La Champions volvió con un duelo de primera fecha jugado a ritmo de cuartos de final entre PSG y Arsenal. Un 1-1 lleno de vértigo y emoción en importante medida gracias al protagonismo compartido de tres sudamericanos: una suerte de duelo eliminatorio que que esta vez ganó David Ospina.
    Roberto Castro | @rcastrolizarbe
    Director General

Los abuelos hablaban del 'Caimán' Efraín Sánchez, un portero atajador bajo los tres palos: ágil, con reflejos, atento; de gorrita y chompa a cuadros, como dictaba la usanza para el goalkeeper de antaño. Los padres hablan de Pedro Antonio Zape y su penal atajado a Cubillas, con espectacularidad y capacidad de estirarse siempre para llegar al balón. Los que vimos el escorpión nos llenamos la boca hablando de René Higuita y a pie juntillas, en defensa del renegado de nuestra generación, decimos que el gol de Milla fue producto de un pase mal ejecutado por Perea y no producto de la locura del desgarbado pelilargo que hizo del arquero líbero un paradigma.

Los de anteayer, los de ayer, los de hoy y los del futuro hablarán, en cambio, de David Ospina. Un híbrido de todos esos modelos de arquero colombiano. Un sello de garantía con rasgos de muralla cuando de atajar puramente se trata. En París, Ospina fue la gran luz de la ciudad. Y si Chaplin tomara su actuación como referencia para diseñar una nueva genialidad del cine mudo, le bastaría y sobraría con colocar cuatro escenas en secuencia: i) Su cierre de ángulo a Edinson Cavani en el primer tiempo, lección de cómo un arquero puede con el movimiento de cuerpo indicado, ese que cierra correctamente el ángulo, impedir que un delantero le anote aun cuando lo haya superado en carrera. ii) Su atajada en mano a mano al propio Cavani, en carrerón y choque cerca del borde del área. iii) Su tapadón a Di María, a boca de jarro, suspendiendo todo el cuerpo en el aire. Y iv) su tremendo, notable, sensacional anticipo a Cavani, una vez más, para sacarle de los pies una pelota de gol en el área grande.

Por todo eso, el golero del Arsenal fue la gran figura del primer día de la nueva temporada de Champions. Aun cuando lo del uruguayo Cavani no haya sido poco, pues se erigió como líder de un PSG convencido de sentirse poderoso y que insistió empecinadamente en anotar. Y aun cuando en las encuestas por Internet de la televisión muchos hayan hecho clic por el chileno Alexis Sánchez como MVP, por su terquedad para el desborde, la contra peligrosa y el oportunismo, en definitiva, que le permitió empatar al tomar el rebote que Aréola cedió tras el remate a boca de jarro de Iwobi. Lo de Ospina fue superlativo y determinante: fue la comprobación de que a veces el mejor ataque no es la defensa, sino un excepcional arquero.

Cavani pudo anotar, pero no se quedó con el triunfo para PSG. (Foto: AFP)

Así, en París ondearon las banderas colombiana, chilena y uruguaya por encima de las de Argentina y Brasil, pues Marquinhos, como Di María, desperdició la última chance del partido al no tocar la pelota en el aire cuando ella se paseó por delante de toda la raya de gol. Para ese momento, la fecha de Eliminatorias Sudamericanas jugada el pie de la Torre Eiffel ya la había ganado Colombia.

Orejona a la Música

EL POLAQUITO EFECTIVO. Uno que podría discutirle a Ospina el protagonismo de este martes de inicio de Champions es el polaco Arkadisuz Milik, quien llegó a Nápoles a llenar el vacío del ahora enemigo número uno del sur de Italia, Gonzalo Higuaín. Dos goles suyos en los últimos diez minutos del primer tiempo le permitieron al Nápoli darle vuelta en una difícil plaza como Kiev a un partido que el Dynamo le había inclinado en contra con un buen tanto de Garmash. El equipo del exinternacional ucraniano Sergei Rebrov acusó el golpe e inclinó la balanza de la posesión en el complemento, pero sin reaccionar del todo hasta que la roja a Sydorchuk por simular una falta lo condicionó del todo. Con el Benfica empatado sorpresivamente a última hora por el Besiktas vía un tiro libre del brasileño Talisca, los goles de Milik acabaron dándole al elenco napolitano la punta del parejo Grupo B.

FERIAS DEL DESNIVEL. Barcelona y Bayern tuvieron entrenamientos con público y le recordaron al mundo por qué un torneo de clubes está, hoy, llamado a ser mucho más disparejo que una Euro que aun con 24 equipos y todas las quejas existentes no ofrece diferencias entre un equipo y otro de siete o cinco goles. Los catalanes madrugaron al Celtic y luego afrontaron un ligero susto con un penal que Ter Stegen le atajó de manera plástica al francés Moussa Dembelé -no confundir con su homónimo belga-, para después martirizar a los escoceses con Messi (x3), Suárez (x2) y Neymar (x1), a los que se sumó Iniesta con un gol de magnífica factura. Lo de los bávaros, en tanto, fue un cobro de derecho de piso al Rostov, con la soltura y el desenfado de un Joshua Kimmich en consolidación -se despachó con un doblete- como estandarte.

Atlético hizo su labor al ganar en Eindhoven por 0-1. (Foto: Mundodeportivo.com

SUMATORIA SILENCIOSA. Sin tanta espectacularidad, uno de los mejores resultados de la primera jornada lo consiguió el Atlético de Madrid. Si el Bayern ganó, los colchoneros también lo hicieron para no perderles pisada en su grupo: un 0-1 en Eindhoven con un golazo de Saúl Ñíguez, con disparo al ángulo inatajable para el meta Zoet. Y si el Barcelona atajó un penal, el 'Atleti' también lo hizo: el esloveno Oblak se estiró de modo cuasi contorsionista para impedir que el disparo del mexicano Guardado, luego de un inexistente foul a Narsingh mal sancionado por el árbitro inglés Atkinson, sellara un rápido empate. Los de Simeone le ganaron el duelo rojiblanco al PSV de Phillip Cocu y sugirieron que no habrá mucho espacio para sorpresas en el Grupo D.

Fotos: AFP, mundodeportivo.com

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