Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comEl Benfica dio el golpe triunfando en el Vicente Calderón con dosis sudamericanas de buenas y malas costumbres en la cancha y también en la tribuna, donde sus parciales armaron escándalo. En Madrid, la Champions fue un poco como la Libertadores.

No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Pero para los hinchas del Benfica va cumpliéndose más de la mitad del refrán sin que este tenga asidero. Acaso ni el propio Bela Guttman se tomó tan en serio la famosa maldición que lanzó, o quizá con plena conciencia de querer hacer sufrir así al equipo con el que ganó tanto y quedó tan resentido.

En cualquier caso, muy pocos de los 3000 hinchas del Benfica que tomaron el tren o algunos vuelos low cost a Madrid tienen algún recuerdo cercano del viejo Bela. Más bien, causaron alboroto en un Vicente Calderón que así nomás jamás vio llegar una barra tan numerosa desde otro país. En la civilizada Champions, se siguió la teoría y se envió a la hinchada visitante a la cabecera alta de una de las populares, pero no se contó con el descontrol tras el gol de empate de Nico Gaitán, precipitado y a la carrera. Cayeron bengalas desde la parte alta y hasta diez personas, incluido un niño de dos años, quedaron levemente heridas. Un escándalo que traerá sanciones a nivel UEFA.

Así, la ansiosa hinchada benfiquista contribuyó con su cuota a sudamericanizar más un partido que en la cancha ya era uno de Copa Libertadores. Y no porque los dos primeros goles fueran argentinos, por el atajadón monumental de Júlio César -vigente, vigente- a boca de jarro a Correa o por el habitual protagonismo de Simeone, sino principalmente por el trámite luchado, de dientes apretados, de la búsqueda de sacar la mínima ventaja y, si es posible, ensuciar un poco el trámite para ganar tiempo.

Guedes celebra el tanto del triunfo para el Benfica. (Foto: AFP) 

Para completar el marco, Gonçalo Guedes, un chico de 18 años, se llevó las palmas con el gol de la victoria. El Benfica, con dos partidos jugados, es uno de los seis equipos que conservan puntaje perfecto en esta Champions. Difícilmente le alcance con lo expuesto hasta ahora, y quizá la maldición de Guttman se prolongue un año más y sigamos sumando. Pero queda claro que esas ansias por ganar, las que la precariedad impone, son las que a veces despiertan ánimos de raíces latinas que tanto priman por estos lares y que se mudaron del Nuevo Continente al Viejo esta noche madrileña de miércoles.

Orejona a la Música

NUESTRA CUOTA SUDAMERICANA. En Mälmo, se escribió un nuevo capítulo de fútbol europeo predecible: el Real Madrid pasó por encima al local con dos goles y nuevo récord de Cristiano. Hasta allí el aburrimiento. Lo novedoso -o quizá para el fútbol peruano no tanto- fue la expulsión de Yoshimar Yotún a 12' del final por doble amarilla: el lateral de la selección trabó duramente a Lucas Vázquez y el réferi turco Cakir no se anduvo con contemplaciones. Era el partido más importante para el ex Cristal en su paso por Europa y, si bien no lo jugó del todo mal, lo acabó de la única forma en que no tenía que terminarlo. ¿Alguien se acordó de setiembre de 2013?

Primero Mata, luego Smalling. El Manchester United logró ganar ante el Wolfsburgo. (Foto: AFP) 

LA REVANCHA DE UNA CIUDAD. Si para los "compadres" de Manchester la primera jornada fue poco feliz, el inicio de la segunda era aún más amargo: ambos abajo antes de la media hora ante rivales alemanes teóricamente débiles. Lo corrigieron con caminos que se bifurcaron: empates rápidos en ambos casos, pero para el United hizo la diferencia un tacazo de lujo de Juan Mata, en jugada galáctica que devino en la barrida de Smalling para el 2-1 sobre el animoso Wolfsburgo, que tal como el Leverkusen en el Camp Nou nunca terminó de creérsela. El City, en cambio, fue más paciente y labró la voltereta en Mönchengladbach -luego de ir abajo por un penal mal cobrado- hasta que tuvo un penal -bien sancionado ese sí- que Agüero convirtió sobre la hora.

MATA Y MORA. La Juventus, silenciosa y sólida, ganó uno de los duelos más esperados de la fecha. Y lo hizo al estilo Morata: pegando letalmente y con contundencia en momentos justos. El cabezazo de su goleador español, metido como cuña entre los dos zagueros centrales del Sevilla, es ilustrativo de lo que propone este equipo bianconero post Pirlo: menos elegancia y más sagacidad. Sobre la hora, Zaza rubricó el 2-0 y la punta del grupo para los de Allegri.

Fotos: AFP


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