Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com

Miguel Marca | @migueelmarca
Redactor

Es imposible no reconocerlo. Sea por los botines que usa, las jugadas llamativas que ensaya dentro del campo o un excéntrico corte de pelo, es en general posible percibir con rapidez su presencia y no perderle la mirada. Más aún si está en la mira del Real Madrid, del Barcelona o de algún otro club dispuesto a pagar por esas jugadas maravillosas que hacen levantar del asiento al espectador. Es el caso de Neymar da Silva Santos Júnior (Mogi das Cruces, Sao Paulo, 5 de febrero de 1992), quien cumple todas las características antes mencionadas al punto de que incluso los más chicos de sus admiradores buscan jugar y vestir como él.

Una década atrás, ser la gran figura en Santos FC no era algo menor para alguien de 18 años de edad. Ya era, de hecho, voceado para ser parte de la delegación a Sudáfrica 2010; la presión mediática por ese entonces ponía al técnico Dunga en aprietos, y es que al enjuto jugador lo respaldaban sus números: 34 goles y 25 asistencias en 78 partidos. Finalmente no fue considerado, pero su presencia no tardaría en materializarse. Tras la eliminación canarinha en cuartos de final se produjo la dimisión de Dunga y su cargo lo ocupó Mano Menezes. El ex DT de Corinthians buscaba nuevas caras y la de Neymar encabezaría la lista. Empezó así un reinado que hasta el día de hoy busca corona.

El 10 de agosto de 2010, en el inmenso estadio de East Rutherford, saltó a la cancha con un ritual que sacaría patente. Mirada al cielo a sabiendas de que la cámara lo enfoca. Peinado extravagante. Medias por encima de la rodilla. Ese es Neymar, quien ha mostrado una personalidad invariable hasta el momento. Las tribunas corearon su nombre. La figura dentro del campo también lo era fuera de él. A los 28' llegó su anotación tras un centro de André Santos, y así se dio apertura a una larga etapa en la que, pese a no haber obtenido algún título importante, su nombre es el primero de 197 millones cuando se trata de pensar en futebol.

El juego que predica el '10' no entra en cuestionamiento, pero no se puede negar la mala fortuna de que la Seleção no lo haya tenido disponible en los momentos decisivos por los que atravésó en la última década. Su presencia, en cambio, quedó asociada con eliminaciones: en las Copas América Argentina 2011 y Chile 2015 contra Paraguay en cuartos de final y en la derrota en la final de los Juegos Olímpicos Londres 2012 ante México.

Su premio consuelo fue, en cambio, obtener dos títulos con poca relevancia si se los compara con lo que acostumbra ganar el 'Scratch'. Alzó una Copa Confederaciones ante España tras golearlo 3-0 y una medalla de oro olímpica en Río 2016 ante una Alemania que tenía una nueva generación de jugadores y veía ese torneo como parte de un proceso y no como un fin en sí mismo. Pese a eso, Brasil pudo triunfar en el 'Maracaná' con Neymar a la cabeza, aunque era imposible que eso paliara otros malos recuerdos.

La lesión de Neymar contra Colombia en 2014 fue sufrida por Marcelo y por todo Brasil. (Foto: AFP) 

Porque si de Mundiales se habla, Neymar ha tropezado con distintas piedras. Una lesión ya conocida ante Colombia lo marginó en Brasil 2014, lo que lo hizo ver desde fuera la horrenda derrota contra Alemania. Quedará siempre la pregunta flotando: ¿de haber estado Neymar, ese 1-7 de Alemania era posible? La incógnita perdurará en la historia, pero lo cierto es que en 2018, con él en el campo del Kazan Arena, la despedida brasileña fue en cuartos ante Bélgica, que mostró un fútbol más parejo que el de la verdeamarelha.

Y luego, cuando bien pudo haber gritado campeão por tercera vez en el Maracaná, una lesión lo marginó de la Copa América Brasil 2019 y tuvo que mirar con desdén a sus compañeros desde el palco reservado para él y su soledad. La triste lesión contra Qatar antes del certamen produjo esta figura con un desconsolado '10'. Y justamente en Qatar está pactada la próxima cita con que Neymar espera sanar la herida con la Copa del Mundo. Al Medio Oriente llegará con 30 años, con un rostro quizá más maduro pero risueño que buscará codearse con esa corona que tanto le falta para terminar de construir una imagen ganadora.

Ilustración: Lenin Auris / DeChalaca.com
Foto: AFP


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