín, fue apostar por una riesgosa línea de tres en defensa. Conociendo el pobre rendimiento de esta línea en los amistosos previos, el técnico uruguayo omitió todos los errores previos y se la jugó por este sistema. Con el capitán Carlos Ascues asumiendo el rol de jefe y la voz de mando a pesar de su nula experiencia en torneos de alta competencia -no ha debutado en Primera División-, y con Pedro Requena y Alexander Callens a los lados, la defensa fue el punto más flojo del equipo, aun cuando en el partido contra Venezuela el entrenador quiso corregir y pasó a un línea de cuatro con Diego Donayre y Renato Zapata por los laterales y Requena y Callens pasaron a ser centrales, mientras que Ascues subió a la volante como un recuperador. Sin embargo, las flagrantes fallas siguieron aflorando.
- Mediocampo: Si en la previa Benjamín Ubierna afloraba como la estrella en la volante debido a su biotipo y seguridad en la marca, en el torneo su imagen se desdibujó totalmente. El volante de la San Martín no se encontró dentro de la cancha y terminó la competencia en el banco de suplentes. Su discreto accionar hizo que la volante de primera línea -quizá el puesto que más seguridad daba la selección- sufriera un desnivel. Con Ángel Ojeda como único volante de recuperación, la selección se vio avasallada por sus rivales en los últimos 20 minutos debido al descalabro físico que sufrió el hombre de Melgar, quien fue una de las figuras de Perú en el torneo. Probablemente, este sector pudo tener una mejor imagen de haber estado presente Tarek Carranza, quien cayó lesionado de manera desafortunada a finales del año pasado. Pasando a materia ofensiva, Christian Cueva fue el jugador diferente del equipo. Ante la desaparición de André Carrillo y la excesiva individualidad de Osnar Noronha, el jugador santo demostró todas sus condiciones y sacrificio por el equipo; no obstante, nunca encontró un socio con quien jugar, lo cual mermó las posibilidades de peligro en el ataque peruano. Ni que decir de Joazhiño Arroé, quien jamas pudo hablar el mismo idioma con los hombres citados y en muchos pasajes del Sudamericano se mostró falto de distancia (por algo en este momento se encuentra sin equipo).
- Delantera: Resulta preocupante que no exista, o no se encuentre un muchacho de la generación 1991-1992 que posea las condiciones de un goleador en potencia. La selección necesitó más que nunca un típico '9' y nunca lo pudo encontrar. Noronha jamás sintió el puesto, y fue el gran sacrificado del campeonato. Pero, un punto a considerar es que en la etapa de preparación, los aspirantes al puesto de delantero en el equipo, Héctor Cruz y Joyce Conde, nunca pudieron dar la talla. A de suponer el nivel que tienen los ataques de los clubes peruanos en las divisiones menores para no surtir a la selección de jugadores.
Roma no se hizo en un día
Siendo sinceros, después de dos Sudamericanos en los cuales se hizo cero puntos, resultaba difícil imaginarse a Perú en el Hexagonal Final, y mucho más en el Mundial de Colombia 2011. Con un "proyecto" de menos de dos años de duración -y con un técnico que llegó poco menos de nueve meses-, jugadores que recién comenzaron a tener una exigente actividad deportiva el año pasado, el sueño del anfitrión se asemejaba a una utopía. Más allá de romper pésimas rachas y mejorar la estadística de Perú en este tipo de torneos, habría que cuestionarse lo que buscamos en nuestra selección. De este grupo, no cabe duda que saldrán cuatro o cinco jugadores que más adelante podrían llegar a la selección absoluta. A pesar de las falencias en el juego colectivo, las individualidades de Ojeda, Cueva, Carrillo y Noronha son importantes en un medio tan empobrecido como nuestro balompié.
La selección no tiene jugadores de provincia
A comparación de otras selecciones, la Sub-20 de Ferrín tuvo como pilar de su equipo a solo un jugador de provincia: Osnar Noronha, volante de CNI (Ángel Ojeda, quien actúa en Melgar, es oriundo del Callao). Esto se puede explicar en gran medida debido al campeonato de reservas, que en su primer año le permitió al técnico uruguayo captar jugadores que no habrían tenido posibilidad de mostrarse en años anteriores. Ante el nuevo fracaso de la selección, no faltarán quienes sindiquen a Ferrín de elitista al no convocar más jugadores de provincia, pero tal afirmación pierde -en esta ocasión- sustento ante los ejemplos mostrados. Sin embargo, lo que sí podría cuestionarse es el hecho de no convocar jugadores del equipo campeón del Torneo de Promoción y Reservas, la Universidad César Vallejo, que mostró individualidades interesantes como Franceso Recalde y Christian Carranza. Pero la salvedad está hecha: el uruguayo consideró constantemente a los jugadores del interior del país durante la etapa de preparación, y la decisión que tomó en la convocatoria, cuestionable o no, se tiene que respetar.
Los jugadores no tienen experiencia
Diversos medios han tratado de explicar el fracaso de la selección partiendo de la reiterada falta de experiencia de los jugadores. Aunque existen casos en los cuales tal explicación calza perfecto -Ascues, Morales, Torrejón, Ubierna, por citar algunos nombres-, no se puede olvidar que varios jugadores del equipo titular venían alternando de forma seguida en sus clubes. Entre los nombres que podríamos citar se encuentran Callens en Boys, Zapata en León de Huánuco -alternó continuamente durante la primera parte del torneo-, Ojeda en Melgar, Cueva en San Martín, Requena en Total Chalaco y Noronha en CNI.
Individualidades
Durante los cuatro partidos de la selección, Carrillo, Cueva, Noronha y Arroe exhibieron una grosera falta de trabajo en equipo. Más allá de la técnica que puedan poseer, y por ende las libertades que pueda otorgarles el técnico para moverse por todo el frente de ataque, es necesario sindicar como responsable directo a Ferrín de tal burda demostración de individualismo. ¿Por qué Ferrín? Pues es simple: siendo la cabeza del equipo, es menester que corrija los defectos de los jugadores, y en este caso la individualidad de los cuatro hombres mencionados tuvo que cortarse de raíz. No es posible que en cuatro presentaciones, se sigan mostrando reacios al cambio de actitud.
Sí, (otra) vuelta a la página
En esta web, más allá de sugerir la continuidad de Ferrín, o su destitución, se pretende hacer hincapié en la necesidad de contar con una estructura cohesionada que sirva para elaborar un estilo de juego en la selección -en todos sus niveles-. En ese sentido, Sergio Markarian debería ser el encargado de elaborar un equipo de trabajo que le pueda aportar jugadores a futuro y que, por supuesto, conozcan la forma de trabajo del estratega uruguayo. Por lo demás, el Sudamericano Sub-20, el mismo en que Perú llegó cargado de ilusión (suena a frase cliché, pero es la verdad), ya es historia.
Foto: Reuters

CUANDO ESTO CAMBIE ESE DIA HABRA EXITOS PARA EL FUTBOL PERUANO.
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