Foto: ANDINAEl Perú - Costa Rica dejó varios registros estadísticos para el recuerdo. ¿Qué sirve de ellos a posteriori y qué no?

 

EL MEJOR ARRANQUE. Perú consiguió el viernes en Matute igualar el mejor arranque en los más de 500 partidos que tiene jugados desde 1927 (la cifra exacta, está ya dicho por esta página, navega en la polémica debido a algunos partidos que no se sabe si considerar A-1 o no). Anotó dos goles antes de los 6 minutos de juego, algo que únicamente había conseguido en el inolvidable amistoso contra Chile de 1995 (goleada 6-0, con dos goles de Flavio Maestri a los 2' y 6' para comenzar la faena).

¿Sirve lo anterior? No tanto como si luego de un comienzo tan prometedor, el equipo no hubiera mostrado cierta tendencia al relajo. Hubo, sí, un buen manejo del resultado que merece destacarse -sobre todo porque el que llegó después fue Costa Rica-, esto sin olvidar que sostener un 2-0 siempre constituye un riesgo altísimo. Pero más allá de ello inclusive, la preocupación de fondo tiene que ver con que había jugadores que tenían mucho por demostrar -Chávez entre los titulares, por ejemplo- y no mostraron suficiente ambición. Habría que recordarles a ellos que es en estos amistosos cuando las intenciones cuentan.

EL SEGUNDO MEJOR ARRANQUE. El de Sergio Markarián al frente de la selección se ha convertido, con los tres triunfos al hilo cosechados, en el segundo mejor arranque de un técnico en el banquillo de la blanquirroja. Solo lo supera el mítico récord de Jack Greenwell, el técnico británico que ganó los ocho partidos en los que estuvo al frente de Perú: en los Bolivarianos de 1938 y en el Sudamericano (hoy Copa América) de 1939, ambos torneos saldados con sendos títulos.

¿Sirve lo anterior? Sí en la medida en que estira la confianza en un proceso encabezado por un técnico capaz. Alguien que tiene el consenso que posiblemente casi ningún otro personaje, de cualquier esfera, tenga hoy en la sociedad peruana; alguien con prestigio internacional (como Greenwell, dos veces campeón de la Liga Española con el FC Barcelona) No serviría, en cambio, si el morbo de esta marca introdujera presión al 'Mago' por parte de algún sector de la prensa para conservar un invicto que no sirve de nada en instancias amistosas que sirven solo para el ensayo. Felizmente, Markarián es tan inteligente que sabrá decirles que no joroben, pero hay que advertirlo por si acaso.

LA SEGUNDA MEJOR RACHA. Perú lleva, con el partido ante Costa Rica, cinco cotejos ganados de manera consecutiva, sumándoles a los tres triunfos bajo la férula de Markarián los dos que se consiguieron en los últimos partidos de 'Chemo' del Solar -al final de cuentas, algo dejó-. Este récord solo es superado por una racha de nueve partidos ganados al hilo entre 1937 y 1939: los ocho de Greenwell y uno anterior en la Copa América de 1937 ante Paraguay bajo el mando de Alberto 'Tito' Denegri, el ex gran volante de Universitario.

¿Sirve lo anterior? Solo en la medida en que ganar es una buena costumbre, más para un medio futbolístico tan poco afín a ella en los últimos tiempos. No va a ser útil, en cambio, en la medida en que la primera derrota que el ciclo traiga consigo sea una golpeadera de pecho y desate críticas. Por otro lado, ya se escucha a algunos pidiendo rivales europeos o de mayor fuste: ¡basta de dar la contra por vocación! Hay que ser juiciosos y dejar que los experimentos maduren. Ganar es bueno; presionarse por hacerlo cuando no hay puntos en juego, no.

MATUTE, UNA VEZ MÁS. Perú jugó por decimocuarta vez un partido internacional A-1 en el estadio de Matute, y consiguió su octavo triunfo en dicho recinto (además empató una vez y perdió en cinco ocasiones). El triunfo 2-0 era un resultado que ya se había presentado en dos ocasiones para la blanquirroja en La Victoria: curiosamente, en los dos primeros partidos en ese escenario, amistosos ante Ecuador y Paraguay en julio de 1975.

¿Sirve lo anterior? Sí en la medida en que un estadio más se suma como opción para diversificar localía, lo cual siempre es bueno de cara a la ronda eliminatoria y poder sacar del cuadro a un rival determinado que esté muy acostumbrado a visitarnos en otra cancha. No en la medida en que, más allá de reavivar el estúpido debate marginal sobre si tal o cual estadio está o no "salado", se introduzca el tema en agenda como una variable de presión al entorno de la selección antes que como una variable para relajar la baraja de opciones. Por lo pronto, el viernes quedó claro que de nada sirve que las tribunas estén más cerca de la cancha si el público no va a tener la actitud de calentar la tarde con su aliento al equipo. Quien escribe opinó a mitad de semana que solo podría saberse si los precios del Perú - Costa Rica eran justos o no una vez que se viera la respuesta de la demanda, y la verdad es que si bien un partido como este no tendría por qué llenar ningún estadio, hubo algunos claros que nos sugieren que no teníamos razón cuando pensábamos que la expectativa por esta selección ya era lo suficientemente grande como para que la gente se volcara en masa a populares con 25 soles. Aunque esto último, a la vez, quizá sea una señal positiva respecto de que el público, esta vez, quiere ir despacio y no ilusionarse tan rápido con su equipo.

Foto: ANDINA

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