El Inter de la Serie A y el Inter de la Champions League son equipos totalmente diferentes. A nivel doméstico supera cuanto escollo se le presenta, mientras que a nivel continental aún no adorna la estantería con orejonas hace más de 40 años. Muchos piden resucitar a Helenio Herrera para darle una mano a una escuadra plagada de estrellas pero alejada de la gloria continental.

 

Fotos: inter.it

Triste despedida del Inter ante su hinchada en San Siro, luego de la eliminación europea a manos del Liverpool (Foto: inter.it)Es una lástima que la modernidad de los tiempos actuales aún no pueda traducir automáticamente el buen rendimiento de un equipo de fútbol en su liga doméstica a una competencia continental. De haberse podido, el Inter de Milán se habría alzado ya con tres 'Orejonas' en esa misma cantidad de años. Pero la realidad es otra, groseramente distante de la que cualquier hincha interista quisiera. 

 

Roberto Mancini llegó el 2004 procedente de la Lazio para llevar al Inter a títulos que no conseguía desde el Scudetto de 1989. De arranque, el novel estratega llevó al cuadro neroazzurro a conquistar la Coppa Italia en 2004-2005 y 2005-2006, y luego las ligas de 2005-2006 y 2006-2007. Sin embargo, la gran deuda con la afición crecía con los años: la Champions League.

 

Hoy, la deuda sigue generando enormes intereses tras cuatro años de sinsabores. Y, como está confirmado, Mancini dejará la cuenta en rojo ya que tras la derrota ante Liverpool decidió dar un paso al costado frente al cuadro de Milán en cuanto culmine esta temporada.

 

Por los últimos dos años, el Inter ha sido protagonista absoluto de la Serie A. Punteros de principio a fin, los neroazzurri han sabido conquistar brillantes victorias tanto de local como en calidad de visitantes. La escuadra, nutrida de grandes figuras, incluso se da el lujo de alinear juveniles de la Primavera en sus encuentros de la Coppa. Pero, como siempre, fracasa en su búsqueda de conquistar el continente.

 

Al parecer, la Champions es una barrera infranqueable para los 'neroazzurri' (Foto: inter.it)¿Es, acaso, culpa de los jugadores? ¿Del entrenador? Una cosa es evidente: el Inter tiene la capacidad económica de contar con un director técnico de calidad mundial y, sin embargo, no lo ha hecho en los últimos diez años. Por los pasillos de Via Durini en Milán desfilaron Héctor Cúper, Alberto Zaccheroni, Fatih Terim y ahora, Roberto Mancini, entrenadores cuyo palmarés es, a lo mucho, interesante. ¿Si se puede apostar por lo mejor, porque contentarse con lo medianamente bueno?

 

La eliminación de la Champions este año marcará un hito, porque si de algo pueden estar seguros en tienda interista, es que esta es una de sus mejores escuadras en décadas, y aun así, quedaron eliminados sin atenuantes frente al poderoso Liverpool. Es claro entonces que gran parte del fracaso se sienta en el banquillo desde hace 4 años. No quiere decir que las cantinfladas dentro del verde de algunos jugadores -léase Marco Materazzi- no le sigan costando caro a la escuadra negriazul. No obstante, la Champions es una competencia en la que no se puede fallar ni un mano a mano ni un penal, menos en instancias mayores como los octavos de final y menos en inferioridad numérica.

 

En todo caso, en las grandes competencias es donde más se necesita a grandes jugadores y a grandes estrategas. El Inter necesita aprender la lección y pensar en grande porque, por suerte, tiene la capacidad de invertir lo que pocos equipos en el continente pueden en un entrenador de renombre y jugadores que den la talla a la hora de bailar con la más fea, así esté vestida de rojo como hoy.

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