Foto: AFPNapoli luchó su grupo y con 12 puntos quedó fuera mientras el Zenit consiguió la mitad y se coló a octavos. La injusticia del fútbol en una sola frase.

 

Sorteada la fase de grupos quedó clara una idea: la zona que compartían Arsenal, Dortmund y Napoli era la más complicada de lejos. Por otra parte, el sorteo fue benevolente con el Atlético Madrid que quedó sembrado con Porto, Zenit y Austria Viena. Los colchoneros colmaron las expectativas y pasaron con 16 puntos, seguidos del Zenit, aunque los rusos apenas llegaron a 6. Es decir, la mitad de puntaje que el Napoli le bastó a los rusos para tomar el boleto a octavos. O, si se quiere, una victoria y tres empates valieron más que cuatro victorias. Como quiera que se le vea, la desigualdad de los grupos terminó demostrando lo que se especulaba.

Algo parecido se pudo ver en el grupo B con el Galatasaray, que clasificó segundo con 7 puntos. El grupo F fue tal vez el más complicado y, dentro de ello, Napoli, al igual que los alemanes e ingleses, tuvo un desempeño bastante bueno, demostrando un nivel bastante alto en cada encuentro. El Zenit ruso fue la otra cara de la moneda, jugando partidos de nivel mediocre en oportunidades, teniendo como rival directo a un Porto que mostró un nivel similar. Al final, un equipo con un mejor plantel y mejores resultados -en un grupo más competitivo- terminó diciéndole adiós al máximo certamen europeo mientras que uno de nivel muy discreto está aún en la pelea.

Esta desigualdad lleva a pensar que el sistema de los bombos no está bien articulado porque el mismo busca una cierta paridad en los grupos y que los grandes no se eliminen entre ellos en grupos. Sin embargo, el sistema no parece estar funcionando si ello trae como consecuencia que un equipo de mejor nivel y con mucho mejor campaña que otro no tenga el mismo premio que este.

Foto: AFP

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