Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.comEl 2015 a Sport Boys le toca afrontar una nueva temporada en la Segunda División pero con la misma historia de siempre, una en la que lo deportivo es lo último que cuenta.

Este año Sport Boys debe disputar, como nunca antes, su tercera campaña consecutiva lejos de la máxima categoría. Mientras los tiempos se acortan y las opciones se reducen al mínimo, al cuadro rosado parece importarle poco que lo que le pase dependa de otros y no de si mismo.

Igual que ayer

El último 31 de diciembre se venció un nuevo plazo para cancelar parte de todo lo que debe, pero tal parece que a Boys se le abrió un nuevo plazo por medio de su actual administración. Ya es una historia conocida de cada año que en los primeros meses se hable primero del “¿qué pasará?” antes que de lo deportivo, una historia que de tanto repetirla ya se ha vuelto una mala costumbre.

Resulta imposible hablar de técnicos y jugadores cuando las noticias rosadas tienen en primer plano a la SUNAT, el SAFAP o la ADFP de la Segunda División. Boys le debe a todos, incluso a su mismo patrimonio, uno que arrastra buenas campañas, grandes ídolos, pero con el que nunca pudo despegar para convertirse en un club sostenible.
El cuadro rosado combate con la necesidad económica, además de la frustración que genera seguir en la categoría de ascenso (Foto: Aldo Ramírez / DeChalaca.com)
Y es que a los porteños siempre les costó asumir el rol que impuso el fútbol profesional. No en 1951 cuando la Primera División asumió tal papel, sino desde una década antes cuando se comenzó a pagar y firmar contratos con su plantel. Ni siquiera en sus mejores años lo pudo hacer. En 1984 con Marcos Calderón logró el título pero pasando más de un apuro al inicio y al final de la temporada para ajustar las cuentas. Igual les pasó en 1958 cuando afrontaron el torneo con un plantel corto de figuras y con varios jóvenes porque no tenían para contratar más.

Durante décadas Boys pagó sus deudas a destiempo, esperando alguna buena taquilla, la buena voluntad de algún hincha o empeñando el futuro. Así es difícil existir para cualquiera.

Empieza el 2015 y Sport Boys sigue igual, en el albur de no saber qué hacer, sin una decisión clara que le permita a sus seguidores creer que tiene un panorama alentador. Al final es probable que pase lo mismo de sus últimas campañas, que arme un equipo casi sobre la hora para arrancar el campeonato en busca de sobrevivir durante cada semana, con el aliento de los pocos que van a las tribunas, organizando alguna actividad para recaudar fondos, pero siempre en lo mismo.

El momento va a llegar, uno en el que alguien le diga basta a los rosados del Callao. Para bien o para mal. Sin poder decidir qué hacer tal parece que ese es su destino hasta que alguien se anime a responder una simple pregunta: ¿hasta cuándo Boys?

Composición fotográfica y foto: Aldo Ramírez / DeChalaca.com


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