Café pasado... por encima
Con un plantamiento magistral de Oscar Washington Tabárez, Uruguay dosificó energías y superó desde lo numérico y futbolístico a una Colombia apática en 'El Campín'. Un 0-1 que se quedó corto pero que fue suficiente para quebrar el invicto colombiano en casa, en esta Eliminatoria e históricamente ante los charrúas. Y todo en una sola noche.
Fotos: elpais.com.uy, elcolombiano.com
Fin de un nuevo e improductivo ataque colombiano y el pitido del brasileño Leonardo Gaciba marcaba además la muerte del mito. Aquella leyenda que dice que los uruguayos son presas fáciles en la altura, y más aún en los últimos minutos. En todo caso, el ‘Maestro’ Tabárez mató hoy dos pájaros de un tiro: 
logró un triunfazo en el fortín durísimo en que se había convertido Bogotá y encontró el funcionamiento de equipo que necesita la celeste.
PINTO SE DESPINTÓ
La historia en el local fue distinta. La reputación que Jorge Luis Pinto se había ganado ante el aficionado colombiano por sus acertados cambios en el encuentro que Colombia le volteó a Argentina (2-1), la tiró hoy por la borda en el planteamiento inicial. En lugar del voceado José Amaya, se decidió por incluir a Carlos Sánchez. El mediocampista del Valenciennes francés por el que Pinto optó debido a que “por su estatura era el indicado para enfrentar a los recios uruguayos”, terminó siendo el peor jugador del partido, con pases erráticos y con poca recuperación del balón. Además, el equipo sufrió con la presencia de Giovanni Hernández: puro chiche, estático y sin mayor pase gol a los atacantes. Sin exagerar, Johnnier Montaño hubiera servido más que el hoy armador del Junior.
URUGUAY TUVO BUENA MOTA
En el mediocampo del visitante se destacó para elogios grandilocuentes la dupla de primera línea. Tanto Sebastián Eguren, autor del único tanto del encuentro, como el ’Mota’ Walter Gargano se dieron abasto para controlar el andamiaje del equipo. El volante del Nápoli comienza a exigir titularidad y con su juego lo confirma. De más está decir que los cuatro del fondo anduvieron bien, como toda selección uruguaya lo amerita. Lugano, que se plantó bien ante un delantero como Rodallega, y Bruno Silva, un pura sangre de la banda derecha, lo mejorcito sin pensarlo. Arriba, Forlán inicia su camino como sabio delantero veterano.
SE HABLA ESPAÑOL
El problema más preocupante de Colombia fue la incomprensión ofensiva del once. En delantera no se hablaba el mismo idioma. Giovanni y Rodallega construían las escasas opciones locales como si Falcao no existiera. El de la cantera de River estuvo desaparecido hasta que Dayron Moreno lo reemplazó. Además de él, entraron Tressor Moreno y Macnelly Torres; ninguno fue respuesta. Y en las pelotas paradas, uno de los recursos más eficaces, se sintió mucho la ausencia de Rubén Darío Bustos; reemplazado por Camilo Zúñiga, otro de puro chiche. 
Si Colombia empezó corriendo terminó a los desesperados pelotazos. Sin embargo, cabe decir que debió gozar de un penal a favor, imperceptible al juez del partido por estar tapado.
EL JUGADOR NÚMERO UNO
Y eso lo aprovechó Juan Castillo, el mejor del campo. Lo tildaran de antipático, ridículo y hasta “payaso”, como en la transmisión de ATV. Y es que el arquero de Botafogo recibió las pelotas mansitas del equipo cafetero e hizo todo el tiempo posible. Además cimentó su notable actuación con atajadas ante Rodallega. Un golero inteligente para un planteo inteligente. Castillo, con 30 años, remembró a viejos zorros del arco charrúa como Mazurkiewicz o Siboldi. Y con ello, de paso, se llevó, aparte de los insultos enfervorizados de los hinchas y el rechazo de los relatores, tres puntos a casa.
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