Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com

En Nochebuena, el apasionado por el fútbol no puede evitar imaginarse cuál sería el regalo ideal que podría ofrecerle este deporte: una selección con un presente muy distinto del que vivió en 2007. Acá, un listado de 12 regalos tangibles que podrían pedírsele a Papá Noel si su recorrido tuviera a bien, en exceso de altruismo navideño, incluir la Videna.

Los artículos futbolero-navideños acostumbran acopiar elementos lúdicos que fuerzan la imaginación en búsqueda de buenos deseos para un contexto que difícilmente los admita. Queda claro a estas alturas que, infortunadamente, el calendario 2007 no se llevará consigo a los que han convertido a la Videna en una especie de Bronx chicha. Por tanto, al pie del árbol y de cara al año que viene, lo preferible es ensayar un listado de 12 regalos tangibles, más realizables que ilusorios, por si a medianoche Papá Noel no se asusta de otros barbudos, se anima a pasar por San Luis y, en honor a su vestimenta roja y blanca, está dispuesto a obsequiar nuevas oportunidades a la afición peruana.

 

1. Que haya coherencia en la propuesta de juego. Al margen de preferencias tácticas, para cualquier equipo del mundo haber pasado de la fraseología de Uribe al ceceo de Del Solar es un shock de repetición indeseable. Ojo, nadie espeta la decisión de haber cambiado a mitad de camino dadas las circunstancias -esta página sentó posición al respecto en su momento-; solo se apunta que los cambios vertiginosos de escuela no permiten vender una idea de juego al resto de rivales del continente. Villamarín a la marca de Riquelme: ¿sería mucho pedir nunca más? (Foto: copaamerica.com / AFP)En otras palabras, si por esos azares de la Videna eligen a Barack, que lo mantengan.

2. Que el DT no haga jugar a lesionados. Contra Bolivia en la Copa América, el técnico de la selección mantuvo a Farfán lesionado en el campo y ello dejó al atacante lesionado por semanas. Contra Brasil en las Eliminatorias, el (otro) técnico de la selección hizo jugar a Guerrero con un cuadro de gastritis -hay que hacerse un poco el tonto a veces al escribir, ¿estamos?-. Jugador en malas condiciones no debe jugar, punto. No es una máxima; le dicen sentido común.

 

3. Que no se hagan pruebas de laboratorio en alta competencia. Villamarín de back central ante Bolivia o Mostto de volante por derecha frente a Ecuador son engendros que bien podrían ponerse a prueba contra Panamá (que no hace mucho ganó en Lima), Jamaica, Haití, el equipo de la Agremiación o la Peña de los Jueves. Ni la Copa América ni las Eliminatorias constituyen tubos de ensayo admisibles. Una cosa es apostar por lo discutible pero conocido, como Bazalar de ‘6’ (sin réditos) o Salas de lateral (con réditos), y otra intentar descubrir la pólvora.

 

4. Que el mejor gol de la selección en el año no lo meta alguien que no quiere jugar por Perú. A Mariño puede entendérsele que una alta dosis de inmadurez profesional le exija seis meses de adaptación a un nuevo hábitat, pero no aceptársele. Es, por decir lo menos, decepcionante que la afición haya gritado el mejor gol blanquirrojo del año, aquella joyita frente a Uruguay (Video: You Tube - Univisión / Usuario: daniperu25), de pies de un jugador que abandonó el barco antes de empezar la travesía.

 

5. Que el técnico no convoque a gente con prontuario. Cualquier técnico tiene derecho de conformar su listado como mejor le parezca -para eso le ha sido conferida la responsabilidad del caso-, pero darle la representación nacional a un ex presidiario es un exceso que raya el límite de lo confiable. Que Gómez pueda tener el derecho de seguir jugando al fútbol es una concesión del generoso sistema, pero la selección implica -o debería implicar- más atributos que ello.

 

6. Que se respete a los pocos que lo merecen. Aun cuando su desempeño pueda haber sido juzgado como bueno, malo o pésimo, el maltrato recibido por Bazalar de parte del propio técnico de la selección finalizada la Copa América al insinuar que su ciclo había concluido es de esos hechos que desagradan y dan vergüenza ajena. Este no es un pedido al sector de la prensa que siempre venderá con el escándalo o al hincha ingrato que le grita acabado un fin de semana al que alguna vez le dio alegría: es un reclamo casi de código de camarín, el de respetar a los pocos hombres de trayectoria con que se cuenta. A uno de los pocos profesionales de verdad.

 

7. Que el centrodelantero de la selección sea alguien que haga goles. Así como viene la sequía, quizá sería preferible que el ‘9’ de la selección le descontara a Brasil que le anotara dos goles a Bolivia, como hizo Pizarro. Como este listado quiere remitirse a lo tangible, ni siquiera parte pidiendo que el bicampeón Jiménez o el prolífico Rengifo reciban una oportunidad; solo le pide a Papá Noel que termine alineando alguien capaz de empujarla, juegue en el Chelsea o el Sport Águila.

 

Pedro García ante Venezuela, acaso más irresponsable que los jugadores que no se preparan bien para un partido (Foto: copaamerica.com / AFP)8. Que se excluya empezando por los irresponsables. En un país juerguero que pide horca para todo lo que simule juerga, valdría la pena pedir cárcel momentánea para quienes, como Pedro García contra Venezuela en la Copa América, se hacen expulsar en los primeros minutos de un partido por un codazo absurdo. Eso es irresponsabilidad comprobada, falta de profesionalismo en la propia cancha, estupidez futbolera crónica. A falta cometida, desconvocatoria aplicada, ¿mucho pedir?

9. Que cualquier charla de motivación la dé la mamá de Manco. Cuando el escándalo del Golf Los Inkas tomó cuerpo y se propuso que la salida de los jugadores sancionados daría cabida a nuevos delanteros, los atacantes de Alianza tuvieron distintas reacciones. Maestri, 34 años: “Esto es bueno para mí porque son tres delanteros menos”. Manco, 17 años: “Me habría gustado que me llamaran por mis méritos y no para solucionar un problema”. Don Santa: clone usted a doña Ángela Albarracín antes de que Freddy Ternero proponga contratarla en vez el equipo de Supera y sus carbones incandescentes.

 

10. Que nos hagan cualquier gol menos uno que no se quiere. Es imposible pedir victorias por regalos; también lo es solicitar la ausencia de derrotas, incluso de caídas estrepitosas como la que tuvo lugar en el Atahualpa de Quito. Pero sí cabe incluir en la lista un pedido sencillo relacionado: que jamás nos metan otra vez un gol como el que anotó Edison Méndez, el quinto de la noche, coronado con un gesto corporal de “yo no quise convertirlo” (Video: You Tube - Jump TV Sports / Usuario: JumpTVSports). Hay anotaciones que duelen, y otras que humillan.

 

11. Que el técnico no declare en conferencia lo que un periódico anunció por la mañana. Del José del Solar que el fútbol peruano ha visto evolucionar desde sus pinitos como jugador en San Agustín podrían haberse esperado muchas cosas, menos una conferencia como la que ofreció hace algunas semanas y cuyo discurso principal había sido publicado en la mañana previa por un diario capitalino. El técnico tiene el derecho de contarle a quien le dé la gana lo que piensa; eso no es lo mismo que traslucir que se está diciendo un prefabricado. Para eso mejor funcionan el mail y los comunicados de prensa.

 

12. Que a finales de 2008 no se hable de chemismos y reynosismos. Siendo ‘Chemo’ no necesariamente un amigo de Juan Reynoso, el nuevo técnico de moda, queda pedir que la sabiduría popular no los haga terminar protagonizando un nuevo antagonismo como el que se propuso para oblitismos y uribismos, que aun con todo era mejor al de oblitistas y companystas -si es que estos últimos existen fuera de Cuba, selección que cumplió un papel decoroso en Francia 1938-. Que cada cual cumpla su ciclo: Del Solar tiene seis meses por delante para procurar un microclima que le permita trabajar en mediana paz.

 

Queda sentado que esta lista de regalos no ha solicitado desapariciones forzadas de profesoras de salsa o ‘Pizarrones’, ni rogado al niño Manuelito que haga lo propio con su tocayo. Tampoco solicitó el surgimiento milagroso de un volante de contención presentable o la erradicación de la posibilidad de que el arquero titular contraiga gripe. Mucho menos exige una clasificación o algo que se le parezca. Ha querido remitirse a lo factible, a lo que está bajo el control del propio fútbol y no del que ejerce su entorno. Que el papel de regalo esconda como sorpresa alguno de estos pedidos ya sería un gran gol navideño.

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