El Sevilla de Jorge Sampaoli perdió el invicto ante la Juventus en un partido en que le sobró despliegue pero le faltó algo muy elemental: tener la misma cantidad de jugadores en el campo que el rival. ¿Qué flaqueza desnuda esto en la propuesta del 'Hombrecito'?
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Entre el Coronel Bolognesi de hace una década y el Sevilla FC de estos tiempos hay mínimas diferencias y esto no es mentira. Los uniformes son iguales, salvo por el hecho de que el en un caso es titular para el otro es alterno; el entrenador es el mismo, y sin un pelo menos; y el funcionamiento también es similar, con un 3-rombo-3 que busca constituir tres sistemas en uno solo según se practique función de defensa (3-6-1), posesión (3-4-2-1) o ataque total (3-3-4 neto). Equipos intensos, de toda la cancha. Con el sello que ha hecho de Jorge Sampaoli una marca propia en el fútbol sudamericano y ahora mundial.

Las diferencias, indudablemente, tienen que ver con jerarquías; pueden ser inmensas, pero no muchas. Porque en comportamientos ante algunas situaciones, el patrón de los equipos de Sampaoli es el mismo y esto fue notorio ante la Juventus en el Sánchez Pizjuán: un partido que el Sevilla comenzó ganando temprano y en el que parecía terminar de trasladar a Champions League su protagonismo consolidad en Europa League para dar un gran golpe continental. Pero es un equipo de hombres, humanos, y por tanto capaz de equivocarse.

No es cuestión de caer en el facilismo de culpar a Franco Vázquez por la derrota -sí por la infantil tarjeta amarilla que se hizo mostrar en primera instancia y que luego, con algo de rigidez de parte del juez Mark Clattenburg, derivó en la doble amonestación-. Más bien, corresponde entender que porque es un equipo de hombres, de humanos, el Sevilla de Sampaoli se cansa. Sobre todo si con diez jugadores pretende sostener el mismo ritmo que con el equipo completo. Con un rival tan calculador al frente como la Juventus de Massimiliano Allegri, la ecuación difícil se completa y las derivadas son poco menos que logarítmicas.

Gabriel Mercado refleja la propuesta intensa de Jorge Sampaoli. (Foto: diario AS) 

Sí: corresponde aplaudir la propuesta intensa del Sevilla, esa en que Gabriel Mercado y Adil Rami, desde el fondo, cubren más de media cancha haciendo diagonales; esa en que Nicolás Pareja llega también desde atrás a empalmar un chuñazo potente para poner a su equipo en ventaja; en que Vicente Iborra está en las pelotas que se pelean por arriba en el área propia, en el círculo central y en el arco contrario; en que Sergio Escudero y Vitolo recuperan, generan y corren a sumarse como cuartos delanteros; en que Pablo Sarabia entra a entendérselas como único punta pero también como primer tapador de la salida contraria. Es el fútbol total que encandila pero que con uno menos agota, desgasta. Y al que Sampaoli le añadió, como toque indiscutiblemente suyo, el atrevimiento de lanzar al campo a Matías Kranevitter a falta de 14' para buscar el segundo o al menos acabar con la posesión de la pelota, pese a que el empate lo favorecía.

Sí corresponde, por eso, criticar que el frenesí extremo del Sevilla haya acabado -vía los goles de última hora de Bonnucci y Mandzukic- comprometiendo el resultado, el invicto que ostentaba en Champions y ahora su eventual clasificación, la cual deberá definir en la última jornada en su visita a Gerland (si el Lyon le gana por dos goles de diferencia, quedará fuera). Y por eso, que su entrenador revise su propuesta a partir de un criterio tan elemental como la inferioridad numérica le vendría bien no solo a los andaluces, sino a la propia escuela que promueve y algunos ya distinguen como sampaolismo al margen del bielsismo y otras ínfulas.

Orejona a la Música

SHOW DE MOLES. Aunque el vedettismo mediático de la jornada estaba concentrado en el regreso de Cristiano Ronaldo al Jose Alvalade para enfrentar al Sporting, el equipo que lo vio nacer -que acabó en un nuevo triunfo madridista agónico, por 1-2-, lo ocurrido en Dortmund acabó robándose todos los flashes y tuits. El 8-4 que el Borussia amarillo le endilgó al Legia Varsovia asombró no solo por el ida y vuelta que hubo entre arcos, sino sobre todo por la vergüenza deportiva del cuadro de Varsovia, que tuvo en el suizo Aleksandr Prijovic a su arma más letal: abrió la cuenta y luego descontó, cuando ya Shinji Kagawa había logrado un momento Kodak con su doblete en dos minutos para voltear el partido. El primer tiempo culminó 5-2, y en el segundo se rubricó el partido con más goles en la historia de la Champions en buena medida gracias a Marco Reus, autor de dos goles y casi de un tercero que fue considerado autogol de Jakub Rzeźniczak, con el que se cerró la catana.

Leicester contrasta su buen momento en Europa con su flojo andar en la Premier League. (Foto: prensa Leicester) 

LÍDERES FESTIVOS. Uno el Leicester, que prolongó su buen momento europeo y aseguró la clasificación con su 2-1 al Brujas en un partido que pudo tener score más amplio. No ocurrió así porque entre el réferi francés Ruddy Buquet y su asistente Guillaume Debart advirtieron un offside ligero de James Vardy antes de que este le pegara al balón con un taconazo hermoso que se coló en la puerta de Ludovic Butelle, y porque la visita, que tuvo muy animoso al colombiano José Izquierdo -anotó el descuento-, careció de precisión en algunas ocasiones. El otro que manda en su grupo y ya planifica octavos es el Mónaco, que le ganó también 2-1 al Tottenham en cotejo de goles rápidos: tres en 5 minutos, con el estiletazo de Thomas Lemar como sentencia del resultado feliz para el cuadro monegasco.

ESPERAN AGAZAPADOS. Solo dos clasificaciones de ocho quedaron pendientes de definirse para la última jornada a partir de los duelos disputados el martes. Una, está dicho, en el grupo H, en el que el Sevilla visitará a un Lyon que fue paciente en su visita a Zagreb para esperar el descuido del maltrecho Dinamo (0 puntos) y asestarle un latigazo vía el -a veces- efectivo Alexandre Lacazette para el 0-1. La otra, en el grupo G, luego de que el Porto empatara sin goles en su visita a Copenhague y quedara 2 puntos arriba del cuadro danés; si este último vence en la última fecha al Brujas y los portugueses no le ganan al Leicester, el Copenhague clasificará por mejor resultados entre ambos. Ese criterio, justamente, definió el segundo lugar del grupo E, después del empate 1-1 que el Leverkusen le robó al CSKA -los moscovitas merecieron mejor suerte sobre el final-, y que lo pone con 11 puntos por encima del Tottenham, que tiene 8 y además pierde en enfrentamientos directos entre ambos, por lo que los 'Spurs' deberán contentarse con buscar el cupo de consuelo a la Europa League.

Foto: diario AS, prensa Leicester


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