Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comPese a llegar con el cartel de favorito, Borussia Dortmund se desmoronó por errores puntuales en defensa y sufrió un revés: Mónaco, con mucha practicidad y una jornada sensacional de Kylian Mbappé, lo derrotó 2-3 en el Signal Iduna Park y tiene el pasaje casi comprado a las semifinales de la Champions League.

    Kenny Romero | @kenny_romero
    Director Periodístico

Las circunstancias que envolvieron a este partido no fueron las mejores tras la explosión de los tres artefectos al paso del ómnibus del Borussia Dortmund, lo que ocasionó que el compromiso se juegue este miércoles y bajo otro contexto. Aunque difícilmente se sepa qué pasó por la cabeza de Thomas Tuchel, el entrenador del BVB, planificar este enfrentamiento ante el Mónaco debió ser todo un desafío. Desde el aspecto deportivo y psicológico. Lo concreto es que el saldo, más allá del inicio prometedor, jugó en su contra y para mal.

Es cierto: el Dortmund salió a avasallar a su contrincante y la propuesta de su DT, el 3-4-2-1 que le otorgó mayor volumen a sus carriles, con la destreza de Raphael Guerreiro y Ousmane Dembélé, solo careció de fortuna en las conexiones con Pierre-Emerick Aubameyang. Es más, los roles mixtos que le dieron Shinji Kagawa y Julian Weigl desde la mitad de la cancha se asumieron como un factor extra para inclinar la balanza y blindar a Mónaco, que en los primeros instantes del partido solo esperó y acató su rol estratégico de (buen) visitante.

Sin embargo, la historia del partido se trastocó desde ese acción en la que Sokratis Papastathopoulos, acaso sin querer, cogió a Kylian Mbappé y generó un penal que fue errado por Fabinho, hasta que la pita se partió con la posterior reacción, casi en la siguiente jugada, en la que una buena réplica de Bernardo Silva -el volante derecho de los del Principado- fue a parar a los pies de Dembélé y este dejó solo -en polémica posición- a Mbappé, la nueva joya del fútbol francés, quien vulneró con poco esfuerzo el arco de Roman Bürki.

El Dortmund llegó el encuentro ante Monaco luego de superar el susto provocado por explosiones en su ómnibus. ¿Acaso estaba en condiciones el cuadro alemán de afrontar un partido así? (Foto: AFP) 

Aquella ventaja del Mónaco alteró todo. El 4-trapecio-2 de Leonardo Jardim se fortaleció en el acto y dejó perplejo al Dortmund. Tanto que se tocó de nervios y generó una evidencia palpable en ese centro de Andrea Raggi que increíblemente Sven Bender la guardó en propia meta. Ese 0-2 obstaculizó aun más cualquier intento de reacción del dueño de casa, que recién encontró una luz en el camino a partir del ingreso del estadounidense Christian Pulišić: se convirtió en socio de Kagawa y ello permitió que el BVB recupere la tenencia. Aunque con escasa efectividad.

El libreto, pues, ya estaba estudiado por Mónaco, que se sobrepuso casi en el acto tras el rápido descuento de Dembélé y repitió lo del primer tiempo; es decir, el aprovechamiento de las grietas defensivas y las distracciones del rival, como en esa acción de poco riesgo en la que Łukasz Piszczek se dejó anticipar por Mbappé y este simplemente definió como los dioses para, allí sí, bajarle la persiana a esta función que sufrió una postergación fuera de cálculos y por un suceso que escapa al entorno del fútbol.

Sobre el final, más allá de la soberbia acción individual del japonés Kagawa que concluyó en el 2-3 que le otorgó un matiz emotivo al cierre del partido, la historia no padeció de riesgos para el Mónaco y de mayores beneficios para el Dortmund. El primer round favoreció a la visita y, apelando a la perspicacia de uno y otro conjunto, la revancha en el Louis II apunta a favorecer a un equipo que, silbando bajo en esta edición de la Champions League, pretende hacer historia con su sello propio.

Los Goles

Fotos: AFP


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La ficha del Dortmund 2 - Monaco 3

 

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