Cholo era el principio

Este jueves se disputa el primer encuentro más importante que ha enfrentado a íntimos y chiclayanos a lo largo de la historia. Juan Aurich vuelve a disputar una final luego de casi 43 años, pero es la primera vez que Chiclayo puede ser parte de un partido de tamaña envergadura con el Ciclón en la cancha. Si bien la historia entre Aurich y Alianza ha tomado protagonismo en estos tres últimos años, desde que ambos pelearon el descenso en 2008, este idilio empezó un domingo 27 de agosto de 1967.
El laberinto de la choledad
Juan Aurich, recién ascendido gracias a su tercer lugar en la Copa Perú, enfrentaba oficialmente a Alianza Lima por primera vez. El escenario de aquella ocasión fue el Elías Aguirre. La novedad en Chiclayo era la llegada del equipo íntimo: en Alianza se estrenaba en el banquillo Rafael Castillo Huapaya como técnico, luego de la renuncia del húngaro Ladislao Pakosdy.
El 'Cholo' Castillo es un referente no solo del semillero en el fútbol peruano: ha trabajado con más de tres generaciones y formado grandes valores como Pedro Pablo León, Víctor Zegarra, Teófilo Cubillas, César Cueto, José Velásquez, Jaime Duarte, Luis Escobar, Juan Jayo, Waldir Sáenz o Paolo Guerrero, entre otros. Heredó la posta de su padre, Rafael Castillo Ortega, y vio también surgir como técnico a su hijo, Rafael Castillo Lazón.
Por entonces, el Cholo ya tenía más de dos décadas de trabajo en las divisiones menores del club, siempre a la espera de recibir la oportunidad. "Es un sueño cumplido", le declaró al diario La Crónica. Por ello, en este encuentro, algunos jugadores juveniles tuvieron la posibilidad de mostrarse. Esta fue la alineación íntima: Román Villanueva; Armando Lara, Orlando Lavalle, José Lugo, Jorge Charún, Rodolfo Chueco Guzmán, Julio Baylón, Víctor Zegarra, Teófilo Cubillas y Walter García. Quienes completaban el Rodillo Negro de los sesenta esa vez eran Pedro Perico León y Luis Babalú Martínez.
En la vereda del frente, resaltaban el Flaco Francisco Mendoza en el arco, José Cronómetro Ramos, Guillermo Guerrero, Medina, Pablo Muchachito Guerrero, Próspero Merino, Hernán Cachorro Castañeda, Óscar Chiclayo, Jaime Ruiz, Vallejos y Vélez. Prácticamente todo el elenco era el mismo que consiguió el ascenso en la Copa Perú. En el Elías Aguirre, el encargado de arbitrar el encuentro fue Javier Rivero. El coloso chiclayano, que por entonces no tenía las mismas dimensiones de hoy, lució un buen marco: las cifras finales arrojaron 8,106 espectadores.
Charrúa el primero
El juego empezó a dominarlo Alianza en la primera parte. De los pies de Víctor Zegarra empezaban a salir las mejores chances de gol para el club íntimo. Además, Teófilo Cubillas se mostraba incontrolable para la defensa local. Por ello, Francisco Mendoza, figura del elenco norteño, empezaba a alzarse como un punto influyente en el resultado. Sin embargo, el Flaco no resistió los constantes ataques y cedió ante Walter García a los 45, pues el puntero izquierdo de Alianza, de nacionalidad uruguaya, anotó con golpe de cabeza tras un centro de Pitín Zegarra.
Con el ingreso para el segundo tiempo de Augusto Perrito Vílchez por Jaime Ruiz en la escuadra local, el Ciclón mejoró notablemente y empezó a darle acción a Román Villanueva, quien respondió con solvencia cada vez que el balón tocaba su puerta. El asedio era constante. Los pelotazos llegaban al área visitante con frecuencia, por tanto, Orlando Lavalle y José Lugo -quienes conformaban la pareja de centrales victorianos- tomaban protagonismo en el juego aéreo.
A pesar de la insistencia del Ciclón, y la agresividad de sus volantes como Próspero Merino y Hernán Castañeda, Aurich no logró la paridad. Pero el público no se quedó con una sensación amarga porque su equipo perdió; terminó disfrutando de un partido histórico. Alianza Lima chocaba por primera ocasión ante Aurich y lo hacía en Chiclayo, con el Nene y Pitín, hace más de 44 años. Lo que no sabían, eso sí, era que habían pagado una entrada que hoy, 2011, valdría toda una historia.
Recortes: diario La Crónica
