El triángulo posible

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Roberto Castro | @rcastrolizarbe Director General |
Si un equipo sale de memoria en el Descentralizado a estas alturas de la existencia, ese es Melgar. El ciclo de Juan Reynoso al pie del Misti ha ido marcando, con el correr de estos años, una identidad previsible en lo táctico aun cuando siempre sea capaz de sorprender con los nombres de los intérpretes que emplea para seguir cosechando éxitos.
De hecho, la madurez del proyecto del 'Cabezón' lleva a que el conjunto sea capaz de sacar adelante partidos por propio peso. Encuentros como los ganados en Sechura ante Alianza Atlético -por peso de libreto, pese a que el rival dispuso de ocasiones- o ante la San Martín en la UNSA -por reacción rápida del banco para encontrar soluciones desde el mismo esquema, sin trastocarlo- se explican casi íntegramente a partir de un mejor grado de desarrollo de la propuesta de Melgar respecto de la de sus rivales.
Sin embargo, que el Melgar by Reynoso esté consolidado no quiere decir que no pueda revisitar su planteamiento y optimizarlo. No hacerlo así iría contra la lógica misma de un perfeccionista como Juan. Pasó en ese sentido, en los últimos partidos, que el 'Dominó' transformó la fisonomía de su mediocampo, ese que desde la llegada del técnico a Arequipa se caracterizó por sostener su 4-3-3 con una línea todoterreno, de hombres de despliegue generoso con capacidad de ida y vuelta. Así, en 2014 predominaron en ese trajín Johan Vásquez, Carlos Beltrán y Luis 'Manzanita' Hernández; en 2015, Patricio Arce, Alexis Arias y un físicamente optimizado Johnnier Montaño; y en 2016, en el clímax del derroche de energías, lo hicieron Arias, Gustavo Torres y Hernán Hinostroza.
Este año, en cambio, Melgar está probando hacer una "V" desde la volante pero, a diferencia del 4-3-2-1 que habitualmente configura esa forma táctica, lo hace más bien desde un muy ofensivo 4-1-2-3 que a los tres delanteros netos le suma la llegada vertiginosa de dos mediocampistas aleros. Tiene que ver con características de algunos hombres: Luis García y Jean Pierre Barrientos se acomodan a esa función más ofensiva, así como el propio Patricio Arce. La novedad, más bien, está en que para permitir esos roles, existe un hombre ancla definido, papel en el que se han alternado Arias y Torres por el momento.
Contra San Martín, sin embargo, el trámite del partido le permitió a Reynoso probar en dicha función de anclaje a alguien más naturalmente hecho para ella. Se trató de Carlos Ascues, quien entró en el complemento para trajinar y sostener de manera moderna esa posición: no solo con ruptura del juego rival, sino con desborde y traslado de balón al campo rival. ¿Será, con rodaje, el llamado a sostener esa nueva disposición táctica rojinegra? Es prematuro afirmarlo. Por lo pronto, lo más interesante es que esa manera de parar la volante permite a Melgar, por momentos, imponer a los rivales una línea de fuego de cinco hombres en neta función de ataque. Y eso, al menos localmente, es muy peligroso para cualquiera.
Composición fotográfica: Aldo Ramírez / DeChalaca.com
Foto: diario La Hora de Piura
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