Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comLa selección peruana tiene nuevo presidente de la FPF y tendrá nuevo director técnico en 2015. Es un año para planificar a largo plazo, pese a la Copa América en Chile.

Las comisiones volverán a la FPF, así como lo haría Juan Carlos Oblitas en un puesto gerencial. No obstante, el puesto mesiánico para muchos aún no se ocupa: el director técnico. ¿Se debe buscar un perfil o solo basta la capacidad? Edwin Oviedo no ha dado pistas aún. Más allá de las especulaciones y el juego de la primicia, habría que observar lo ocurrido y poner los puntos correctos sobre la mesa para saber qué debe proponer o dentro de qué perfil puede estar quien ocupe el lugar dejado por Pablo Bengoechea. Quien llegue tendrá un año para reestructurar el trabajo de selecciones y utilizar la Copa América en Chile como una prueba de individualidades más que del colectivo, pues el torneo significa un gran incentivo.

El espacio en la relación

Para vislumbrar el 2015, hay que partir por principios en lo organizativo. Al DT, pues, nadie le puede tocar el trabajo ni condicionar las decisiones. El espacio de planificación y ejecución del cuerpo técnico deberá ser respetado por quienes están dentro y fuera de la Videna. Solo debe rendir cuentas de su trabajo a la FPF. En este caso es saludable que haya un director con experiencia, criterio y actualizado en cómo se maneja el fútbol en la actualidad. Un director deportivo alejado de lo irrelevante y que sabe los vicios del medio para así poder evaluar al técnico desde una visión futbolística, lejos del sensacionalismo. Esta comunión debe ser la que cuide el aspecto deportivo dentro de la selección.

¿El DT debe ser peruano o extranjero? Prejuicios al tacho

El reemplazante de Bengoechea tendrá mucho por trabajar. La presión estará a la orden (Foto: Andina)
- No importa si el técnico es peruano, argentino, chileno, boliviano, chino, español, suizo, taiwanés o canadiense. Las nacionalidades luego sirven de excusas o críticas sin sustento. Para evaluar hay que ver el contexto en el que se desempeña un técnico, la metodología que emplea, el trabajo que desarrolla y su relación con lo que ocurre en la cancha. Luego se le respalda por ello.

¿Mundialista? No garantiza nada

- Francisco Maturana fue mundialista como técnico y sabemos lo poco o nada que dejó. Julio César Uribe llegó al mundial como futbolista y no le fue nada bien al mando de la selección.

¿Bielsista o mourinhista? No existen las imitaciones

- Bielsista, mourinhista, aprista, billardista, menotista, izquierdista, etc. Todas ellas etiquetas que aportan más para la expectativa que la realidad del trabajo de los técnicos.

¿Nos quedamos sin etiquetas? Están de más

- Se necesita, sobre todo, un técnico que potencie recursos en pro del colectivo. Que genere una idea de juego y un estilo de trabajo dentro y fuera de la cancha que busque coincidencia entre el material humano para comprometerlo hacia objetivos reales que tienen que plantearse junto a la FPF. Estos van más allá de resultados: clasificaciones a mundiales, lugares en el ranking FIFA, posiciones en Copa América, etc.

¿A qué Mundial nos va a llevar? Ese no es el fin

- Los objetivos tienen que enfocarse desde el crecimiento personal y grupal de quienes pertenezcan a la selección. Por ello, plantearse procesos mundialistas como fin de proyectos es poco serio para un fútbol en cero.

¿Qué debe abarcar?

- El técnico también debe ordenar una línea de juego con un estudio de la realidad del futbolista peruano en aspectos físicos, psicológicos y sociológicos. Hacer un trabajo integrado de selecciones y buscar la propuesta no solo que encajé mejor con la actualidad, sino también que permita desarrollar aspectos del juego inertes en el futbolista. Entonces eso pasa a ser más importante para buscar el perfil del técnico, antes que su nacionalidad, la admiración por algún colega o los años que ejerce su profesión.

Lo que nos espera

La Copa América será un termómetro para confirmar nuestra situación (Foto: AP)
La Copa América, como se dijo párrafos más arriba, será una medida individual y una preparación colectiva. Esperar que el técnico en seis meses tenga una idea definida trabajada es iluso y criticarlo por ello es irresponsable. Es un termómetro e incentivo de la actitud de los futbolistas que van a conformar la selección en los próximos años. Será un torneo que quizás no nos deje mucho que festejar, pero si varias conclusiones sobre las cuales la selección va a trabajar.

2015, pues, será el año en que se definirá el plan de trabajo hacia el futuro y las formas de esta nueva directiva en la FPF que parece llenar su vaso de palabras que muchos quieren oír, pero que podrían ser poco efectivas. Es un año para reconocer quién está a cargo, qué errores se cometen de nuevo, qué se empieza a corregir o qué se mantiene. La expectativa que genera este año es, sin duda, por el gran cambio que debería existir según quienes dirigirán el fútbol peruano. 

Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Fotos: Andina, AP


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