Europasión - fecha 4: El otro Ángel di Madrid

Su disparo fue milimétrico. Como si se llamara Lionel o tuviera de segundo nombre Ronaldo, la pelota fue enviada como con la mano, hacia el vértice superior derecho de Keylor Navas. Besó la escuadra del arco del Fondo Sur del Bernabéu, y lenta y caprichosa hizo el arabesco hacia fuera. Una vez más, el Madrid se había salvado. Y Angelito no podía consumarse como vengador.
Por cosas así, Angelito no es Messi o Cristiano, sino el que sabe darles los pases que los hacen famosos. Como a Cavani, en ese final del primer tiempo en que de manera cerebral y con inteligencia -a lo Valderrama, a lo Bochini para argentinizarlo- lo dejó solo para definir; el uruguayo respondió con un intento de rabona que Varane sacó en la raya. Y una vez más, Angelito no podía ser vengador.
Di María fue la enorme, inmensa, diferencial figura sobre el campo del Bernabéu. Allí donde ese Real Madrid que -en uno de los gestos con mayor sabor a mal pago en la historia de la galaxia de Florentino Pérez- lo dejó ir acabó dominado y manipulado por el PSG de Angelito. Por momentos contra su arco, aunque sin que hubiera una escandalosa vorágine de goles errados tampoco. Sucede que allí donde Di María reinó y condujo el cuadro galo manejó el partido, pero no fue letal. Si incluso después del tanto de Nacho, sobre el final del primer tiempo, la respuesta fue inmediata y Rabiot le reventó el vertical a Keylor.
Los palos, entonces, impidieron que Angelito fuera vengador. Pero también el planteamiento de Rafa Benítez, quien si a algo no deja lugar es a la especulación con algunos de sus gestos de manos. Compacten, achiquen, compriman: así lo delataron las cámaras de la televisión internacional cuando el DT madridista ordenó cómo jugar los minutos finales. Mezquino, rácano, avaro y hasta indigno del Madrid, le dicen muchos; pero efectivo, porque así, como equipo chico y hasta sometido en el balance de los 180' contra el rival más difícil de su grupo, le sacó cuatro puntos. Está claro por dónde vendrán las críticas el día que el Real Madrid se quede afuera de esta Champions, o también por dónde vendrá la mano así Rafa llegue a Milán y triunfe: su estilo tiene detractores serios.
Pero lo que sí, qué bien le vendría a Benítez tenerlo a Angelito. Uno que mueva, que pise y que genere; que rompa líneas y sorprenda. Que cambie de frente y deje tirados rivales, como hizo con Isco. Que permita que el último pase sea para Ronaldo y que el portugués no tenga que estar trastabillando para pasar, como le ocurrió más de una vez en el discreto segundo tiempo del Madrid. Que haga buena parte de la chamba que el resto de la galaxia suele encargar a terceros.
Acaso por eso, Angelito es tan bueno que no puede ser vengador. En un Bernabéu que ni lo aplaudió ni lo silbó y del que fue como ganador en la derrota. Como el actor de reparto que no altera el desenlace de la película pero del que todos terminan hablando, y que en el siguiente estreno volverá a ser secundario.
Orejona a la Música
ESTO ES LA CHAMPIONS. Partidazo, sobre todo en los primeros 45', el que regaló el Manchester City en el Sánchez Pizjuán. En el que el Sevilla también obsequió fútbol y bastante, pero en el que hay que poner a los citizens de Pellegrini en primera línea por la articulación demoledora y contundente que tanto venía reclamándoseles. Fue una tromba asesina en los 20' iniciales, con un Fernandinho con toda la flecha para arriba y Navas y Bony con la barra de poder al tope. El local reaccionó, y después del gran gol de Tremóulinas -más que por su sutil toque de cabeza, por la magnífica jugada previa- hasta le cometieron un penal a Krychowiak que el juez Moen no advirtió. En el segundo tiempo el ritmo bajó, pero no se exagera si se afirma que en Sevilla estuvo el mejor partido de lo que va de la Champions League.
LOS PLATOS ROTOS. Entre los diversos triunfos locales de la jornada, sorprendió el aplastamiento que el Shakhtar hizo del Mälmo, en el que Yoshimar Yotún jugó solo el segundo tiempo -ingresó por Berget- y poco pudo hacer para evitar la goleada de los de Mircea Lucescu. La armada croata, con el veterano Srna y el nacionalizado Eduardo a la cabeza, abrió la compuerta luego de que Gladkiy hubiera abierto el marcador, y Álex Teixeira completó cifras. El equipo de Donetsk era el único de los dieciséis que estaba en juego en la jornada del martes que no tenía hasta ahora puntos en la competición, e hizo pagar toda la factura al elenco sueco.
MAÑANA MALDITA. El cambio de horario europeo no solo fue, como de costumbre, para mover los partidos que van desde la fecha 4 de la primera fase a las 14:45 del Perú. También implicó, de manera atípica, que el Astana kazano fuera local a las 10:00 de estas latitudes frente al Atlético. El partido no justificó encender la televisión tan temprano: defensa a ultranza del lado del local e imprecisión extrema de parte de la visita, que -y con eso se dice todo- tuvo sus mejores opciones circunscritas a la cabeza de Godín, quien por vía aérea asustó en alguna que otra ocasión. Del otro lado de la moneda estuvo el 'Niño' Torres, con una jornada para el olvido, tan fría como los -2°C de Astana y como el 0-0 que reflejó el marcador.
Fotos: EFE, Reuters
