Jugarretas de 2013
Banderola a Turquía
Domingo 3 de febrero, anochecer en Mendoza, tierra vitivinícola por excelencia. En el arco Norte del estadio Malvinas Argentinas, Perú descorcha botellas para celebrar su clasificación, por primera vez en la historia, a un Mundial Sub-20. Instantes antes, en ese pórtico, la blanquirrojita de Daniel Ahmed ha conseguido la hazaña: anotarle un gol a Chile a falta de 3 minutos para el final, luego de que Yordy Reyna conectara una asistencia hacia atrás de Edison Flores. En un momento se pensó que el árbitro paraguayo Enrique Cáceres anularía el gol, por una casi imperceptible posición adelantada de Flores tras el pase largo previo de Raziel García; pero el asistente Byron Romero no alzó la bandera y Perú pudo celebrar el tanto y la clasificación.
Perú estuvo a 10, 20 ó 30 centímetros de ir a un Mundial Sub-20: la distancia nunca se sabrá con precisión. Lo cierto es que así como en 1999 Ángel Sánchez no alzó una banderola en Mar del Plata y dejó incorrectamente fuera a la Sub-20 de Juan Carlos Oblitas de un Mundial de la categoría justamente ante Chile, esta vez al asistente ecuatoriano Romero bien pudo fallarle el rabillo del ojo y así decretar la clasificación peruana al Mundial disputado en Turquía.
Si Perú hubiera logrado el pase, seguramente el ambiente futbolístico a nivel general habría encarado 2013 con mejor humor. Esa clasificación a costa de Chile, sumada a la que la selección mayor obtuvo en marzo, habría generado un aroma de superioridad sobre el rival de toda la vida y estimulado el orgullo blanquirrojo. Seguramente, eso sí, se habría pedido mayor presencia de los Sub-20 en el equipo de Sergio Markarián: ese clamor que lanzó a la cancha a Yordy Reyna ante Chile en el partido eliminatorio se habría repetido con más frecuencia a lo largo del proceso rumbo a Brasil 2014. Y conociendo a la prensa, las comparaciones entre ambos equipos habrían surgido con velocidad y en búsqueda de la polémica, por lo que es imposible saber si en balance una selección habría influido positivamente sobre la otra o no.
De otro lado, las cotizaciones de los Sub-20 se habrían elevado antes y después del Mundial de Turquía. Quizá Reyna igual habría sido vendido a medio año por un Alianza urgido de dinero, pero posiblemente a un mejor postor. Deza no habría acabado el año en la San Martín, Polo a lo mejor sí pero con mayor polémica previa a su desvinculación de Universitario y Flores a lo mejor habría tenido mejores oportunidades de ir creciendo en el Villarreal. Ya en el torneo, asumiendo que Perú hubiera sido sembrado -como Chile- con Irak, Egipto e Inglaterra, es factible creer que habría podido sortearse la primera fase, a lo mejor supliendo ante un Irak sorprendente los puntos que no se habrían podido conseguir contra una Inglaterra que a nosotros nos habría sido más difícil que a los mapochinos. Quizá, como Chile, se habría podido eliminar a Croacia en octavos; y también se habría sucumbido por diferencia física ante Ghana en cuartos. La cotización de Ahmed, en ese caso, se habría elevado lo suficiente no para evitar que fiche por Sporting Cristal, pero sí a lo mejor para que los celestes tuvieran que pugnar por él no con la FPF, sino con alguna otra selección sudamericana en procura de bielsismo.
Comizzo comido
Lunes 29 de abril, estadio Monumental, 5:30pm. Tras la humillante derrota de Universitario por 4-0 ante Sporting Cristal el día anterior, por la jornada 12 del Descentralizado, los ánimos se han crispado a tal punto que una facción de la hinchada crema ha ingresado al estadio Monumental a apretar a los jugadores y al entrenador Ángel David Comizzo. Vista la situación, la administración temporal merengue ha anunciado en conferencia de prensa que ha resuelto cortar por lo sano y resolver el contrato del entrenador, ante su insostenible relación con la tribuna y en aras de enmendar la campaña del plantel que, aunque se mantiene en los puestos de vanguardia del Descentralizado, viene ofreciendo actuaciones flojas. Entre las razones esgrimidas para el cese de Comizzo, se espeta su decisión de haber prescindido en un partido tan importante de dos baluartes jóvenes del equipo como Christofer Gonzales y Edwuin Gómez, por motivos disciplinarios que ante el presente futbolístico resultan secundarios.
Sorprendió que Universitario no tomara la decisión de despedir a Ángel Comizzo en abril, tras la histórica derrota ante Cristal -la mayor goleada recibida por los cremas a manos de los rimenses en campeonatos nacionales, junto con el 4-0 de 1988-. Sobre todo porque el golpe había sido muy fuerte para el orgullo crema y porque la voz de su hinchada se había hecho sentir en una de las apretadas más duras de las que se tuviera memoria en el medio. Pero la racionalidad primó: se respaldó el proyecto y, pese a que hubo que soportar un 0-0 adicional en casa ante Pacífico, inmediatamente luego el equipo levantó cabeza y se mantuvo invicto casi dos meses hasta que nuevos tumbos (5 partidos sin ganar) fueron mejor encarados antes de que la devolución de la goleada a Cristal en agosto encarrilara a los merengues hacia el campeonato.
Si Comizzo hubiera sido despedido, la administración temporal de la 'U' habría dado una muestra, ante todo, de resultadismo: aun cuando habría aplacado iras de momento, habría transmitido al sistema futbolístico inseguridad por el mensaje tácito de semejanza a las formas dirigenciales que se busca desterrar de los clubes grandes con la intervención estatal. Además, habría generado un desequilibrio económico: para un club en crisis como Universitario, cargar con una rescisión de contrato de ese tipo habría sido un lastre del que difícilmente las finanzas cremas, aun con toda la buena gestión de marketing desarrollada, se habrían podido desembarazar.
En la interna del grupo, el despido de Comizzo habría significado un cisma y seguramente el divisionismo entre grupos. Los uruguayos Fernández y Guastavino, respaldados por el técnico y cuestionados por entonces, habrían pasado a segundo plano y cuanto menos perdido la titularidad. Por el contrario, el 'Chino' Ximénez, quien no encajó muchas veces en el sistema de falso '9' del DT, habría sido seguramente titular fijo y con eso la fisonomía táctica crema habría cambiado bastante. Pero la pregunta mayor es quién habría podido asumir el cargo: sin caja, Universitario casi indefectiblemente habría tenido que recurrir a un DT no solo local, sino acaso muy identificado con la casa, del corte de Javier Chirinos. ¿Habría podido la 'U' en tal escenario cuajar una campaña como la que logró? Soñar a veces no solo cuesta nada, sino que elucubra imposibles.
Penal y roja no son eso
Viernes 6 de setiembre, estadio Nacional, 8:44pm. La selección peruana se mantiene con vida en las Eliminatorias Sudamericanas luego de que Raúl Fernández, en soberbia estirada a su mano derecha, lograra desviar el disparo de Luis Suárez en un tiro penal por falta bien sancionada a Luis Advíncula sobre el propio '10' uruguayo. Tras infundir ánimos a sus compañeros, Fernández despeja el balón y este es controlado por Josepmir Ballón, quien traba a Suárez en su impetuoso intento por no perder el esférico. Visto eso, Yoshimar Yotún se acerca a tranquilizar a su compañero de equipo y tender la mano al jugador charrúa caído para ayudarlo a levantarse. El partido se irá 0-0 al descanso.
Perú tenía que ganarle, al hilo, a Uruguay y a Venezuela en setiembre para poder clasificar a Brasil 2014. Todo se empezó a echar a perder en dos minutos: el penal de Suárez y, sobre todo, la estupidez de Yotún por tirarle el balón en la cara a 'Luisito' pusieron a Perú contra las cuerdas para la caída en Lima, con todo el ají posterior que se echó tras la invasión de público al campo y demás reacciones folclóricas que indujeron la catástrofe vivida días después en Puerto La Cruz.
¿Qué habría cambiado si esa doble acción no se producía? El partido se iba 0-0 al descanso y con ambos equipos en igualdad numérica. Lo del segundo tiempo habría sido un albur: a lo mejor Perú tenía mejores opciones de replantear el partido en el vestuario que las que realmente tuvo para efectuar una charla técnica que, se sabe, fue por decir lo menos accidentada. De hecho, el trámite había revertido del dominio inicial blanquirrojo a un trance más parejo y con Uruguay con más control en mediocampo, por lo que era imprescindible releer el partido. Con Yotún expulsado, Markarián tuvo que agotar un cambio al hacer ingresar a Vargas -resistido, lo que acrecentó el mal ambiente en el partido- en vez de Ballón, y luego todo navegó al acabose cuando el segundo gol uruguayo llegó inmediatamente luego de las dos variantes restantes.
Lo que sí es posible inferir es que de no haber tenido tal partido caótico en Lima, Perú habría, incluso con un empate ante Uruguay, contado con mucho mejor ánimo y predisposición que el que tuvo para presentarse en Puerto La Cruz. El paupérrimo nivel de juego que se vio en canchas venezolanas fue consecuencia directa de lo que se vivió en esos instantes en el Nacional y se habría evitado con un segundo tiempo con mejor control emocional. Creer que a partir de allí podría haberse ganado y quizá seguido peleando hasta la última fecha doble es, por decir lo menos, un acto de fe vistas las diferencias futbolísticas ante un equipo como el de Tabárez que, en su presentación en el Nacional, dejó claro que aquel doble triunfo que granjeaba el pasaje a Jordania era algo parecido a una quimera.
Composición fotográfica: Roberto Gando / DeChalaca.com
Fotos: Miguel Koo Vargas, Luis Chacón y Manolo Núñez / DeChalaca.com / enviado especial a Mendoza, EFE, Reuters
escrito por Carlos , January 01, 2014
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