Liquidación por cinco
LA FIGURA. Fue el showman de la noche. Frank Ribéry tuvo a mal traer a todo el bloque defensivo local durante los 90’. Ni Anderson Polga, Tonel o el lateral Abel pudieron ante las arremetidas y los movimientos zigzagueantes del hábil volante francés. Su actuación fue clave en la goleada; es más, anotó la primera conquista, cuando el choque aun no tenía una estructura definida. Luego silenció el José Alvalade, cuando anotaba el 0-3 vía penal y comenzaba a sentenciar la serie.
LA DECEPCIÓN. La magra presentación de la oncena lisboeta. Arrancó el partido con un ligero dominio, pero sin efectividad. Los embates de Rochemback y Joao Moutinho fueron, acaso, las únicas armas temibles del Sporting, pero en el segundo período se desdibujaron todos, les pasaron factura en cuatro oportunidades y los enviaron a centrarse solo en la Liga Sagres.
EL MOMENTO. Hasta los 42’ de la primera parte, ambos equipos mostraban un libreto muy monótono, en el que los porteros Tiago y Rensing eran espectadores privilegiados de la contienda. Pero apareció Ribéry con una jugada fuera de contexto, desparramando de su marca a dos rivales en base a su potencia y definiendo con la calidad que lo caracteriza. Era el inicio del vendaval bávaro.
EL ERROR. El mal cálculo en marca del brasileño Anderson Polga. Su equipo ya estaba con el 0-2 en contra, cuando Philip Lahm realiza un desborde por el sector izquierdo, se instala en el área del Sporting y es trabado por el defensor gaúcho, que llegó a destiempo y le propinó un puntapie en la pantorrilla al alemán. El resultado: penal y posterior anotación de Ribéry.
EL SALDO. Schweinsteiger, Klose, Ribery y compañía ya pueden respirar tranquilos. A falta de choque de vuelta dentro de dos semanas en el Allianz Arena, para los muniqueses todo no debería pasar de un trámite. Salvo una catástrofe de grandes magnitudes, el campeón alemán debería ser el primero en sacar el ticket de ingreso a los cuartos de final de la Champions.
Foto: FIFA.com / AFP