Volver a 1997
Resulta urticante ensayar pronósticos sobre la selección peruana después de un año tan espinoso para ella como 2012. Tantos golpes, anímicos sobre todo, con una sima moral como la de Asunción hacen difícil, en pleno verano y con la playa al frente, levantar la mirada y creer en el viejo adagio de que mientras haya vida, habrá esperanza.
Pero cambiando la ropa de baño por una coraza contra malos augurios, cabe aterrizar en la frialdad de la realidad. Y esa dice que si bien en el Perú es odioso encomendarse a las malditas matemáticas, los resultados externos que se produjeron en la última jornada eliminatoria, mientras Perú caía sin atenuantes en el Defensores del Chaco, dejaron abierta una ventana. Así por ejemplo, Uruguay cayó goleado ante Bolivia en un partido que bien se podría haber presupuesto como empate o triunfo charrúa; Chile fue vapuleado por Colombia cuando bien podría haber sumado de a tres; y Venezuela empató con Ecuador en casa cuando debía ganar. Los tres, rivales directos de Perú en la lucha por el quinto cupo al Mundial.
Entonces, en un aterrizaje estrictamente real, se cae en la cuenta de lo siguiente: si Perú ganaba en Asunción y se producían esos otros tres -muy dables- resultados, ¿cuál habría sido la posición relativa de la blanquirroja respecto de sus rivales? Pues exactamente la misma que hoy. ¿Nos daríamos como muertos tal como se percibe ahora? Pues no, y más bien cundiría un optimismo relativamente exagerado.
Mirando alrededor
Lo anterior no es más que un reflejo de algo que quien escribe cree ciegamente: que el peor error del fútbol peruano como un todo -es decir, todos los agentes del sistema- al encarar las Eliminatorias Sudamericanas es mirarse casi exclusivamente al ombligo, buscando todas las culpas y los méritos en casa, cuando en un certamen tan competitivo el éxito viene, en mayor medida, determinado por cuán bien se sepa aprovechar los errores de los rivales. Dicho de otro modo: en Sudamérica clasifica no aquel que juega mejor, sino el que mejor capitaliza los yerros de los adversarios.
Por eso, sobre todo, es que Perú tiene por qué pelear en 2013. Porque si se observa a los rivales, solo dos mantienen clara tendencia creciente: Colombia y Ecuador. Argentina tiene peso y también anda mejor que antes, y por ende hay cupo y medio que a priori debería repartirse entre los equipos que exhiben tendencia decreciente. Y es en esa línea que habría que repasar las chances blanquirrojas.
Claves y obligaciones
Perú tiene que comenzar este año eliminatorio con la premisa de evocar la situación del último proceso en el que peleó algo: el de Juan Carlos Oblitas en 1997. Y si se echa la mirada a enero de aquel año, se caerá en la cuenta de que la situación no era muy distinta de la actual: matemáticamente complicados en la tabla y con los ánimos por los suelos tras una clara derrota en Montevideo y situaciones de indisciplina -caso Miramar- azuzadas por una prensa enfrentada, en su mayor parte, al proceso.
¿Cómo comenzó a levantar cabeza aquel Perú? Pues ganándole a Chile, su clásico rival, una noche como esta de 12 de enero en el Nacional. Con el pivoteo de Maestri y la marinera de Palacios. Y con ese recuerdo en mente hay que tener una convicción: es necesario, imprescindible, inequívoco e ineludible ganarle el 26 de marzo al Chile de Sampaoli en el Nacional. Cualquier cosa que siga en estas líneas estará de más si ese día Perú no derrota a su clásico rival, sea por medio a cero, un autogol o carambola fortuita. A Chile se le tiene que ganar no solo por todo lo que anímicamente implica, sino porque es rival directo y es la única opción de mirar al frente. No estará Guerrero; será la milésima opción para que Pizarro se reivindique y para que Farfán se concentre en que jugar es la razón principal por la que viene a Lima. Como fuere: hay que ganar.
Si eso ocurre, vendrá en junio otro partido incumbente en lo anímico: Ecuador en Lima. Pero ese choque no puede analizarse sino a la luz del que cuatro días después hay que jugar en Barranquilla ante Colombia. Perú necesita hacer cuatro puntos entre ambos, y si bien un triunfo ante los ecuatorianos también sería una pastillita de plácemes para la moral, la lección de 1997 enseña que quizá con un triunfo ante la tricolor en Lima no se habría gozado luego de la importante victoria en Barranquilla con gol del 'Chino' Pereda. Son situaciones distintas, sí; pero valgan verdades, a Perú históricamente le ha resultado más fácil vencer a Colombia de visita que ganarle a Ecuador acá. Y por encumbrados que estén los de Pekerman, es cierto sin titubeos que se tratan de un rival al que siempre podremos ganarle.
El hecho es que son necesarios cuatro puntos en ese paquete y otros tantos, al menos, en el binomio Uruguay en Lima - Venezuela en Puerto La Cruz que sobreviene en setiembre. Eso permitiría que Perú llegue a la fecha doble final con 16 puntos, lo que podría casi con certeza resultarle insuficiente para tentar raspar los 21 ó 22 puntos que permiten asomar a un quinto cupo. Por eso, se colige una inferencia: el partido que decidirá el futuro de Perú en esta Eliminatoria será el que se juegue de visita ante la 'Vinotinto'. Así como en 1997 se murió en Santiago, Perú esta vez matará o morirá ante un rival directo, pues solo la victoria le permitirá llegar con un escenario amigable -o de vida al fin- para hacer frente a Argentina en River y a Bolivia en el Nacional.
Condiciones sine qua non
Para que todo eso pase, habrá que cumplir dos condiciones. Una está dicha: ganarle, ganarle y ganarle a Chile. La otra es que el equipo se encuentre con el gran técnico que tiene y se comprometa de una vez con el proyecto, al menos con este proyectito de siete partidos. Dijo Sergio Markarián que su próxima convocatoria reflejará su sentir respecto de la interna, y por eso se espera que, así como Oblitas encontró en 1997 a la camarilla cerrada que le permitió dar pelea hasta el último, el 'Mago' muera en su ley del ratoneo con aquellos que tengan ganas de fajarse por esto hasta el 16 de octubre.
Por supuesto, lo último implica mucha entrega y concentración, casi una antítesis de lo visto en el último partido eliminatorio ante Paraguay. Pues si Perú repite lo de Asunción, no solo quedará eliminado, sino que con certeza acabará último. Así de concluyente.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: Aldo Ramírez y José Salcedo / DeChalaca.com, Reuters; Recorte: revista El Gráfico
escrito por Alfredo , January 13, 2013
escrito por the power metal , January 13, 2013
escrito por Carlos , January 13, 2013
Que la hinchada no lo olvide por favor: si no le ganamos a Chile en 2 meses, se acabó y punto. No quiero que hinchas ciegos sigan con eso de que "la esperanza es lo último que se pierde". Hay que abrir los ojos y ver la realidad de nuestro fútbol.
De todas maneras, ojalá venzamos a los rotos.
escrito por lolo de caujul , January 13, 2013
escrito por MACARIO , January 13, 2013
escrito por Omar , January 14, 2013
escrito por Cesar , January 14, 2013
Pd: Dechalaca.com nunca ha sido ni será dueña de la verdad. SerÃa bueno que no escribieran como si lo fueran.