Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comParís esperó el partido estelar de la fecha de miércoles en la Champions League, el cual, sin embargo, no colmó la expectativa mundial. PSG igualó sin goles ante un Real Madrid que nunca se vio tan chico.

Galardonado como el mejor club del Siglo XX. Luego como el de los ‘Galácticos’. Más tarde como el más caro en la historia del fútbol. Real Madrid, el superpoderoso equipo hecho a medida de Florentino Pérez, antes que a uno de los tantos técnicos que han pasado por la casa blanca en los últimos 10 años, se vio inferior en jerarquía individual y colectiva. PSG, quizás no al nivel del Barcelona de Guardiola, hizo que Real Madrid juegue para contrarrestar y luego para anotar, como pocas veces se ha visto en el presente siglo.

No podemos soslayar las ausencias de Karim Benzema, Gareth Bale y James Rodríguez, tampoco la de Luca Modric quien, sin embargo, ingresó en el segundo tiempo. Tampoco obviemos las diferencias que hay entre el once titular y los suplentes. Un plantel desbalanceado, hecho siempre para que todas sus figuras tengan un lugar en el equipo titular. Contra ello debe luchar Rafael Benítez. El español, un calculador a rajatabla, creyente de la pizarra e indiferente de la improvisación, quizás salió satisfecho con el empate a cero, con un equipo ordenado, prolijo para defender y que no acudió a las faltas, sino a la anticipación en zona de riesgo. Un once hecho para trabajar cada espacio y no condenado a la inquietud de los tres titanes que siempre tiene en ataque (la famosa BBC).

El club hecho para el mercado, donde las figuras aparecen solo en el resumen de los goles, tuvo un equipo de dos titanes en defensa, de trabajo visible e invisible. Sergio Ramos y Raphael Varane hicieron recordar a esas duplas de centrales clásicos con liderazgo total, que marcaban a fuego el estilo de cualquier equipo: los Couto – Nesta y Gamarra – Ayala, por ejemplo. No hubo luces en París para el mainstream. No hubo goles que hagan relevantes los rituales del hoy intrascendente Cristiano Ronaldo. Tampoco alguna extravagancia de Zlatan Ibrahimovic para suspender el flojísimo rendimiento que tuvo.

Ni Cristiano Ronaldo apareció en Paris. (Foto: AFP) 

El 0-0 no fue un partido para los flashes, sino para querer que jugadores como Thiago Motta sean los relevantes del fútbol. El italiano jugó para 10 puntos o 9.9, no se puede dar menos. Un partido para destacar lo hecho por Ramos y Varane, quienes de inicio a fin sostuvieron el volumen del ataque rival. Ha sido un 0-0 para estudiar, analizar y concluir en que PSG encendió la luz del comedor, acomodó las sillas y la mesa con Verratti y Motta, pero no cocinó nada con Ibrahimovic, Cavani y Di María. Esa es su gran deuda: sentenciar y brillar cuando el contexto se lo exige.

Orejona a la música

INGENIEROS ANDALUCES. Manchester City es un equipo con taras parecidas a las del PSG en Champions League desde que se pusieron la etiqueta de multimillonarios. Cuando debe poner en peso futbolístico su jerarquía individual, no lo logran. Ante el Sevilla de Unay Emery, modesto al lado del club inglés, se descarriló por momentos mas solo se recuperó con Yaya Touré y Kevin De Bruyne como organizadores.

El equipo andaluz, en cambio, salió a ser protagonista. Mandó con criterio y consiguió el primer gol vía el ucraniano Konoplyanka. Los fantasmas del Eithad, de nuevo. Sin embargo, cual Pacman, Touré se cansó de ser perseguido por fantasmas y se envalentonó, empujó y produjo el empate que llegó por un autogol de Rami. También incansable, luego, Touré sirvió para Kevin De Bruyne en el minuto 92 y puso el 2-1 para espantar a los fantasmas.

De Bruyne le dio el agónico triunfo al Manchester City. (Foto: AFP) 

VIO LA LUZ. Son dos equipos irregulares en Europa. Benfica y Galatasaray, hace algunas temporadas, gozan de planteles para competir en Europa League y animar la Champions League, inquietar a algunos gigantes y por qué no dar algún golpe. Pero ni inquietan, ni sorprenden usualmente. En su grupo ambos pelearán el segundo lugar tras este resultado (2-1) y la victoria de Atlético de Madrid ante Astana de Kazajstán. El partido en Estambul duró hasta el segundo tanto de Podolski. Un frenesí de acciones en ataque culminó con la remontada veloz, a los 33’, del equipo dirigido por Hamza Hamzaoglu. Luego la desesperación pasó a la vereda lisboeta y los 3 puntos se quedaron en el lado estambuleño.

SOBRE CERO. Solo un cuarto de hora tardó CSKA Moscú para adelantarse y darle un castigo inmerecido por el juego, pero sí por la falta de ambición para arriesgar a Manchester United. Los ‘Diablos Rojos’ tuvieron siempre el dominio del juego, sometieron a su campo al cuadro ruso, pero no hicieron mayor daño. Fellaini, más ‘9’ que volante, no aportó en la construcción y sus rupturas eran intrascendentes. Era necesario un líder de juego, que ponga orden e influya en mejores apariciones. Ingresó Bastian Schweinsteiger, le dio sentido a la elaboración del equipo de Van Gaal y mejoró a Ander Herrera. El vasco fue el arquitecto del gol. Liberó a Valencia por una banda y el ecuatoriano habilitó a Martial. Así llegó un empate que se firmó antes de tiempo. Un local satisfecho y una visita sin ideas.

Fotos: AFP


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