Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comEl Arsenal se bajó al Bayern Münich en un partido en el que, irónicamente, Manuel Neuer hizo atajadas de fantasía que lo ratifican como el mejor golero del mundo en la actualidad, inclusive cuando le anotaron.

¿Cómo un arquero puede confirmar que es el mejor del mundo? Este martes 20 de octubre, Manuel Neuer desarrolló una manera muy efectiva de ratificarlo: atajando hasta los goles que le hacen. Y no es un oxímoron o algo que se le asemeje. La situación se dio en tiempo de descuento, cuando el disparo de Mesut Özil a boca de jarro, ni a tres metros de la raya de gol del Bayern, hizo que el balón traspusiera completamente la línea de cal.

Pero a los ojos del mundo, aquel no fue el 2-0 del Arsenal. Ni siquiera el 2-0 del Arsenal sobre el que hoy no parece, sino es el mejor equipo del mundo. ¡Sí, del Arsenal, del mismo equipo gunner que puede perder en casa contra el Olympiacos y, como siempre, es capaz también de lo imposible como ahora! No: no era el triunfazo del Arsenal. Era el momento de un atajadón colosal de Neuer que, ironías de la vida y del arco, no pudo impedir el gol, pero quedó para la posteridad como una obra de arte, cual acto gimnástico que supera la calificación que los jueces puedan darle -en este caso, un gol en contra-.

Ya en el primer tiempo, Neuer había paralizado al planeta con una primera intervención plástica, formidable. También a boca de jarro, Theo Walcott -que de punta único causó mucha zozobra en el fondo de los de Guardiola- le había lanzado un estiletazo mortal. En cero grados de levedad, con estirada perfectamente horizontal, el portero del Bayern sacó la pelota y desafió a los fans de Sepp Maier al cuestionar si podrán seguir diciendo que el mejor portero alemán de la historia nació en Netten y no más bien en Gelsenkirchen, allí donde Neuer, con Farfán de compañero, hizo sus pinitos en este juego en el que hoy se erige como campeón del mundo.

Özil liquidó el partido en el Emirates. (Foto: AFP) 

Las ironías son máximas porque Neuer es de carne y hueso y por eso, el primer gol del Arsenal llegó a través de un cabezazo de Giroud producido ante una mala salida suya. Si se quisiera blindarlo podría decirse que Müller, que es otro extraordinario futbolista pero que en ningún caso es defensa, se puso inoportunamente en posición de back e hizo un defectuoso cruce que mandó al bombo al portero. Pero la verdad es que el meta del Bayern salió mal y por eso el choque triple acabó en el cabezazo del francés que puso arriba a los gunners.

Y así, solo después de cuatro párrafos, hay un espacio en estas líneas para destacar el sensacional triunfo del Arsenal. El que posiblemente sea su mejor resultado en años. Sin actuaciones individuales más brillantes que la de un colectivo sensacional. Que puede tener a Alexis enchufado y a Ramsey eventualmente lesionado, pero brilla en función de la idea inclaudicable de Wenger. Que se impuso a la de Guardiola, con un 4-2-3-1 plantado firme frente a otro esquema similar, porque la bendita primera línea hizo la diferencia. Coquelin, el jugador-hincha, y Santi Cazorla, enorme arquetipo de este triunfo, se llevaron las mayores palmas. Pero nunca tantas como las recibidas por Neuer, figura inconmensurable de un día triste para él, feliz para el fútbol y abrumado de ironías.

Orejona a la Música

FÚTBOL DECODIFICADO. El partido más brillante de la jornada fue uno que no se vio vía decodificador en el Perú. El Leverkusen comenzó madrugando a la Roma con dos goles de 'Chicharito' Hernández, quien antes de los 20' ya sugería haber encontrado su lugar en el mundo a orillas del Rin. Pero De Rossi -sí, lo está leyendo bien, y no es 'Toñito' Gonzales disfrazado de italiano- apareció no una, sino ¡dos veces! para equilibrar el marcador. La Roma se extralimitó porque tuvo el tiempo del que no había dispuesto la jornada anterior en Borisov ante el BATE y se llegó a poner 2-4 vía Pjanic y Falqué, pero en solo 2 minutos y a falta de menos de 5', Kampl y Mehmedi igualaron para los de Roger Schmidt, que por ahora son el otro gran protagonista alemán de esta Champions.

El Bayer Leverkusen y la Roma regalaron un partidazo. (Foto: AFP) 

EFECTIVAMENTE, EL TERRIBLE. Rakitic es figura excluyente del Barcelona multicampeón, y el que lo niegue seguramente entiende poco de este deporte. No hace goles como el tridente de la MSN, pero es arquetipo y sostiene el ritmo de un equipo que no extraña a Xavi porque existe Iván, también en cuatro letras. En Borisov, luego de un primer tiempo muy trabado, el croata apareció dos veces cual si fuera '9' para salvar la papeleta y encaramar al Barça como líder de un grupo mucho más parejo que lo supuesto.

LA PERFECCIÓN ES RUSA. De los dieciséis equipos que jugaron el martes, solo uno culminó el día con puntaje perfecto. El Zenit se hizo muy fuerte en San Petersburgo y, por inga o mandinga, superó a un Lyon muy bien parado y que llegó con esfuerzo al empate en una buena acción individual de su estrella Lacazette, pero que no pudo contra la tromba rusa personificada en la inmediata respuesta de Hulk y la posterior definición a la carrera de Danny. El equipo de Villas Boas es holgado líder del Grupo H, aquel estigmatizado como el más débil a inicios de la competición pero del que surge el que hasta ahora es el equipo con mejores cifras de la competición.

Fotos: AFP


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