Sudamérica sin norte
Cuando se destapó el escándalo de la FIFA, nadie sabía entonces lo que le depararía al fútbol mundial. Poderosísimos “políticos” futbolistas fueron detenidos en diversos países y puestos a manos de la justicia estadounidense, la única que se atrevió a pararle la mano a una ola de corrupción que todos sabíamos pero de la que poco y a escondidas se hablaba. El infame Joseph Blatter tuvo que abdicar a su trono en la FIFA –parecía haberse convertido en rey luego de ganar una elección más que le aseguró su quinto período consecutivo al mando– y hasta en tierras peruanas el agua se removió. Manuel Burga, quien unos meses antes había dejado la FPF, fue detenido por oficiales locales a la espera de su pedido de extradición a Estados Unidos.
El mar se picó. Oleaje anómalo post cataclismo mundial. Poco a poco fueron calmándose las aguas y, sin saber mucho qué es lo que podría pasar en un futuro de corto o mediano plazo, algo era seguro: se daría un cambio de aires. Cayeron, pues, todos los corruptos que habían estado al mando de las instituciones más poderosas del fútbol, que habían movido la pelota en la dirección que les provocaba cuándo les provocaba. Habían manchado la pelota, pero si en algo podíamos aventurarnos era en pensar que se encontraría un nuevo y mejor rumbo. Pero Sudamérica, la tierra de Macondo y de Zavalita, se encargó de demostrar que en estas tierras el cambio no se da con facilidad.
Viejas elecciones
Cuando parecía haber comenzado la purga de los dinosaurios de la Conmebol, Sudamérica demostró que sus instituciones son, por así decirlo, chapadas a la antigua. Reacias al cambio, a nuevas caras, a nuevas propuestas. El poder se maneja por pocos y va rotando de mano en mano. Nadie lo suelta, nadie se los quita.
Ante la salida de Juan Ángel Napout, Alejandro Domínguez, jefe de la Asociación Paraguaya de Fútbol e hijo de Osvaldo Domínguez, histórico dirigente de Olimpia con quien alcanzó 3 copas Libertadores, presentó su candidatura al sillón presidencial de la Conmebol, luego de días de no saber qué le depararía al futuro del ente rector del fútbol sudamericano. Una candidatura sin mucha sorpresa, considerando que Domínguez era uno de los vicepresidentes de Napout y trabajaban con bastante cercanía.
En la práctica, la candidatura de Domínguez representa más de lo mismo. Principalmente por su colaboración con Napout, dirigente que renunció al ser extraditado a Estados Unidos por tener en su contra cargos por soborno y por elaborar y pertenecer a un esquema fraudulento de cesión de derechos de televisión. Domínguez trabajó con Napout en una Conmebol que ha sido limpiada, aunque no completamente.
Domínguez, por lo pronto, tiene entre 7 y 8 votos asegurados, contando el de Edwin Oviedo. Con esos números Alejandro Domínguez se encuentra en la carrera de la presidencia tal como el PSG lo hace ahora en Le Championat; ganador a pesar que falta no poco por jugar. No ponemos con esto en duda a Domínguez, quien no se encuentra formalmente implicado en las investigaciones que se conducen en Estados Unidos. Lo que sí creemos en DeChalaca es que, por cuestiones de transparencia y por darle un nuevo comienzo a la Conmebol luego de estos últimos turbulentos meses, no parece muy sano cortarle la cabeza a la serpiente y mantener el cuerpo.
La nueva alianza
Los escándalos por sobornos y venta de derechos televisivos ha generado la movilización de no pocos equipos sudamericanos que se han unido para hacerle frente a la próxima dirigencia de la Conmebol. Son 15 los equipos que han decidido evitar que se vuelvan a dar acuerdos corruptos como en el pasado: Boca Juniors, River Plate, San Lorenzo y Racing (Argentina); Universidad de Chile, Universidad Católica y Colo Colo (Chile); Liga de Quito (Ecuador); Olimpia y Cerro Porteño (Paraguay); Nacional, Peñarol y River Plate (Uruguay); y Sporting Cristal y Melgar (Perú).
La idea de una asociación de este tipo surgió de la famosa G-14, liga formada en 2000 por los equipos más poderosos de Europa: Bayern Munich, Real Madrid, Barcelona, Juventus, Manchester United, entre otros. La finalidad fue similar: hacerle frente a políticas de la UEFA que, consideraban, favorecían a otros y no a los clubes mismos. Principalmente, la obligación de liberar a jugadores para que puedan jugar con sus selecciones.
La Liga Sudamerica de Clubes de Fútbol se ha unido para sentarse en la mesa y discutir la venta de derechos televisivos, los patrocinadores de los torneos, entre otros temas que les suponían a los clubes pequeños ingresos mientras que dirigentes que se están siendo investigados hoy se llenaban los bolsillos con cada contrato.
Así como el G-14, la Liga Sudamericana se encuentra integrada por los equipos más poderosos, política y futbolísticamente hablando. Sin embargo, hay un equipo en especial que resalta en la lista de integrantes. Hablamos del reciente campeón del fútbol peruano, Melgar de Arequipa.
El campeonato nacional de Melgar en 2015 obedece a un trabajo serio que se viene desarrollando desde hace ya algunos años. Es, en otras palabras, un justo premio a un equipo que se ha mantenido entre los de mejor desempeño durante varios años. Por ese lado no hay sorpresas. Pero por donde sí las hay es en la incorporación de Melgar a una liga que se compone por los equipos más representativos del continente, grupo en el que, sin desmerecer al equipo arequipeño, no se encuentra. La misma duda la levantamos respecto del River Plate uruguayo. Algunos podrían poner sus dudas también sobre San Lorenzo, poco afamado a nivel continental. En suma, surgen dudas sobre el verdadero poder que puede ejercer un grupo como este, y si es que por dentro no se formarán también ciertos grupos para aislar a los menos representativos
Pasaron tres décadas para que Melgar vuelva a ganar un campeonato nacional y disputar un torneo internacional. De esa realidad a la de hoy, el salto que ha dado ha sido grande, pero nos resulta confuso entender la incorporación de Melgar en la Liga Sudamericana no siendo el equipo rojinegro uno de los clubes más importantes y poderosos en el continente. En Perú, siendo honestos, probablemente solo sea Sporting Cristal el equipo capaz de estar presente en la nómina, si nos basamos en la solidez de su institucionalidad y en su reconocimiento, tanto nacional como internacional.
2016 es un año muy particular y de muchos cambios en el mundo. Instituciones se reforman, presidencias se renuevan, se saludan nuevos campeones. El mundo ha recibido 2016 con una cara distinta pero por estos lares las cosas no parecen cambiar mucho. La Liga Sudamericana de Clubes de Fútbol parece ser un intento –aún no sabemos qué tan serio– de lograr esos cambios, pero resulta difícil no dudar de su eficacia cuando en la Conmebol no parecen quererlos. Como para ponerlo de titular en esos periódicos sensacionalistas que reinan por esta parte del mundo: Sudamérica sin norte.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: AFP, EFE, Miguel Zavala / diario El Pueblo de Arequipa