En este mundial no hay rival chico. Asà lo demostró el conjunto de Nueva Zelanda, que pese a sus limitaciones, no se rindió y consiguió el empate ante una Eslovaquia sumamente conformista. Ya desde un inicio pareció que los Kiwis estaban dispuestos a no ser la perita en dulce de un grupo que a las claras está dominado por italianos y paraguayos. Chris Killen fue la figura inicial, el que más buscó, pero pronto el ataque oceánico se fue diluyendo ante la mayor experiencia y argumentos de los centroeuropeos. Eslovaquia, jugando más al ras del piso, comenzó a acercarse poco a poco, sin ocasiones claras, pero resaltando la labor de Weiss, extremo derecho que siempre estuvo en la organización de todos los ataques, habilitando cada vez que podÃa a Vittek. Pronto el otro extremo Hamsik y el volante central ofensivo Sestak se contagiaron, aunque tampoco llegaron a ser una avalancha. De todas formas, asà llegó el merecido gol al inicio del complemento; entonces pareció que se venÃa el vendaval. Pero de la misma forma como Eslovaquia fue acercándose al arco, a partir de la ventaja poco a poco se fue alejando, conformándose con un resultado magro ante un rival muy inferior, pero con mucho amor propio. El DT Weiss, quizás hasta ahora el de peor trabajo, sacó a sus mejores jugadores: su propio hijo, el goleador Vittek y Sestak. Y los neozelandeses no se rindieron, consiguiendo a su propio estilo el empate a los 93’, con un buen cabezazo del lateral derecho Reid. Excelente resultado kiwi, que cosecha su primer punto en mundiales, en tanto los europeos, de no mejorar en el aspecto psicológico, ya deberán ir preparando las maletas
Eslovaquia, jugando más al ras del piso, comenzó a acercarse poco a poco, sin ocasiones claras, pero resaltando la labor de Weiss, extremo derecho que siempre estuvo en la organización de todos los ataques, habilitando cada vez que podÃa a Vittek. Pronto el otro extremo Hamsik y el volante central ofensivo Sestak se contagiaron, aunque tampoco llegaron a ser una avalancha. De todas formas, asà llegó el merecido gol al inicio del complemento; entonces pareció que se venÃa el vendaval. Pero de la misma forma como Eslovaquia fue acercándose al arco, a partir de la ventaja poco a poco se fue alejando, conformándose con un resultado magro ante un rival muy inferior, pero con mucho amor propio.
El DT Weiss, quizás hasta ahora el de peor trabajo, sacó a sus mejores jugadores: su propio hijo, el goleador Vittek y Sestak. Y los neozelandeses no se rindieron, consiguiendo a su propio estilo el empate a los 93’, con un buen cabezazo del lateral derecho Reid. Excelente resultado kiwi, que cosecha su primer punto en mundiales, en tanto los europeos, de no mejorar en el aspecto psicológico, ya deberán ir preparando las maletas