Lo que el alba nunca se llevó
Grau afronta su compromiso más importante en dos décadas: la chance de volver a la máxima categoría, esa de la que solo gozó en 2002 después de un día aciago perdido en el tiempo. Un clásico ante Alianza Atlético que significó su último partido en Primera División y cuyo recuerdo, a esta hora, rescata DeChalaca.
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Roberto Castro | @rcastrolizarbe Director General |
Veintiocho años, un mes y tres días. Corrió agua por el Río Piura, hasta dos fortísimos Fenómenos del Niño incluidos. Y todo ese tiempo no hubo alba futbolística.
Hasta que le llegó la oportunidad a Atlético Grau de regresar. Un punto lo separa de un objetivo al que no podrá, esta vez, acceder uno de sus más tradicionales rivales y que estaba plenamente llamado a acompañarlo en este Cuadrangular de Ascenso: Alianza Atlético Sullana, que sucumbió de manera inesperada ante Deportivo Coopsol en el Reducido que dio acceso al minitorneo a los clubes de Liga 2. En lontananza queda el recuerdo de ese 10 de noviembre de 1991 en que fue el 'Vendaval', nada menos, el verdugo que sentenció al 'Patrimonio' a esta larga espera.
Chifle si quiere recordar
El II Regional 1999 fue el punto cúlmine de los enredos que enmarcaron los torneos ochenteros. La reducción de equipos de Primera División de 41 a 16 planteada por la FPF era una medida tan imprescindible como dura para aquellos clubes que, al margen de sus tradiciones, tenían opciones limitadas de mantenerse en la élite.
En la Zona Norte, de hecho, había tres cupos disponibles para participar en el Descentralizado 1992, a los cuales se llegaba por puntaje acumulado de las tablas finales del I Regional y del II Regional. A falta de una jornada para la culminación de este último, solo algo estaba definido: Alianza Atlético había sido campeón de ambos Regionales Norte, por lo cual tenía asegurado el primer lugar del acumulado y su permanencia en Primera.
Por dos cupos restantes, en tanto, pugnaban cinco equipos. Con 42 puntos, estaban en la tabla Sport Pacífico, Atlético Torino y UTC ; y con 41, los escoltaban Carlos A. Mannucci y Atlético Grau. En esa fecha final, Pacífico debía moverse a Trujillo para enfrentar al ya descartado Libertad; y también en la Ciudad de la Primavera, Mannucci era local ante Juan Aurich. En tanto, en el Héroes de San Ramón había una final casi directa entre UTC y Torino, mientras que un plato fuerte completaba el menú: Grau recibía en el Miguel Grau a Alianza Atlético, en un Clásico Piurano de fuste.
El pleito en pleno
Recordando que el sistema de la época confería dos puntos al ganador y uno al empate, la opción de Grau era clara: debía ganarle al 'Vendaval' y esperar o bien que Pacífico no gane o que entre UTC y Torino hubiera un empate, con lo cual al menos tendría garantizada la opción de ingresar a alguna definición extra en función de su buena diferencia de goles. Por eso, 5,219 espectadores ilusionados coparon las tribunas del viejo coloso de Miraflores, con la expectativa de ver al 'Patrimonio' hacer frente a su eterno rival.
De hecho, resultaba auspicioso para Grau que Alianza Atlético tuviera una ostensible baja: la de su DT Vito Andrés 'Sabino' Bártoli, quien debía atender asuntos personales en Lima y, al estar su equipo ya consagrado como campeón zonal y clasificado tanto a la Liguilla del II Regional como al Descentralizado 1992, se tomó el fin de semana libre y dejó a cargo del cuadro churre a su asistente Julio Baca. Por lo demás, la oncena del cuadro del Chira sí tenía los nombres completos: Miguel Ego Aguirre en el arco; Andrade, Freddy Berlanga, Jorge Ágapo Gonzales y Enrique García Panta en defensa; Carlos Soriano, Mario Palacios y Jorge Castillo Calle en el mediocampo; Miguel Pacora, Alberto 'Cañón' Ramírez y Freddy 'Payasito' Hidalgo en el ataque.
Por el lado albo, el siempre peculiar José Chiarella había enviado al brasileño Luisao en el pórtico; Óscar Aranda, Gilberto Flores, Jorge Zúñiga y Juan Zapata en la defensa; Julio Wancheng, Juan Carlos Flores, Carlos Avilés y Mario Avilés en el medio; Iván Navarro y José Anselmo Soto en el ataque. Fue, de hecho, el cuadro local el que tomó la iniciativa apenas el juez Alfonso Postigo pitó el inicio: solo en 2 minutos, un tiro violento de Carlos Avilés fue despejado con esfuerzo por Berlanga, y luego un peligroso centro de Aranda se paseó por el área churre con alto riesgo.
Sin embargo, y pese a que el envión inicial fue todo de Grau, la tensión comenzó a apoderarse del coloso de Miraflores. Y mientras un aficionado en Occidente discutía con miembros de la banca del 'Vendaval', se produjo el momento fatal sobre los 23': Juan Zapata quiso salir jugando y García Panta le robó el balón, y ante la pasividad de Wancheng el lateral visitante pudo habilitar a Pacora. Este le cruzó el balón a 'Cañón' Ramírez, quien haciendo gala de su potencia se coló entre Gilberto Flores y Zúñiga para enfilar, muy a su estilo, con todo hacia el meta Luisao y fusilarlo para enmudecer el estadio.
El último gua
Grau, herido en su amor propio, tardó en reaccionar; pero para el complemento salió con todo. Erraron chances tanto Wancheng como Anselmo Soto por cargar de modo débil, hasta que el cántaro se rompió. A los 63', los que habían errado en el gol churre se reivindicaron con creces, porque Zapata porfió un balón a más no poder y, viendo desde la esquina a Wancheng despuntado, le puso un balón a la carrera que el volante piurano, con potencia, empalmó de media vuelta con derecha para ponerla en un ángulo inatajable para el meta Aguirre.
Lo que sobrevino fue media hora de clásico puro con todo el estrés del caso. Lo intentó Aranda una vez más, pero su centro no tuvo destinatario; trató 'Payasito' Hidalgo, pero lo impidió Aguirre. Chiarella puso todo el chinguirito en la olla y mandó al otro 'Payasito', Óscar Calvo, al ataque en reemplazo de Pacora, así como a Héctor La Torre en vez de Mario Avilés; y justamente este último tuvo la chance más clara sobre los 86', cuando hizo lo más difícil -sacarse a toda marca con un enganche notable hacia dentro- para errar lo más fácil -mandó su tiro por encima del arco desguarnecido por la salida de Aguirre-.
El sol se puso en Piura, y mientras Alianza Atlético alzaba el trofeo donado por la I Región de la PNP de manos del general Javier Ruiz, la caminata de Grau a su vestuario era resignada y triste, pero honrosa. Como lo reconoció la afición alba y la dirigencia encabezada por el presidente Javier Urteaga, quien dos días después encabezó un pequeño acto de tributo institucional al DT y al plantel por la aceptable campaña, que había dejado a Grau segundo en el II Regional Norte, pero lo dejó en el acumulado 1 punto abajo de UTC, Mannucci y Pacífico -estos dos últimos fueron a un desempate en Lima que ganó el cuadro carlista-.
Las palabras finales del DT Chiarella a la afición piurana, citadas en una visita personal del propio DT a la redacción del diario El Tiempo antes de dejar el cargo y volver a Lima, resumen el sentimiento albo que se ha prolongado por veintiocho años: "Me despido de la afición piurana con la seguridad del deber cumplido. Nada prometí: solo trabajo y dedicación y creo que en esos rubros he obtenido nota aprobatoria. Hemos devuelto el fervor popular al Grau de Piura; lo hemos acostumbrado a vencer aún en las situaciones más difíciles. Nada debo ni nada me deben en términos materiales". O quien sabe si, justo en el año en que don José Chiarella dejó este mundo, le deben algo: ese punto que faltó en 1991 para quedarse en el Descentralizado, y que ahora alcanza para jugar la Liga 1 2020.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Recortes: diario El Tiempo de Piura
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